En Deuteronomio 1:1-8, es Moisés quien está hablando. Este pasaje marca el comienzo del quinto libro del Pentateuco, conocido como Deuteronomio, que es esencialmente una serie de discursos pronunciados por Moisés a los israelitas. Estos discursos ocurren cuando los israelitas están a punto de entrar en la Tierra Prometida, Canaán, después de vagar en el desierto durante cuarenta años. Vamos a profundizar en el contexto y la importancia de este pasaje.
Deuteronomio 1:1-8 (ESV) dice:
Estas son las palabras que Moisés habló a todo Israel más allá del Jordán en el desierto, en el Arabá frente a Suf, entre Parán y Tofel, Labán, Hazerot y Dizahab. Es un viaje de once días desde Horeb por el camino del monte Seir hasta Cades-barnea. En el año cuarenta, el primer día del undécimo mes, Moisés habló al pueblo de Israel conforme a todo lo que el Señor le había mandado para ellos, después de haber derrotado a Sehón, rey de los amorreos, que vivía en Hesbón, y a Og, rey de Basán, que vivía en Astarot y en Edrei. Más allá del Jordán, en la tierra de Moab, Moisés se dispuso a explicar esta ley, diciendo: "El Señor nuestro Dios nos dijo en Horeb: 'Habéis permanecido bastante tiempo en este monte. Volveos y emprended vuestro viaje, e id a la región montañosa de los amorreos y a todos sus vecinos en el Arabá, en la región montañosa y en la llanura y en el Néguev y junto a la costa, la tierra de los cananeos, y el Líbano, hasta el gran río, el río Éufrates. Mirad, he puesto la tierra delante de vosotros. Entrad y tomad posesión de la tierra que el Señor juró dar a vuestros padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob, y a su descendencia después de ellos.'"
Este pasaje establece el escenario para el resto del libro, que es un recuento y reafirmación de la Ley dada a Israel. El escenario es crucial: los israelitas están estacionados "más allá del Jordán en la tierra de Moab" (Deuteronomio 1:5), listos para entrar en la Tierra Prometida. El contexto histórico también es significativo, ya que es el año cuarenta desde el Éxodo de Egipto, un período marcado por pruebas, rebeliones y guía divina.
Moisés es la figura humana central a lo largo del Pentateuco, sirviendo como líder, profeta y mediador entre Dios y los israelitas. En Deuteronomio, Moisés asume el papel de predicador, entregando sus últimas exhortaciones e instrucciones al pueblo que ha liderado durante décadas. Los versículos iniciales dejan claro que estas son "las palabras que Moisés habló a todo Israel" (Deuteronomio 1:1). Esto no es meramente un relato histórico, sino un discurso profundamente personal y pastoral.
El discurso de Moisés tiene múltiples propósitos:
Recontar la Historia: Moisés comienza recontando el viaje desde Horeb (otro nombre para el Monte Sinaí) hasta su ubicación actual. Este recuento histórico no es solo un recordatorio de eventos pasados, sino que sirve para resaltar la fidelidad de Dios y los repetidos fracasos del pueblo. Prepara el escenario para las exhortaciones y advertencias que siguen.
Reafirmar el Pacto: Moisés reitera el pacto entre Dios e Israel. Esto es crucial ya que la nueva generación de israelitas, muchos de los cuales no estuvieron presentes en el Sinaí, necesitan entender y comprometerse con el pacto antes de entrar en la Tierra Prometida.
Fomentar la Obediencia: Moisés enfatiza la obediencia a los mandamientos de Dios como la clave del éxito en la Tierra Prometida. Este tema es recurrente a lo largo de Deuteronomio, subrayando la naturaleza condicional de las bendiciones asociadas con el pacto.
En los versículos 6-8, Moisés recuerda el mandato de Dios en Horeb, instando a los israelitas a dejar la montaña y tomar posesión de la tierra prometida a sus antepasados. Este mandato es significativo por varias razones:
Iniciativa Divina: El viaje y la conquista de la Tierra Prometida son iniciados por Dios. Es Dios quien les ordena dejar Horeb y promete darles la tierra. Esto subraya el hecho de que el viaje de los israelitas y su éxito futuro están arraigados en la voluntad y promesa divina.
Cumplimiento de la Promesa: La referencia a la promesa hecha a Abraham, Isaac y Jacob destaca la continuidad del plan de Dios y su fidelidad a lo largo de las generaciones. La tierra no es solo un pedazo de territorio, sino una expresión tangible de la fidelidad del pacto de Dios.
Llamado a la Acción: El mandato de "entrar y tomar posesión de la tierra" (Deuteronomio 1:8) es un llamado a la acción. Requiere fe y obediencia por parte de los israelitas. Deben confiar en la promesa de Dios y actuar en consecuencia.
La apertura de Deuteronomio es rica en significado teológico. Subraya varios temas clave:
Fidelidad de Dios: El recuento del viaje y la promesa de la tierra resaltan la fidelidad inquebrantable de Dios. A pesar de los repetidos fracasos de los israelitas, Dios sigue comprometido con su pacto.
Responsabilidad Humana: Aunque la promesa de Dios es segura, requiere una respuesta del pueblo. Deben obedecer, confiar y actuar según los mandamientos de Dios. Esta dinámica entre la soberanía divina y la responsabilidad humana es un tema central en Deuteronomio.
Relación Pactual: Los discursos de Moisés en Deuteronomio son profundamente pactuales. Reafirman la relación especial entre Dios e Israel, una relación que es tanto un privilegio como una responsabilidad.
El papel de Moisés en este pasaje y a lo largo de Deuteronomio es multifacético. Es un líder, un profeta y un pastor. Como líder, guía al pueblo y los prepara para los desafíos que se avecinan. Como profeta, habla las palabras de Dios al pueblo, recordándoles sus obligaciones pactuales. Como pastor, cuida del pueblo, exhortándolos y animándolos a permanecer fieles.
Los discursos de Moisés en Deuteronomio son sus últimas palabras al pueblo que ha liderado durante cuarenta años. Son profundamente personales y pastorales, reflejando su amor por el pueblo y su profunda preocupación por su futuro. Sabe que su tiempo es corto y que no entrará en la Tierra Prometida con ellos. Por lo tanto, sus discursos son su legado, un último esfuerzo para preparar al pueblo para la vida en la Tierra Prometida.
Deuteronomio es un libro fundamental en el Antiguo Testamento. Sirve como un puente entre las andanzas en el desierto y la conquista de Canaán. También es una base teológica y ética para el resto del Antiguo Testamento. Muchos de los temas y leyes en Deuteronomio son repetidos y ampliados en los libros históricos, los profetas y los escritos.
El énfasis del libro en el pacto, la obediencia y la fidelidad a Dios es fundamental para entender la historia y la teología de Israel. También tiene una relevancia duradera para los cristianos hoy en día. El llamado a amar a Dios con todo el corazón, alma y fuerza (Deuteronomio 6:5) es repetido por Jesús como el mayor mandamiento (Mateo 22:37-38). Los temas de fidelidad pactual, obediencia y la importancia de la palabra de Dios son centrales para el discipulado cristiano.
En Deuteronomio 1:1-8, Moisés habla a los israelitas, recontando su viaje, reafirmando las promesas de Dios e instándolos a obedecer y confiar en Dios mientras se preparan para entrar en la Tierra Prometida. Este pasaje establece el escenario para el resto del libro, destacando temas clave de la fidelidad de Dios, la responsabilidad humana y la relación pactual entre Dios y su pueblo. Los discursos de Moisés en Deuteronomio son sus últimas exhortaciones pastorales al pueblo que ha liderado durante cuarenta años, preparándolos para el próximo capítulo en su viaje con Dios.