Abigail es una de las mujeres más intrigantes y admirables del Antiguo Testamento, y su historia se encuentra principalmente en 1 Samuel 25. Ella emerge como una figura de sabiduría, coraje y fidelidad durante un período tumultuoso en la historia de Israel. Para entenderla completamente, es esencial profundizar en el contexto de su historia, sus acciones y las implicaciones de su vida tanto para su tiempo como para el nuestro.
Abigail era la esposa de Nabal, un hombre rico pero necio y áspero. Vivían en la región de Carmel, una zona conocida por sus pastos exuberantes y prosperidad agrícola. La época era durante el reinado del rey Saúl, pero David, que ya había sido ungido por Samuel para ser el próximo rey, vivía como un fugitivo. David y sus hombres se escondían de Saúl y a menudo dependían de la buena voluntad de la gente local para su sustento.
David y sus hombres habían estado protegiendo a los pastores y rebaños de Nabal en el desierto, asegurándose de que no fueran dañados por saqueadores. Cuando llegó el momento de esquilar las ovejas, un tiempo festivo y próspero, David envió a diez de sus hombres a Nabal para solicitar provisiones, creyendo que su protección previa merecía algo de hospitalidad.
La respuesta de Nabal no solo fue inhóspita sino también insultante. Desestimó la solicitud de David con desdén, cuestionando la identidad y legitimidad de David. “¿Quién es este David? ¿Quién es este hijo de Isaí? Muchos siervos se están escapando de sus amos estos días” (1 Samuel 25:10, NVI). Esta respuesta enfureció a David, quien entonces se preparó para atacar a Nabal y su casa.
Abigail, descrita como