¿Qué pasó en la era en 1 Crónicas 21:18-26?

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En 1 Crónicas 21:18-26, nos encontramos con un momento crucial en la historia de Israel, un momento que entrelaza el juicio divino, el arrepentimiento y la misericordia divina. Este pasaje gira en torno a la era de trillar de Ornán el jebuseo, un lugar que se convierte en un sitio de gran importancia espiritual para el rey David y la nación de Israel.

Para entender los eventos en la era de trillar, primero debemos considerar el contexto que conduce a este pasaje. En 1 Crónicas 21, David, incitado por Satanás, ordena un censo de Israel. Esta acción desagrada a Dios, ya que refleja la dependencia de David en la fuerza militar en lugar de en el Señor. Como consecuencia, Dios envía al profeta Gad para ofrecer a David tres opciones de castigo: tres años de hambre, tres meses de derrota por sus enemigos o tres días de plaga. David elige la plaga, cayendo en las manos de Dios, cuya misericordia confía más que en los caprichos de los hombres.

La plaga devasta a Israel, y cuando el ángel del Señor está a punto de destruir Jerusalén, Dios se arrepiente y ordena al ángel que se detenga. Este momento de misericordia divina ocurre en la era de trillar de Ornán el jebuseo. Dios instruye a David a través de Gad para construir un altar en este sitio para ofrecer sacrificios, deteniendo así la plaga.

David obedece de inmediato. Se acerca a Ornán, que está trillando trigo, y solicita comprar la era de trillar a su precio completo para construir un altar al Señor. Ornán ofrece generosamente el sitio, junto con bueyes para holocaustos, trillos para leña y trigo para la ofrenda de cereal, todo gratis. Sin embargo, David insiste en pagar el precio completo, declarando: "No tomaré para el Señor lo que es tuyo, ni ofreceré un holocausto que no me cueste nada" (1 Crónicas 21:24, ESV). Esta declaración subraya un principio profundo de adoración: el verdadero sacrificio implica costo y compromiso personal.

David compra la era de trillar por seiscientos siclos de oro y construye un altar allí. Ofrece holocaustos y ofrendas de paz, y clama al Señor. Dios responde enviando fuego del cielo para consumir las ofrendas, significando Su aceptación. El sitio de la era de trillar, por lo tanto, se convierte en un lugar de encuentro y transformación divina.

Este evento está lleno de significado teológico y espiritual. En primer lugar, destaca la seriedad del pecado y la necesidad de arrepentimiento. El censo de David fue un acto de orgullo y autosuficiencia, y la plaga resultante fue una consecuencia directa de este pecado. Sin embargo, la respuesta de David—reconociendo su pecado, buscando la misericordia de Dios y obedeciendo Su mandato de construir un altar—demuestra el camino hacia la restauración.

En segundo lugar, la era de trillar de Ornán se convierte en un símbolo de la misericordia y gracia de Dios. A pesar de la severidad de la plaga, el mandato de Dios de cesar la destrucción y Su aceptación del sacrificio de David ilustran Su disposición a perdonar y restaurar. Este sitio, donde se evitó el juicio, más tarde se convierte en la ubicación del Templo de Salomón (2 Crónicas 3:1), el lugar central de adoración para Israel, consolidando aún más su importancia espiritual.

Además, la insistencia de David en pagar el precio completo por la era de trillar nos enseña sobre la naturaleza de la verdadera adoración. La adoración que no nos cuesta nada es vacía; la adoración genuina requiere sacrificio. Este principio se repite a lo largo de las Escrituras, recordándonos que nuestras ofrendas a Dios—ya sean tiempo, recursos o devoción—deben reflejar nuestro amor y reverencia por Él.

La narrativa también prefigura el sacrificio supremo de Jesucristo. Así como el sacrificio de David en la era de trillar detuvo la plaga, el sacrificio de Jesús en la cruz detiene la plaga del pecado para todos los que creen en Él. El fuego del cielo que consumió las ofrendas de David prefigura la aceptación divina de la obra expiatoria de Cristo, que trae reconciliación entre Dios y la humanidad.

Además, este pasaje enfatiza la importancia de la obediencia a las instrucciones de Dios. La obediencia de David al construir el altar y ofrecer sacrificios según lo ordenado por Dios fue crucial para detener la plaga. Esta obediencia es un modelo para los creyentes, ilustrando que seguir las directrices de Dios, incluso cuando es difícil o costoso, conduce a Su favor y bendiciones.

Además, la transformación de la era de trillar en un sitio sagrado demuestra cómo Dios puede redimir y santificar lugares y situaciones marcados por el pecado. Lo que comenzó como un lugar de juicio se convirtió en un lugar de adoración y presencia divina. Esta transformación es un recordatorio poderoso del poder redentor de Dios en nuestras vidas, capaz de convertir nuestros fracasos y pecados en oportunidades para que Su gracia y gloria se revelen.

La historia de la era de trillar en 1 Crónicas 21:18-26 es una narrativa profunda que encapsula temas de pecado, arrepentimiento, misericordia divina y verdadera adoración. Sirve como un recordatorio de la gravedad del pecado, la necesidad de un arrepentimiento genuino y la misericordia infinita de Dios. También nos enseña sobre el costo de la verdadera adoración y la importancia de la obediencia a los mandamientos de Dios. En última instancia, nos señala la obra redentora de Cristo, quien transforma lugares de juicio en lugares de gracia y santificación. Este pasaje, por lo tanto, tiene una relevancia y lecciones espirituales duraderas para los creyentes, animándonos a buscar la misericordia de Dios, ofrecer una verdadera adoración y confiar en Su poder redentor.

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