¿Qué creó Dios en cada día de la semana de la creación?

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El relato de la Creación, tal como se detalla en el libro del Génesis, proporciona un relato fundamental de cómo Dios trajo el universo y la vida a la existencia. Es una profunda afirmación teológica de la soberanía, creatividad e intencionalidad de Dios. La semana de la creación se describe en Génesis 1, y se desarrolla durante siete días, con cada día destacando actos específicos de creación divina. Este relato no solo transmite la secuencia de la creación, sino que también subraya la bondad inherente y el orden del trabajo de Dios.

Día 1: Luz y Oscuridad

La semana de la creación comienza con un acto dramático de discurso divino. Génesis 1:1-5 dice:

"En el principio, Dios creó los cielos y la tierra. La tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas cubrían la faz del abismo. Y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: 'Sea la luz'; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana, el primer día."

En el primer día, Dios creó la luz, disipando la oscuridad primordial que cubría la tierra. Esta luz no proviene del sol, la luna o las estrellas, que se crean más tarde, sino de una luz divina que trae orden al caos. Dios separa la luz de las tinieblas, estableciendo el ciclo de día y noche. Esta separación indica la autoridad de Dios sobre el tiempo y el espacio, preparando el escenario para el resto de la creación.

Día 2: El Cielo y las Aguas

En el segundo día, Dios continúa trayendo orden a la creación al establecer el cielo. Génesis 1:6-8 describe:

"Y dijo Dios: 'Haya un firmamento en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.' E hizo Dios el firmamento, y separó las aguas que estaban debajo del firmamento de las aguas que estaban sobre el firmamento. Y fue así. Y llamó Dios al firmamento Cielos. Y fue la tarde y la mañana, el segundo día."

Aquí, Dios crea un firmamento, o expansión, al que llama Cielos (o cielo). Este firmamento separa las aguas de arriba de las aguas de abajo, creando un entorno estructurado. El acto de separación continúa enfatizando el poder de Dios en organizar el cosmos, haciéndolo habitable y ordenado.

Día 3: Tierra, Mares y Vegetación

El tercer día está marcado por dos actos significativos de creación. Génesis 1:9-13 narra:

"Y dijo Dios: 'Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco.' Y fue así. Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno. Y dijo Dios: 'Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra.' Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana, el tercer día."

Primero, Dios junta las aguas, permitiendo que aparezca la tierra seca. Él llama a la tierra seca Tierra y a las aguas reunidas Mares. Este acto de nombrar es significativo ya que refleja el dominio de Dios sobre la creación. En segundo lugar, Dios ordena a la tierra que produzca vegetación: plantas que den semillas y árboles que den fruto. Esta introducción de la vida vegetal es vital ya que sienta las bases para sustentar la vida animal y humana futura, demostrando la previsión y provisión de Dios.

Día 4: Sol, Luna y Estrellas

En el cuarto día, Dios crea los cuerpos celestes. Génesis 1:14-19 registra:

"Y dijo Dios: 'Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años; y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra.' Y fue así. E hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana, el cuarto día."

Dios crea el sol, la luna y las estrellas para gobernar el día y la noche y para servir como marcadores para estaciones, días y años. Estos cuerpos celestes no son meramente funcionales, sino que también sirven para reflejar la gloria y el orden de Dios. El sol y la luna se describen como "la lumbrera mayor" y "la lumbrera menor", enfatizando sus roles en el orden natural. La creación de las estrellas ilustra aún más la vastedad y grandeza de la creación de Dios.

Día 5: Criaturas Marinas y Aves

El quinto día introduce la creación de criaturas vivientes en las aguas y el cielo. Génesis 1:20-23 dice:

"Y dijo Dios: 'Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos.' Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. Y Dios los bendijo, diciendo: 'Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra.' Y fue la tarde y la mañana, el quinto día."

Dios llena las aguas con una diversidad de criaturas marinas y el cielo con aves. Este acto de creación destaca la riqueza y variedad de vida que Dios trae a la existencia. Además, Dios bendice a estas criaturas, ordenándoles que sean fructíferas y se multipliquen, asegurando la perpetuación y abundancia de la vida. Esta bendición significa el cuidado y provisión continua de Dios para Su creación.

Día 6: Animales Terrestres y Humanidad

El sexto día es crucial ya que implica la creación de animales terrestres y la humanidad. Génesis 1:24-31 relata:

"Y dijo Dios: 'Produzca la tierra seres vivientes según su género: bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie.' Y fue así. E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.

Entonces dijo Dios: 'Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.' Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

Y los bendijo Dios, y les dijo Dios: 'Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla; y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.' Y dijo Dios: 'He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a toda ave de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer.' Y fue así. Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana, el sexto día."

Dios crea varios tipos de animales terrestres, cada uno según su especie, mostrando la diversidad y complejidad de la vida. El clímax del relato de la creación es la creación de la humanidad. Dios crea a los humanos a Su imagen y semejanza, distinguiéndolos del resto de la creación. Este acto de creación es único ya que implica una deliberación divina ("Hagamos al hombre a nuestra imagen") y otorga a los humanos la responsabilidad de la administración de la tierra.

Los humanos son bendecidos y se les da el mandato de ser fructíferos, multiplicarse, llenar la tierra y sojuzgarla. Se les otorga dominio sobre todas las criaturas vivientes y se les proporciona plantas para alimento. Este dominio no es una licencia para la explotación, sino un llamado a la administración responsable, reflejando el cuidado y orden de Dios en la creación.

Día 7: Descanso

La semana de la creación concluye con el séptimo día, un día de descanso. Génesis 2:1-3 describe:

"Así fueron acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el séptimo día la obra que hizo; y reposó el séptimo día de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al séptimo día, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación."

Dios descansa en el séptimo día, no porque esté cansado, sino para establecer un patrón para la humanidad. Este descanso significa la culminación y perfección de la creación. Dios bendice el séptimo día y lo santifica, estableciendo el principio del descanso sabático, que se convierte en un tema central en la teología bíblica. El sábado es un tiempo para que los humanos descansen, reflexionen y adoren, reconociendo la soberanía y provisión de Dios.

En resumen, la semana de la creación tal como se detalla en Génesis 1 es un relato teológico profundo que revela el poder, la sabiduría y la intencionalidad de Dios. Cada día de la creación se construye sobre el anterior, culminando en un cosmos armonioso y ordenado que refleja la gloria de Dios. El relato enfatiza la bondad de la creación, el estatus especial de la humanidad y la importancia del descanso y la adoración. Esta historia fundamental continúa moldeando la comprensión cristiana de la relación de Dios con el mundo y el papel de la humanidad dentro de él.

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