El Salmo 91 es uno de los salmos más apreciados y conocidos de la Biblia, ofreciendo una profunda seguridad de la protección y el consuelo de Dios. Este salmo, a menudo referido como el "Salmo del Soldado" o el "Salmo de Protección", ha sido una fuente de consuelo para innumerables creyentes a lo largo de la historia. Encapsula bellamente la promesa de seguridad divina y paz en medio de las incertidumbres y peligros de la vida.
El salmo comienza con una poderosa declaración de confianza en Dios: "El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente" (Salmo 91:1, RVR1960). Este versículo inicial establece el tono para todo el salmo, enfatizando la relación íntima entre el creyente y Dios. El "abrigo" implica un lugar de estrecha comunión y comunión con Dios, donde uno experimenta Su presencia y protección. "Morará bajo la sombra del Omnipotente" sugiere estar bajo Su cuidado y refugio, al igual que un polluelo encuentra seguridad bajo las alas de su madre.
El salmista continúa afirmando la confianza del creyente en Dios como refugio y fortaleza: "Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré" (Salmo 91:2, RVR1960). Aquí, la imagen de una fortaleza transmite la idea de fuerza y protección impenetrable. Al declarar a Dios como nuestro refugio, el salmista destaca la seguridad que se encuentra en Él, especialmente en tiempos de problemas o peligro. Confiar en Dios no es simplemente un acto pasivo, sino una declaración activa de fe y dependencia de Su poder y bondad.
El Salmo 91 luego elabora sobre las diversas formas de protección que Dios proporciona. Los versículos 3 al 6 describen la liberación del "lazo del cazador" y la "pestilencia destructora", junto con la protección del "terror nocturno" y la "flecha que vuela de día". Estas amenazas simbolizan los diversos desafíos y miedos que enfrenta la gente, ya sean peligros físicos, ataques espirituales o peligros invisibles. La seguridad aquí es que Dios es capaz de proteger a Su pueblo de todas las formas de daño, tanto visibles como invisibles.
La imagen de Dios cubriendo a Su pueblo con Sus plumas y proporcionando refugio bajo Sus alas (Salmo 91:4) enfatiza aún más Su naturaleza protectora y nutritiva. Esta metáfora evoca la imagen de un ave madre protegiendo a sus crías, destacando el cuidado tierno de Dios y la calidez de Su abrazo. La mención de la "fidelidad" de Dios como escudo y baluarte subraya Su compromiso inquebrantable con Su pueblo, reforzando la idea de que Sus promesas son confiables y firmes.
En los versículos 7 al 10, el salmista describe una escena de protección divina en medio de una calamidad generalizada: "Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará" (Salmo 91:7, RVR1960). Esta vívida imagen transmite la idea de que incluso frente a un peligro abrumador, aquellos que confían en Dios permanecerán ilesos. La seguridad no es que los creyentes nunca enfrentarán pruebas, sino que serán preservados a través de ellas por la mano poderosa de Dios.
Uno de los aspectos más reconfortantes del Salmo 91 es la promesa de protección angelical: "Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos" (Salmo 91:11, RVR1960). Este versículo asegura a los creyentes que Dios ordena a Sus ángeles que los cuiden, proporcionando guía y protección. La presencia de ángeles significa la participación activa de Dios en la vida de Su pueblo, reforzando la noción de que nunca están solos en su camino.
La parte final del salmo, los versículos 14 al 16, cambia al discurso directo de Dios, donde Él afirma Su compromiso con aquellos que lo aman y confían en Él: "Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre" (Salmo 91:14, RVR1960). Aquí, Dios promete liberación, honor y larga vida a aquellos que le son devotos. El énfasis en conocer el nombre de Dios implica una relación profunda y personal con Él, caracterizada por amor y reverencia.
La promesa final, "Lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación" (Salmo 91:16, RVR1960), encapsula la máxima seguridad de la protección y el consuelo de Dios. Esta promesa de salvación no se limita a la seguridad física, sino que se extiende al bienestar espiritual y la vida eterna. Refleja la naturaleza holística del cuidado de Dios, abarcando tanto los aspectos temporales como eternos de la existencia humana.
A lo largo de la historia cristiana, muchos han recurrido al Salmo 91 para encontrar consuelo en tiempos de miedo, incertidumbre y peligro. Sus promesas han sido una fuente de fortaleza para los soldados en batalla, individuos que enfrentan enfermedades y aquellos que soportan cualquier forma de adversidad. El atractivo perdurable del salmo radica en su profunda representación del carácter de Dios como refugio, protector y Padre amoroso.
Al reflexionar sobre el Salmo 91, es importante reconocer que la seguridad de protección no significa una vida libre de desafíos o sufrimiento. Más bien, asegura a los creyentes la presencia y el cuidado de Dios en medio de las tormentas de la vida. El salmo nos invita a cultivar una relación profunda y confiada con Dios, donde encontramos paz y seguridad bajo Sus alas.
Los teólogos y escritores espirituales a menudo han destacado el énfasis del salmo en habitar en la presencia de Dios como la clave para experimentar Su protección. A.W. Tozer, en su obra clásica "La Búsqueda de Dios", habla de la importancia de cultivar una conciencia consciente de la presencia de Dios, lo cual se alinea con el llamado del salmo a habitar en el "abrigo" del Altísimo. Este habitar no es un lugar físico, sino una postura espiritual del corazón, donde uno permanece conectado con Dios a través de la oración, la adoración y la meditación en Su Palabra.
Además, el Salmo 91 desafía a los creyentes a vivir una vida de fe y confianza, incluso cuando las circunstancias son desalentadoras. La seguridad de protección está entrelazada con el llamado a confiar en las promesas y el carácter de Dios. Charles Spurgeon, en su comentario sobre los Salmos, escribe sobre la necesidad de fe para apropiarse de las promesas de este salmo. Él enfatiza que la confianza del creyente en la protección de Dios está arraigada en una confianza firme en Su fidelidad.
En conclusión, el Salmo 91 ofrece un rico tapiz de imágenes y promesas que proporcionan seguridad de la protección y el consuelo de Dios. Su mensaje perdurable llama a los creyentes a habitar en la presencia de Dios, confiar en Su fidelidad y encontrar refugio bajo Sus alas. Ya sea enfrentando peligros físicos, batallas espirituales o las incertidumbres de la vida, este salmo nos asegura el amor y cuidado inquebrantables de Dios, invitándonos a descansar a la sombra del Omnipotente.