Génesis 24 es un capítulo crucial en el Libro de Génesis que relata la historia de cómo el siervo de Abraham, tradicionalmente identificado como Eliezer, encuentra una esposa para Isaac, el hijo de Abraham. Este capítulo está lleno de detalles narrativos y significación teológica, ofreciendo ideas sobre la providencia de Dios, su fidelidad y el desarrollo de sus promesas del pacto.
La historia comienza con Abraham, ya avanzado en edad, expresando su deseo de encontrar una esposa adecuada para Isaac, su hijo a través de quien se cumplirán las promesas del pacto de Dios. Abraham es firme en que Isaac no debe casarse con una mujer cananea, reflejando su preocupación por mantener la pureza de su linaje y fe del pacto. Instruye a su siervo para que vaya a su tierra natal y encuentre una esposa de su propio linaje.
Génesis 24:1-4 (ESV):
"Abraham era ya viejo, bien avanzado en años. Y el SEÑOR había bendecido a Abraham en todo. Y Abraham dijo a su siervo, el más viejo de su casa, que tenía a su cargo todo lo que tenía: 'Pon tu mano debajo de mi muslo, para que te haga jurar por el SEÑOR, el Dios del cielo y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo una esposa de las hijas de los cananeos, entre quienes habito, sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás una esposa para mi hijo Isaac.'"
El acto de poner una mano debajo del muslo era un juramento solemne en la cultura del antiguo Cercano Oriente, significando la seriedad de la misión del siervo. Las instrucciones de Abraham destacan su fe en la guía de Dios y su compromiso con la promesa divina.
El siervo, demostrando su lealtad y fidelidad, emprende el viaje a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor. Al llegar, ora a Dios por éxito, pidiendo una señal para identificar a la mujer adecuada para Isaac. Su oración es específica: la mujer que le ofrezca agua a él y a sus camellos será la elegida por Dios.
Génesis 24:12-14 (ESV):
"Y dijo: 'Oh SEÑOR, Dios de mi señor Abraham, por favor concédeme éxito hoy y muestra amor constante a mi señor Abraham. He aquí, estoy junto al manantial de agua, y las hijas de los hombres de la ciudad están saliendo a sacar agua. Que la joven a quien yo diga: