¿Qué es el Día de la Expiación en la Biblia?

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El Día de la Expiación, conocido en hebreo como Yom Kipur, es uno de los días santos más significativos y solemnes en el calendario judío. Se detalla extensamente en el Antiguo Testamento, particularmente en el libro de Levítico. Para comprender plenamente su importancia, debemos profundizar en sus aspectos históricos, teológicos y rituales tal como se describen en las Escrituras.

La referencia bíblica principal para el Día de la Expiación se encuentra en Levítico 16. Aquí, Dios ordena a Moisés que instruya a Aarón, el sumo sacerdote, sobre los rituales específicos que deben realizarse en este día. El capítulo comienza con un recordatorio de las muertes de los hijos de Aarón, Nadab y Abiú, quienes fueron castigados por ofrecer fuego no autorizado ante el Señor (Levítico 10:1-2). Este contexto subraya la gravedad y santidad de acercarse a la presencia de Dios.

Los Rituales del Día de la Expiación

En el Día de la Expiación, el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo, la cámara más interna del Tabernáculo (y más tarde del Templo), donde se guardaba el Arca de la Alianza. Este era el único día del año en que alguien podía entrar en este espacio sagrado, y aun así, solo el sumo sacerdote tenía permiso para hacerlo, y solo después de una preparación meticulosa.

Los rituales de Yom Kipur involucraban varios elementos clave:

  1. Sacrificios para la Expiación: El sumo sacerdote primero ofrecía un toro como ofrenda por el pecado para expiar sus propios pecados y los de su casa (Levítico 16:6). Después de esto, se seleccionaban dos cabras. Una cabra era sacrificada como ofrenda por el pecado para el pueblo de Israel (Levítico 16:15-16). La sangre de esta cabra se rociaba sobre el propiciatorio del Arca y frente a ella, simbolizando la purificación del santuario de las impurezas de los israelitas.

  2. El Chivo Expiatorio: La segunda cabra, conocida como el chivo expiatorio o Azazel, desempeñaba un papel único. El sumo sacerdote ponía sus manos sobre la cabeza de esta cabra, confesando sobre ella todas las iniquidades, transgresiones y pecados de los israelitas (Levítico 16:21). Este acto transfería simbólicamente los pecados del pueblo a la cabra, que luego era enviada al desierto, llevando consigo sus pecados (Levítico 16:22). Este ritual enfatizaba la eliminación del pecado y la impureza de la comunidad, una imagen poderosa del perdón de Dios y la purificación de Su pueblo.

  3. Purificación del Santuario: El sumo sacerdote también purificaba el santuario mismo, incluyendo el altar, rociándolo con la sangre de los animales sacrificados (Levítico 16:18-19). Este acto subrayaba la naturaleza holística de la expiación, abordando no solo los pecados de los individuos, sino también la impureza colectiva que afectaba el espacio sagrado donde Dios habitaba entre Su pueblo.

Significado Teológico

El Día de la Expiación tiene un profundo significado teológico. En su núcleo, aborda el problema del pecado y los medios por los cuales un Dios santo puede habitar entre un pueblo pecador. Los rituales subrayan varios temas teológicos clave:

  1. La Santidad de Dios: Los procedimientos elaborados y solemnes destacan la santidad absoluta de Dios y la seriedad del pecado. La cuidadosa preparación del sumo sacerdote y los rituales detallados subrayan la necesidad de pureza y reverencia al acercarse a Dios.

  2. Expiación Sustitutiva: Los sacrificios, particularmente las ofrendas por el pecado, reflejan el principio de la expiación sustitutiva, donde la muerte de un animal inocente sirve como sustituto del pecador. Este concepto encuentra su cumplimiento último en el Nuevo Testamento, donde Jesucristo es descrito como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29).

  3. Confesión y Arrepentimiento: La imposición de manos sobre el chivo expiatorio y la confesión de pecados sobre él enfatizan la importancia de reconocer y arrepentirse de los propios pecados. Este acto de confesión es un aspecto crucial del proceso de expiación, reflejando un reconocimiento sincero de la necesidad de la misericordia y el perdón de Dios.

  4. Eliminación del Pecado: El envío del chivo expiatorio simboliza la eliminación completa del pecado de la comunidad. Esta imagen poderosa prefigura la eliminación última del pecado a través de la muerte sacrificial de Jesucristo, quien llevó nuestros pecados y los eliminó tan lejos como el este está del oeste (Salmo 103:12).

Yom Kipur en la Tradición Judía

En la tradición judía, Yom Kipur se observa como un día de ayuno, oración y arrepentimiento. Es la culminación de los Diez Días de Arrepentimiento, que comienzan con Rosh Hashaná (el Año Nuevo judío). Durante este período, los individuos se dedican a la autoexaminación y buscan la reconciliación con Dios y con los demás.

En Yom Kipur, las comunidades judías se reúnen para servicios prolongados en la sinagoga, que incluyen lecturas de la Torá y la recitación de oraciones especiales, como el Vidui (confesión de pecados) y el Al Chet (una letanía de pecados). El día se caracteriza por una atmósfera solemne e introspectiva, mientras los individuos buscan enmendarse y renovar su compromiso de vivir según los mandamientos de Dios.

Cumplimiento en Cristo

Para los cristianos, el Día de la Expiación encuentra su cumplimiento último en la persona y obra de Jesucristo. El libro de Hebreos proporciona una reflexión teológica sobre cómo los rituales de Yom Kipur prefiguran y se cumplen en la muerte sacrificial de Cristo.

Hebreos 9:11-12 dice:

"Pero cuando Cristo vino como sumo sacerdote de los bienes venideros, a través de un tabernáculo más grande y más perfecto, no hecho por manos humanas, es decir, no de esta creación. No entró por medio de la sangre de machos cabríos y becerros; sino que entró en el Lugar Santísimo una vez para siempre por su propia sangre, obteniendo así redención eterna."

Cristo, como el gran sumo sacerdote, entró en el santuario celestial y ofreció Su propia sangre como el sacrificio perfecto y final por el pecado. A diferencia de los sacrificios repetidos del Antiguo Testamento, Su sacrificio fue una vez para siempre, asegurando la redención eterna para aquellos que creen en Él.

La imagen del chivo expiatorio también encuentra su cumplimiento en Cristo. Isaías 53:6 habla del Siervo Sufriente:

"Todos nosotros, como ovejas, nos hemos descarriado, cada uno se ha vuelto a su propio camino; y el Señor ha puesto sobre él la iniquidad de todos nosotros."

Jesús llevó nuestros pecados en la cruz, llevándolos y eliminando la barrera entre nosotros y Dios. A través de Su sacrificio expiatorio, somos limpiados, perdonados y reconciliados con Dios.

Conclusión

El Día de la Expiación, tal como se describe en el Antiguo Testamento, es una observancia profunda y multifacética que aborda el problema del pecado y los medios de reconciliación con un Dios santo. Sus rituales y simbolismo apuntan a la necesidad de expiación, la seriedad del pecado y la provisión de la misericordia de Dios.

Para los cristianos, Yom Kipur no es meramente un ritual antiguo, sino una prefiguración de la expiación última lograda por Jesucristo. Su muerte sacrificial cumple con los requisitos del Día de la Expiación, ofreciendo una expiación de una vez por todas que trae perdón y reconciliación a todos los que confían en Él.

Al reflexionar sobre el Día de la Expiación, se nos recuerda la profundidad del amor de Dios y las medidas a las que ha llegado para restaurarnos a Sí mismo. Nos llama a una postura de humildad, arrepentimiento y gratitud, al reconocer el increíble don de la expiación proporcionado a través de Jesucristo, nuestro gran sumo sacerdote y sacrificio perfecto.

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