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Mark Ting

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Trump contra el obispo: Por qué la misericordia para los marginados es un asunto cristiano

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En un evento reciente y ampliamente publicitado, el ex presidente Donald Trump exigió una disculpa de un obispo cristiano que le había pedido que mostrara misericordia hacia las comunidades marginadas, incluidos inmigrantes y jóvenes transgénero. Este enfrentamiento, que algunos han denominado la controversia de la “disculpa del obispo a Trump”, ha desatado un debate significativo sobre la naturaleza de la compasión cristiana, el papel de los líderes de la iglesia en la vida pública y cómo los creyentes deben abordar temas sociales candentes como la inmigración y la inclusión LGBTQ. También plantea una pregunta oportuna: ¿Son el cristianismo y la misericordia inseparables, y cómo deberían responder los cristianos modernos cuando el llamado a la compasión choca con las agendas políticas?

A continuación, profundizamos en los fundamentos teológicos de la misericordia cristiana, las implicaciones políticas de decir la verdad al poder y la responsabilidad de los creyentes hacia las personas marginadas. También examinaremos por qué la misericordia está en el centro del mensaje del Evangelio y cómo los cristianos, tanto progresistas como conservadores, pueden participar en un diálogo constructivo en lugar de profundizar las divisiones.

1. La controversia que desató la conversación

Según varias fuentes de noticias, esta disputa comenzó cuando el obispo, que hablaba en un servicio nacional de oración, se dirigió directamente a Donald Trump y le pidió que ejerciera misericordia hacia aquellos que se sienten marginados o amenazados, particularmente las personas transgénero y los inmigrantes indocumentados. El obispo argumentó que muchos en estos grupos viven con miedo a políticas discriminatorias, crímenes de odio o deportación. Lejos de pronunciar un sermón inflamatorio, habló con calma y apeló a las enseñanzas cristianas sobre compasión y justicia.

Trump, sin embargo, calificó públicamente sus comentarios como “desagradables” y “poco convincentes”, exigiendo que ella, y por extensión, su iglesia, emitieran una disculpa por desafiarlo. Describió su súplica como un ataque político disfrazado de oración, mientras que sus seguidores argumentaron que ella había mal utilizado el púlpito con fines partidistas. Por otro lado, muchos cristianos, incluidos clérigos de varias denominaciones, vieron la declaración del obispo como un acto profundo de testimonio cristiano. La compararon con los profetas del Antiguo Testamento que a menudo confrontaban a reyes y gobernantes, instándolos a defender la misericordia y la justicia para los vulnerables.

Este intercambio acalorado ha evolucionado desde entonces en un discurso más amplio: ¿Cómo deberían los cristianos tratar a los inmigrantes y a las personas LGBTQ, y pedir misericordia cruza inherentemente al territorio político, o es simplemente un imperativo bíblico?

2. El mandato bíblico de la misericordia

Misericordia en el Antiguo Testamento

Las Escrituras están llenas de pasajes que enfatizan el corazón de Dios por los marginados. En el Antiguo Testamento, el profeta Miqueas pregunta famosamente: “¿Qué requiere el Señor de ti sino hacer justicia, amar la misericordia y caminar humildemente con tu Dios?” (Miqueas 6:8). Esta tríada: justicia, misericordia y humildad, forma un principio central que ha guiado la ética judía y cristiana durante milenios.

Otro versículo fundamental, Levítico 19:34, llama al pueblo de Israel a tratar al extranjero que reside entre ellos como si fuera nativo. Se ordena al pueblo de Dios que ame al extraño como a sí mismos, recordando su propia historia como extranjeros en Egipto. Esta instrucción establece un precedente atemporal: nuestras historias compartidas de desplazamiento, sufrimiento y liberación deberían llevarnos a empatizar con otros que se encuentran en situaciones igualmente vulnerables.

Las enseñanzas de Jesús sobre la misericordia

Cuando nos dirigimos al Nuevo Testamento, el ministerio de Jesús amplifica este tema de compasión:

  • Mateo 5:7: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos recibirán misericordia”. Esta línea de las Bienaventuranzas revela la misericordia como una de las virtudes definitorias del reino de Cristo.
  • Mateo 25:34–40: Aquí, Jesús se identifica con el hambriento, el sediento, el extranjero y el prisionero. Enseña que lo que los creyentes hacen (o dejan de hacer) por los marginados, lo hacen (o dejan de hacer) por Él.
  • Lucas 6:36: “Sed misericordiosos, así como vuestro Padre es misericordioso”. Lejos de ser una sugerencia opcional, la misericordia es un mandato directo, ilustrando cómo los cristianos deben imitar el carácter mismo de Dios.

Una de las ilustraciones más potentes es la Parábola del Buen Samaritano (Lucas 10:25–37). En esta historia, un samaritano, miembro de un grupo despreciado por la audiencia judía de Jesús, demuestra ser el verdadero vecino cuando se detiene para ayudar a un viajero herido después de que otros han pasado de largo. La parábola subraya que el amor genuino no tiene en cuenta las fronteras sociales, étnicas o religiosas. La misericordia, según la definición de Jesús, no se limita a aquellos que consideramos moral o legalmente rectos. Se extiende a cualquiera que lo necesite.

La Iglesia Primitiva y las Enseñanzas Apostólicas

Los Apóstoles tomaron en serio las palabras de Jesús. En Santiago 2:13, el líder cristiano primitivo advierte a los creyentes que “el juicio sin misericordia se mostrará a cualquiera que no haya sido misericordioso”, concluyendo con la poderosa declaración de que “la misericordia triunfa sobre el juicio”. Esto no descarta la importancia del discernimiento moral, pero enfatiza que la gracia de Dios, encarnada por Cristo, debe reflejarse en cómo tratamos a los demás.

En resumen, la Biblia describe a un Dios que no solo ordena compasión, sino que también la personifica a través de la vida sacrificial de Cristo. El llamado a “amar a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31) está integralmente ligado a la misión cristiana, instando a los creyentes a estar con los vulnerables, ya sean inmigrantes, refugiados o miembros de la comunidad LGBTQ.

3. Ejemplos Históricos de Compasión—y Fracaso

Históricamente, el historial de la Iglesia en cuanto a misericordia ha sido mixto. Por un lado, los cristianos han participado en actos extraordinarios de caridad: estableciendo hospitales, alimentando a los pobres y ofreciendo refugio a refugiados políticos. Por ejemplo, el Movimiento Santuario de la década de 1980 vio a iglesias desafiar abiertamente la ley federal de inmigración para proteger a refugiados que huían de la violencia en Centroamérica. Estas comunidades creían que estaban viviendo el mandato bíblico de acoger al extraño, incluso cuando chocaba con la política gubernamental.

Por otro lado, las comunidades cristianas también han perpetuado injusticias. Desde la complicidad en el comercio de esclavos del Atlántico hasta la homofobia institucional, la Iglesia a veces se ha alineado con estructuras opresivas en lugar de desafiarlas. Esta dualidad subraya una tensión central: los cristianos tienen el potencial de ser poderosos agentes de misericordia, pero también pueden sucumbir a presiones culturales, políticas o institucionales que priorizan la estabilidad sobre la compasión.

El episodio de la “disculpa del obispo a Trump” refleja esta tensión: uno puede verlo ya sea como la Iglesia llamando noblemente a un líder político a defender las virtudes cristianas o como un desafortunado enredo de la fe con fines partidistas. La pregunta sigue siendo: ¿Cuándo hablamos, y a qué costo?

4. Misericordia y Política: ¿Deberían las Iglesias Permanecer Neutrales?

Una crítica clave a los comentarios del obispo es que trajo la política al púlpito. Sin embargo, los profetas bíblicos a menudo se dirigían directamente a los líderes políticos, reprendiéndolos por descuidar a la viuda, al huérfano o al extranjero. En Jeremías, por ejemplo, el profeta confronta repetidamente al rey y a sus asesores sobre cuestiones de injusticia. De manera similar, Juan el Bautista condenó valientemente las fallas morales de Herodes, un acto que finalmente le costó la vida.

¿Es la compasión política? No necesariamente. Si bien la política puede dar forma a cómo se hacen las leyes y políticas, la misericordia es una virtud teológica que precede a todos los sistemas gubernamentales. De hecho, muchos líderes cristianos argumentan que se vuelve política solo en la medida en que desafía las normas sociales, las leyes o los líderes que descuidan a los vulnerables. Cuando el obispo solicitó públicamente compasión para los inmigrantes y las personas transgénero, estaba siguiendo una larga línea de enseñanza cristiana en lugar de respaldar una agenda legislativa específica. Al pedir empatía en lugar de respaldar a un candidato o proyecto de ley en particular, se apoyó en principios cristianos en lugar de en la política partidista.

Dicho esto, el clima político moderno a menudo confunde los imperativos morales con los respaldos políticos. Los críticos pueden ver cualquier mención de la reforma migratoria, los derechos LGBTQ o la justicia social como un ataque a los ideales conservadores o como una promoción encubierta de la ideología progresista. Sin embargo, se puede argumentar que los cristianos preocupados por la justicia social simplemente están poniendo en práctica los mandatos de las Escrituras, en lugar de avanzar en una plataforma partidista en particular.

5. ¿Cómo Deberían los Cristianos Tratar a los Inmigrantes y a las Personas LGBTQ?

Más allá de la controversia inmediata, se encuentra una pregunta teológica más amplia: ¿Cómo deberían los cristianos tratar a los inmigrantes y a las personas LGBTQ? Aquí hay consideraciones clave desde una perspectiva basada en la fe:

  1. Imago Dei (Imagen de Dios)
    El cristianismo enseña que todos los individuos son creados a imagen de Dios (Génesis 1:27). Esta doctrina implica dignidad y valor inherentes. Independientemente del estatus legal o la orientación sexual, cada persona lleva una impronta divina que merece respeto y compasión.

  2. Hospitalidad al Extranjero
    Desde la bienvenida de Abraham a visitantes angelicales (Génesis 18) hasta las repetidas exhortaciones del Nuevo Testamento a mostrar hospitalidad, las Escrituras elevan consistentemente el acto de acoger al extraño. Los inmigrantes, ya sean documentados o no, encarnan ese concepto de “el extraño”. Mientras los gobiernos gestionan las fronteras y promulgan leyes, los creyentes son recordados de que mostrar bondad a los necesitados nunca es opcional.

  3. Extender Gracia a la Comunidad LGBTQ
    Aunque la interpretación de ciertos pasajes bíblicos varía mucho entre las denominaciones, hay un consenso amplio sobre mostrar amor. Incluso aquellos que sostienen una visión tradicional del matrimonio están llamados a tratar a las personas LGBTQ con empatía, cuidado y dignidad. Muchos creyentes que mantienen posiciones teológicas conservadoras también abogan contra el acoso, la discriminación y la violencia dirigidos a las minorías sexuales. En otros círculos, la plena afirmación de las identidades LGBTQ se ve como la manifestación más fiel del mandato bíblico de amar al prójimo. No importa dónde se encuentre uno, la crueldad y la exclusión están en desacuerdo con el corazón del Evangelio.

  4. Equilibrar la Ley y la Compasión
    Los cristianos que abogan por controles estrictos de inmigración o que cuestionan las prácticas afirmativas LGBTQ a menudo citan llamados bíblicos a la obediencia, el orden o la santidad. Sin embargo, esas directivas bíblicas no niegan los numerosos pasajes que enfatizan la misericordia. El desafío no es elegir entre la ley o el amor, sino encontrar formas para que la compasión informe y temple nuestros marcos legales y relaciones comunitarias.

En un evento reciente y ampliamente publicitado, el ex presidente Donald Trump exigió una disculpa de un obispo cristiano que le había pedido que mostrara misericordia hacia las comunidades marginadas, incluidos inmigrantes y jóvenes transgénero. Este enfrentamiento, que algunos han
  1. La Mayor División: Progresistas y Conservadores en la Iglesia

El incidente de Trump vs. el Obispo revela líneas de falla dentro del cristianismo moderno, a menudo dividido en campos “progresistas” vs. “conservadores”:

  • Los cristianos progresistas tienden a interpretar la Biblia a través de un lente de justicia social, enfatizando la solidaridad de Jesús con los pobres, los oprimidos y los marginados. A menudo defienden la inclusión LGBTQ y la reforma migratoria, interpretando estas posturas como un crecimiento natural de la misericordia cristiana.

  • Los cristianos conservadores frecuentemente enfatizan los valores morales tradicionales, una alta visión de la autoridad bíblica y la importancia de la responsabilidad personal. Pueden ver las posturas progresistas sobre inmigración o sexualidad como compromisos que se desvían de enseñanzas bíblicas claras. Sin embargo, los creyentes conservadores también realizan un extenso alcance: estableciendo centros de embarazo en crisis, administrando despensas de alimentos o apoyando misiones globales, y así practican actos de misericordia de manera concreta.

La realidad es mucho más matizada que una simple dicotomía. Muchos cristianos se identifican con ciertas doctrinas conservadoras pero tienen opiniones progresistas sobre el bienestar social. Otros son socialmente conservadores pero siguen siendo compasivos con problemas específicos de inmigración. De hecho, cerrar estas divisiones a menudo implica reconocer un terreno bíblico compartido, como el llamado universal al amor, y negociar respetuosamente diferentes aplicaciones de las Escrituras a contextos modernos.

7. Avanzando: Pasos Prácticos para la Iglesia

Ya sea que uno esté de acuerdo o en desacuerdo con el enfoque del obispo, la controversia sirve como una invitación a revisar cómo la Iglesia puede encarnar el cristianismo y la misericordia en un mundo polarizado. Aquí hay algunos pasos que las comunidades de fe podrían considerar:

  1. Involucrarse Profundamente con las Escrituras
    En lugar de confiar en puntos de conversación politizados, los cristianos pueden volver a la Biblia en busca de orientación. Estudios bíblicos en profundidad sobre misericordia, justicia y hospitalidad, que abarquen tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, pueden ayudar a las comunidades a discernir cómo tratar mejor a los inmigrantes y a las personas LGBTQ.

  2. Fomentar el Diálogo Civil
    Las iglesias pueden organizar foros o grupos pequeños donde los miembros aprendan a escuchar con empatía. Fomentar preguntas reflexivas, sin apresurarse a juzgar, puede difundir la tensión y promover la unidad.

  3. Invertir en el Ministerio Directo

    • Inmigrantes: Ofrecer clases de ESL, asociarse con organizaciones de ayuda legal o proporcionar vivienda segura para familias en crisis.
    • Jóvenes LGBTQ: Crear espacios seguros y de apoyo dentro de la iglesia, asegurando que nadie se sienta excluido o en riesgo de acoso. Incluso si una congregación tiene opiniones conservadoras sobre el matrimonio, aún puede ofrecer consejo, protección y amor tangible.
  1. Modelar un Liderazgo que Abrace la Misericordia
    Los pastores y líderes de la iglesia pueden predicar sobre la base bíblica de la compasión, reconociendo cualquier diferencia en la interpretación pero recordando a la congregación que el amor es primordial. Si surge la crítica, como suele suceder, el ejemplo de los profetas bíblicos indica que decir la verdad al poder puede ser costoso pero necesario.

  2. Orar por la Transformación
    La oración cambia corazones, tanto los dentro de la iglesia como los en posiciones de liderazgo. Orar regularmente por inmigrantes, refugiados, jóvenes transgénero y figuras políticas fomenta un espíritu de intercesión en lugar de hostilidad.

8. Conclusión: La Misericordia en el Corazón del Evangelio

El incidente de la “disculpa del obispo a Trump”, aunque controvertido, ofrece un recordatorio potente de que los cristianos preocupados por la justicia social ocupan una larga y venerable tradición. Desde la defensa de Moisés de los esclavos hebreos hasta el abrazo de Jesús a los leprosos y marginados, el pueblo de Dios ha sido llamado repetidamente a defender a los vulnerables, incluso si esa postura inquieta a los poderosos.

¿Cómo deberían los cristianos tratar a los inmigrantes y a las personas LGBTQ? El mensaje consistente a lo largo de las Escrituras es el amor. Ya sea que uno adhiera a una teología conservadora o progresista, los imperativos bíblicos de “acoger al extraño”, “amar al prójimo” y “ser misericordioso como vuestro Padre es misericordioso” permanecen. Esto no significa descartar convicciones sobre santidad o justicia. Más bien, significa poner la compasión al frente de cómo interpretamos y aplicamos esas convicciones.

En tiempos de intensa polarización, muchos creyentes temen que la Iglesia pierda su voz profética si permanece en silencio; otros temen que pierda su unidad si habla demasiado audazmente. Pero el testimonio general de las Escrituras muestra que la misericordia no es un extra opcional, ni es una herramienta política. Es el latido del corazón de la fe cristiana.

Para aquellos que están con el obispo, su súplica encarna la esencia del Evangelio: que cualquiera que se sienta olvidado, despreciado o marginado debería encontrar la hospitalidad radical de Cristo a través de sus seguidores. Para aquellos que están del lado de Trump, esta controversia puede servir como una llamada de atención para examinar cuidadosamente dónde termina la lealtad política y comienzan los valores del reino.

Al final, las palabras de Cristo son ciertas: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os amáis unos a otros” (Juan 13:35). El amor es la mayor apologética para el cristianismo. Cuando se enfrenta al sufrimiento humano real, la Iglesia puede responder con brazos y corazones abiertos o aferrarse a lealtades partidistas. La elección es nuestra, y el ejemplo de Jesús, que consistentemente tomó el lado de los vulnerables, nos da una dirección clara.

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En un mundo donde “misericordia para los marginados” puede convertirse en una postura controvertida, recordemos que, para los seguidores de Cristo, la compasión no es solo una política, es una piedra angular del Evangelio.

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