El Libro de Proverbios, un tesoro de sabiduría e instrucción ética, a menudo explora las complejidades del comportamiento humano y las consecuencias de nuestras acciones. Uno de los temas recurrentes en Proverbios es la distinción entre el sabio y el necio, o el justo y el malvado. En cuanto a la cuestión específica de reprender a los malvados, Proverbios ofrece una guía matizada que refleja tanto los peligros potenciales como los imperativos morales involucrados.
En Proverbios 9:7-8, encontramos una mención directa de las consecuencias de reprender a los malvados:
"El que corrige al escarnecedor se acarrea deshonra, Y el que reprende al malvado se atrae desprecio. No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca; Reprende al sabio, y te amará." (Proverbios 9:7-8, RVR1960)
Este pasaje destaca la futilidad y el posible rechazo de intentar corregir a aquellos que están arraigados en su maldad. El uso del término "escarnecedor" (o "burlador" en algunas traducciones) es significativo, ya que describe a alguien que no solo se involucra en un comportamiento malvado, sino que también se burla abiertamente de la sabiduría y la corrección moral. El proverbio advierte que tales individuos probablemente responderán con hostilidad y desprecio, en lugar de arrepentimiento o mejora.
La literatura de sabiduría de Proverbios a menudo contrasta las reacciones de diferentes tipos de personas a la corrección. Los malvados o escarnecedores reaccionan negativamente, trayendo deshonra y daño a quien intenta corregirlos. En contraste, los sabios responden positivamente a la reprensión, apreciando la corrección y creciendo a partir de ella. Esta dicotomía subraya la importancia del discernimiento al decidir cuándo y cómo ofrecer corrección.
Proverbios 15:12 elabora más sobre este tema:
"El escarnecedor no ama al que lo reprende, Ni se junta con los sabios." (Proverbios 15:12, RVR1960)
Aquí, el texto refuerza la idea de que los escarnecedores son resistentes a la corrección y es poco probable que busquen la sabiduría. Su aversión a la corrección es tan fuerte que evitan activamente a aquellos que podrían ofrecerla. Este versículo enfatiza el desafío inherente de intentar guiar o corregir a alguien que está comprometido con su propia necedad.
Además de estos versículos específicos, el contexto más amplio de Proverbios proporciona más información sobre la dinámica de la reprensión y la corrección. Proverbios 13:1 dice:
"El hijo sabio recibe el consejo del padre, Pero el burlador no escucha la reprensión." (Proverbios 13:1, RVR1960)
Este versículo contrasta las actitudes del sabio y el escarnecedor, ilustrando que la sabiduría se caracteriza por una disposición a escuchar y aprender, mientras que la burla se marca por una negativa obstinada a aceptar la corrección. La implicación es que la efectividad de la reprensión depende en gran medida de la disposición del receptor.
El Nuevo Testamento también ofrece perspectivas que se alinean con la sabiduría de Proverbios. En Mateo 7:6, Jesús aconseja:
"No deis lo santo a los perros; ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen." (Mateo 7:6, RVR1960)
Esta enseñanza refleja la precaución encontrada en Proverbios sobre los peligros de ofrecer sabiduría valiosa a aquellos que son incapaces o no están dispuestos a apreciarla. La metáfora de los perros y los cerdos sugiere que algunas personas están tan arraigadas en su rechazo a la sabiduría que cualquier intento de corregirlas no solo será infructuoso, sino que también puede provocar una respuesta hostil.
Sin embargo, es importante equilibrar esta precaución con el mandato bíblico más amplio de hablar la verdad y buscar la justicia. Aunque Proverbios advierte sobre los peligros de reprender a los malvados, no aboga por el silencio completo ante el mal. En cambio, llama al discernimiento y la sabiduría al elegir cuándo y cómo ofrecer corrección.
El Apóstol Pablo proporciona un marco útil para esto en su carta a los Gálatas:
"Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado." (Gálatas 6:1, RVR1960)
El consejo de Pablo de restaurar a un creyente "con espíritu de mansedumbre" subraya la importancia de la manera en que se ofrece la corrección. Sugiere que incluso al tratar con aquellos que se han desviado, el enfoque debe caracterizarse por la humildad y la compasión, en lugar de la dureza o la condena.
En resumen, el Libro de Proverbios proporciona una guía clara sobre las consecuencias de reprender a los malvados. Advierte que tales esfuerzos a menudo se encuentran con hostilidad y desprecio, lo que puede traer daño a quien ofrece la reprensión. Esta sabiduría se refleja en las enseñanzas de Jesús y el Apóstol Pablo, quienes enfatizan la necesidad de discernimiento y mansedumbre al ofrecer corrección. En última instancia, la sabiduría de Proverbios nos llama a equilibrar nuestro compromiso con la verdad y la justicia con una consideración cuidadosa de la probable respuesta y los medios más efectivos para lograr un cambio positivo.