¿Cuál es el significado del capítulo 35 de Job?

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El capítulo 35 de Job es parte del diálogo entre Eliú y Job. Eliú, un amigo más joven de Job, ofrece su perspectiva sobre el sufrimiento de Job y la naturaleza de la justicia de Dios. Este capítulo es significativo porque aborda temas de justicia humana, justicia divina y la relación entre las acciones de Dios y el comportamiento humano. Para entender el significado del capítulo 35 de Job, debemos profundizar en el contexto del discurso de Eliú y la narrativa más amplia del Libro de Job.

Eliú comienza respondiendo a las afirmaciones anteriores de Job sobre su justicia y la aparente indiferencia de Dios hacia su sufrimiento. Job había sostenido que era inocente y que su sufrimiento era injusto, lo que lo llevó a cuestionar la justicia de Dios. La respuesta de Eliú en el capítulo 35 puede verse como un intento de corregir lo que él percibe como malentendidos de Job sobre la naturaleza de Dios y la relación entre las acciones humanas y las respuestas divinas.

Eliú comienza dirigiéndose directamente a Job:

"¿Piensas que esto es justo? Dices: ‘Tengo razón, no Dios.’ Sin embargo, le preguntas: ‘¿Qué provecho tengo yo, y qué gano al no pecar?’" (Job 35:2-3, NVI)

Eliú desafía la afirmación de Job de que su justicia no le ha traído ningún beneficio y que su sufrimiento es prueba de la injusticia de Dios. Eliú argumenta que esta perspectiva es errónea porque asume que la justicia o la maldad humana influyen directamente en las acciones de Dios hacia los individuos. Sugiere que la justicia de Dios no es transaccional y que las acciones humanas no manipulan las respuestas divinas.

Eliú luego cambia su enfoque a la naturaleza de la trascendencia de Dios y las limitaciones de la comprensión humana:

"Mira los cielos y ve; contempla las nubes tan altas sobre ti. Si pecas, ¿cómo lo afecta a él? Si tus pecados son muchos, ¿qué le haces a él? Si eres justo, ¿qué le das a él, o qué recibe de tu mano?" (Job 35:5-7, NVI)

Aquí, Eliú enfatiza la soberanía y trascendencia de Dios. Argumenta que las acciones humanas, ya sean justas o pecaminosas, no afectan la naturaleza de Dios ni su posición. Dios está exaltado sobre los cielos, y su majestad no depende del comportamiento humano. Esta perspectiva tiene como objetivo humillar a Job y recordarle la vasta brecha entre los seres humanos y lo divino.

Eliú continúa abordando el tema del sufrimiento humano y los gritos de ayuda que a menudo lo acompañan:

"La gente clama bajo una carga de opresión; suplican alivio del brazo del poderoso. Pero nadie dice: ‘¿Dónde está Dios mi Hacedor, que da canciones en la noche, que nos enseña más de lo que enseña a las bestias de la tierra y nos hace más sabios que las aves del cielo?’" (Job 35:9-11, NVI)

Eliú reconoce que las personas a menudo claman a Dios en tiempos de angustia, buscando alivio de su sufrimiento. Sin embargo, critica la tendencia a buscar a Dios solo en tiempos de problemas, sin un deseo genuino de conocerlo o entender sus caminos. Eliú sugiere que la verdadera sabiduría proviene de buscar a Dios por quien es, no solo por lo que puede proporcionar en tiempos de necesidad.

Eliú también aborda el aparente silencio de Dios en respuesta al sufrimiento humano:

"Él no responde cuando la gente clama debido a la arrogancia de los malvados. De hecho, Dios no escucha su súplica vacía; el Todopoderoso no le presta atención." (Job 35:12-13, NVI)

Eliú argumenta que el silencio de Dios no es una señal de indiferencia o injusticia, sino más bien una respuesta a la arrogancia y la insinceridad de los seres humanos. Sugiere que Dios no está obligado a responder a los gritos de ayuda que están motivados por el egoísmo o la falta de fe genuina. Esta perspectiva desafía a Job a examinar la sinceridad de sus propias súplicas y a considerar la posibilidad de que los caminos de Dios están más allá de la comprensión humana.

Finalmente, Eliú concluye reafirmando la grandeza de Dios y las limitaciones de la comprensión humana:

"Así que Job abre su boca con palabras vacías; sin conocimiento multiplica palabras." (Job 35:16, NVI)

Las palabras finales de Eliú en este capítulo son una reprimenda a Job, acusándolo de hablar sin verdadera comprensión. Eliú cree que las quejas y afirmaciones de Job sobre la justicia de Dios se basan en un conocimiento humano limitado y no tienen en cuenta la vastedad de la sabiduría de Dios y la complejidad de sus caminos.

En resumen, el significado del capítulo 35 de Job radica en el intento de Eliú de corregir la comprensión de Job sobre la justicia de Dios y la relación entre las acciones humanas y las respuestas divinas. Eliú enfatiza la trascendencia y soberanía de Dios, argumentando que la justicia o la maldad humana no afectan la naturaleza de Dios ni sus acciones. Desafía a Job a buscar una comprensión más profunda de Dios, más allá del deseo inmediato de alivio del sufrimiento. El discurso de Eliú sirve como un recordatorio de las limitaciones de la comprensión humana y la importancia de la humildad ante la sabiduría divina.

La narrativa más amplia del Libro de Job finalmente conduce a un encuentro divino donde Dios mismo habla con Job, enfatizando aún más los temas de la soberanía divina y las limitaciones de la comprensión humana. La historia de Job es una exploración profunda del sufrimiento, la fe y el misterio de los caminos de Dios, y el capítulo 35 es una parte crucial de esta exploración, ofreciendo una perspectiva que desafía las nociones simplistas de la justicia divina y la justicia humana.

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