Gálatas

Gálatas, escrito por el Apóstol Pablo, se dirige a las primeras comunidades cristianas en Galacia. Enfatiza el tema de la libertad en Cristo, argumentando en contra de la necesidad de adherirse a la ley judía para la salvación. Pablo subraya que la fe en Jesús, no la ley, trae justicia. El libro anima a vivir por el Espíritu, promoviendo el amor, la alegría y la paz sobre el legalismo. Destaca la unidad en Cristo, trascendiendo las barreras culturales y sociales, y llama a los creyentes a servirse unos a otros en amor.
Autor: Pablo
Año: Alrededor del 48-55 d.C.

Capítulos

Gálatas 2

Pablo defiende el Evangelio y confronta a Pedro en Antioquía.

1. DESPUÉS, pasados catorce años, fuí otra vez á Jerusalem juntamente con Bernabé, tomando también conmigo á Tito. 2. Empero fuí por revelación, y comuniquéles el evangelio que predico entre los Gentiles; mas particularmente á los que parecían ser algo, por no correr en vano, ó haber corrido. 3. Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, siendo Griego, fué compelido á circuncidarse.
Gálatas 3

La fe y la ley: Justificación a través de la creencia en Cristo

1. ¡OH Gálatas insensatos! ¿quién os fascinó, para no obedecer á la verdad, ante cuyos ojos Jesucristo fué ya descrito como crucificado entre vosotros? 2. Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, ó por el oir de la fe? 3. ¿Tan necios sois? ¿habiendo comenzado por el Espíritu, ahora os perfeccionáis por la carne?
Gálatas 5

Viviendo por el Espíritu y el Llamado a la Libertad en Cristo

1. ESTAD, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no volváis otra vez á ser presos en el yugo de servidumbre. 2. He aquí yo Pablo os digo, que si os circuncidareis, Cristo no os aprovechará nada. 3. Y otra vez vuelvo á protestar á todo hombre que se circuncidare, que está obligado á hacer toda la ley.
Gálatas 6

Llevando las Cargas de los Unos a los Otros y Cosechando lo que Sembramos

1. HERMANOS, si alguno fuere tomado en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restaurad al tal con el espíritu de mansedumbre; considerándote á ti mismo, porque tú no seas también tentado. 2. Sobrellevad los unos las cargas de los otros; y cumplid así la ley de Cristo. 3. Porque el que estima de sí que es algo, no siendo nada, á sí mismo se engaña.