El Salmo 86 es una oración profunda y sincera atribuida a David, y se destaca dentro del Salterio por su ferviente súplica por la misericordia y el amor inquebrantable de Dios. Este salmo es un hermoso tapiz tejido con temas de misericordia divina, gracia y fidelidad, revelando mucho sobre el carácter de Dios y Su relación con aquellos que lo buscan.
David comienza el Salmo 86 con un grito de ayuda: "Inclina tu oído, oh Señor, y respóndeme, porque estoy pobre y necesitado" (Salmo 86:1, ESV). Esta apertura establece el tono para todo el salmo, destacando la humildad del salmista y su dependencia de la misericordia de Dios. David reconoce su propia insuficiencia y reconoce que su única esperanza radica en la respuesta compasiva de Dios. Este es un aspecto crucial para entender la misericordia de Dios: a menudo es buscada por aquellos que son muy conscientes de su propia impotencia y necesidad.
A lo largo del salmo, David apela repetidamente al carácter de Dios como base para sus peticiones. En el versículo 3, dice: "Sé misericordioso conmigo, oh Señor, porque a ti clamo todo el día". La súplica por gracia aquí es una apelación directa a la naturaleza misericordiosa de Dios. David no basa su petición en su propia justicia o dignidad, sino únicamente en la disposición misericordiosa de Dios. Esto refleja una profunda verdad teológica: la misericordia de Dios no se gana por mérito humano, sino que se da libremente por Su naturaleza amorosa.
El Salmo 86:5 ilumina aún más esta verdad: "Porque tú, oh Señor, eres bueno y perdonador, abundante en amor inquebrantable para todos los que te invocan". Aquí, David exalta la bondad de Dios y Su disposición a perdonar. La palabra hebrea para "amor inquebrantable" utilizada aquí es "hesed", un término rico en significado que abarca la fidelidad del pacto de Dios, la bondad amorosa y la misericordia. Este versículo subraya que la misericordia de Dios no es una concesión reacia, sino un atributo abundante y desbordante de Su carácter. La misericordia de Dios es inagotable y está disponible para todos los que lo buscan.
En los versículos 6-7, David continúa enfatizando su dependencia de la misericordia de Dios: "Escucha, oh Señor, mi oración; escucha mi súplica por gracia. En el día de mi angustia te invoco, porque tú me respondes". La confianza del salmista en la respuesta de Dios se basa en su comprensión de la naturaleza misericordiosa de Dios. David sabe que Dios está atento a los clamores de Su pueblo y que responde con gracia y compasión. Esta seguridad es un aspecto vital de la fe, reconociendo que la misericordia de Dios no es solo un concepto teológico, sino una realidad vivida experimentada por aquellos que confían en Él.
Otro aspecto significativo de la misericordia de Dios destacado en el Salmo 86 es Su unicidad e incomparabilidad. En los versículos 8-10, David declara: "No hay nadie como tú entre los dioses, oh Señor, ni hay obras como las tuyas. Todas las naciones que has hecho vendrán y adorarán delante de ti, oh Señor, y glorificarán tu nombre. Porque tú eres grande y haces cosas maravillosas; solo tú eres Dios". Este reconocimiento de la grandeza y soberanía inigualables de Dios refuerza la idea de que Su misericordia también es inigualable. Ningún otro ser puede ofrecer el tipo de amor compasivo y fiel que Dios proporciona. Su misericordia es un reflejo de Su grandeza y unicidad divinas.
La súplica de David por misericordia también está entrelazada con un deseo de transformación personal y guía. En el versículo 11, ora: "Enséñame tu camino, oh Señor, para que camine en tu verdad; une mi corazón para temer tu nombre". Esta petición de instrucción y un corazón unificado revela que experimentar la misericordia de Dios no se trata solo de recibir alivio de los problemas inmediatos, sino también de acercarse más a Dios y vivir en alineación con Su verdad. La misericordia de Dios conduce a una relación más profunda con Él, caracterizada por la reverencia y la obediencia.
El reconocimiento del salmista de las experiencias pasadas de la misericordia de Dios fortalece aún más su súplica. En el versículo 13, David reflexiona: "Porque grande es tu amor inquebrantable hacia mí; has librado mi alma de las profundidades del Seol". Este recuerdo de los actos pasados de misericordia de Dios sirve como base para la confianza presente. La confianza de David en la misericordia de Dios se ve reforzada por la evidencia de la fidelidad de Dios en su propia vida. Este patrón de recordar las misericordias pasadas de Dios para reforzar la fe en Sus misericordias presentes y futuras es un tema común en los Salmos y sirve como un poderoso testimonio de la naturaleza inmutable de Dios.
En los versículos 14-17, David contrasta el carácter de Dios con las acciones de sus enemigos: "Oh Dios, hombres insolentes se han levantado contra mí; una banda de hombres despiadados busca mi vida, y no te ponen delante de ellos. Pero tú, oh Señor, eres un Dios misericordioso y clemente, lento para la ira y abundante en amor inquebrantable y fidelidad". Este contraste destaca la diferencia marcada entre la maldad humana y la misericordia divina. Mientras que los enemigos de David son despiadados y sin Dios, Dios se caracteriza por la misericordia, la gracia, la paciencia y el amor inquebrantable. Esta yuxtaposición sirve para magnificar la belleza y la fiabilidad de la misericordia de Dios frente a la oposición y la adversidad humanas.
El salmo concluye con una súplica final por la misericordia de Dios y una declaración de alabanza: "Muéstrame una señal de tu favor, para que los que me odian vean y se avergüencen porque tú, Señor, me has ayudado y consolado" (Salmo 86:17). La petición de David por una señal tangible del favor de Dios no es solo para su propia tranquilidad, sino también como un testimonio para otros de la misericordia y la fidelidad de Dios. El resultado deseado es que incluso los enemigos de David reconozcan el poder y la bondad de Dios, llevándolos a la vergüenza y potencialmente al arrepentimiento.
En resumen, el Salmo 86 ofrece una representación rica y multifacética de la misericordia de Dios. Nos enseña que la misericordia de Dios es:
El Salmo 86 invita a los creyentes a acercarse a Dios con humildad y confianza, confiando en Su naturaleza misericordiosa y buscando Su gracia en tiempos de necesidad. Nos anima a adoptar una postura de dependencia del amor inquebrantable de Dios y a reconocer que Su misericordia es un aspecto definitorio de Su relación con Su pueblo. Al meditar en este salmo, recordamos la profundidad y la riqueza de la misericordia de Dios, que está siempre presente y siempre es suficiente para todos los que lo buscan.