¿Quién escribió el Salmo 34 y por qué?

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El Salmo 34 es una pieza profundamente apreciada de poesía bíblica que ha ofrecido consuelo, aliento y guía a innumerables creyentes a lo largo de los siglos. Este salmo se atribuye a David, una de las figuras más prominentes del Antiguo Testamento, conocido por sus roles como pastor, guerrero, rey y salmista. La inscripción al comienzo del Salmo 34 proporciona un contexto específico para su composición: "De David, cuando cambió su comportamiento ante Abimelec, de modo que lo echó, y él se fue" (Salmo 34:1, ESV). Esta nota histórica es crucial para entender tanto la autoría como las circunstancias que dieron origen a este salmo.

La vida de David estuvo marcada por una serie de eventos dramáticos, y el Salmo 34 se origina en uno de esos episodios. El trasfondo se puede encontrar en 1 Samuel 21:10-15. David, huyendo del rey Saúl que buscaba matarlo, buscó refugio en la tierra de los filisteos, específicamente en la ciudad de Gat. Sin embargo, cuando los siervos de Aquis, el rey de Gat (referido como Abimelec en el salmo, un título similar a "Faraón" en Egipto), reconocieron a David y lo llevaron ante el rey, David temió por su vida. Para escapar, David fingió estar loco, dejando que la saliva corriera por su barba y actuando de una manera que convenció a Aquis de que estaba loco. Aquis entonces lo despidió, y David pudo huir.

Este salmo, por lo tanto, surge de un momento de intensa crisis personal y liberación divina. La reacción de David a su escape no es de auto-felicitación por su astucia, sino de profunda gratitud a Dios. El Salmo 34 es un himno de alabanza y acción de gracias al Señor por su protección y liberación. Refleja la profunda confianza de David en Dios y su comprensión de que su seguridad y éxito están en última instancia en manos de Dios.

La estructura del Salmo 34 es acróstica, lo que significa que cada verso comienza con una letra sucesiva del alfabeto hebreo. Esta forma literaria no es solo una elección estilística, sino que sirve para subrayar la integridad y el orden de la atención y provisión de Dios. El salmo se puede dividir en varias secciones, cada una destacando diferentes aspectos de la experiencia de David y su relación con Dios.

La primera sección (versículos 1-3) es una llamada a la alabanza. David comienza declarando su intención de bendecir al Señor en todo momento e invita a otros a unirse a él en magnificar al Señor y exaltar su nombre juntos. Este aspecto comunitario de la adoración es significativo, ya que subraya la importancia de la fe compartida y la acción de gracias colectiva.

"Bendeciré al Señor en todo tiempo; su alabanza estará continuamente en mi boca. Mi alma se gloriará en el Señor; oigan los humildes y alégrense. Engrandezcan al Señor conmigo, y exaltemos a una su nombre" (Salmo 34:1-3, ESV)

En la segunda sección (versículos 4-7), David relata su experiencia personal de buscar al Señor y ser liberado de sus temores. Él enfatiza que aquellos que miran a Dios son radiantes y nunca serán avergonzados. El testimonio de David es el de un hombre que clamó en desesperación y fue escuchado por el Señor, quien lo salvó de todos sus problemas. Esta sección destaca la accesibilidad de Dios y su capacidad de respuesta a aquellos que lo invocan.

"Busqué al Señor, y él me respondió y me libró de todos mis temores. Los que miran a él son radiantes, y sus rostros nunca serán avergonzados. Este pobre clamó, y el Señor lo oyó y lo salvó de todos sus problemas. El ángel del Señor acampa alrededor de los que le temen, y los libra" (Salmo 34:4-7, ESV)

La tercera sección (versículos 8-14) es una invitación a experimentar la bondad de Dios y un llamado a vivir rectamente. David insta a sus oyentes a "gustar y ver que el Señor es bueno" y les asegura que aquellos que se refugian en Él son bendecidos. Les anima a temer al Señor, lo que en términos bíblicos significa vivir en asombro y reverencia hacia Él, y promete que aquellos que lo hacen no carecerán de nada bueno. David luego proporciona consejos prácticos sobre cómo vivir una vida recta, enfatizando la importancia de hablar la verdad, apartarse del mal y buscar la paz.

"¡Gusten y vean que el Señor es bueno! ¡Bendito el hombre que se refugia en él! Teman al Señor, ustedes sus santos, porque los que le temen no carecen de nada. Los leoncillos necesitan y tienen hambre; pero los que buscan al Señor no carecen de ningún bien.

Vengan, hijos, escúchenme; les enseñaré el temor del Señor. ¿Quién es el hombre que desea la vida y ama muchos días, para ver el bien? Guarda tu lengua del mal y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela" (Salmo 34:8-14, ESV)

La cuarta sección (versículos 15-22) contrasta el destino de los justos con el de los malvados. David asegura a sus lectores que los ojos del Señor están sobre los justos y sus oídos atentos a su clamor. El Señor está cerca de los quebrantados de corazón y salva a los abatidos de espíritu. Aunque los justos puedan enfrentar muchas aflicciones, el Señor los libra de todas. En contraste, los malvados enfrentarán condenación y su memoria perecerá. Esta sección subraya la justicia última de Dios y su compromiso con aquellos que le son fieles.

"Los ojos del Señor están sobre los justos y sus oídos atentos a su clamor. El rostro del Señor está contra los que hacen el mal, para cortar de la tierra la memoria de ellos. Cuando los justos claman por ayuda, el Señor los oye y los libra de todos sus problemas. El Señor está cerca de los quebrantados de corazón y salva a los abatidos de espíritu.

Muchas son las aflicciones de los justos, pero el Señor lo libra de todas. Él guarda todos sus huesos; ni uno de ellos es quebrantado. La aflicción matará a los malvados, y los que odian a los justos serán condenados. El Señor redime la vida de sus siervos; ninguno de los que se refugian en él será condenado" (Salmo 34:15-22, ESV)

La composición de David del Salmo 34 es un acto profundo de adoración y testimonio. Sirve como un recordatorio de la fidelidad de Dios y el poder de su liberación. El salmo también proporciona sabiduría práctica para vivir una vida que agrada a Dios, caracterizada por la reverencia, la rectitud y la confianza en su provisión.

En la literatura cristiana, el Salmo 34 ha sido referenciado y expuesto por muchos teólogos y escritores. Por ejemplo, Charles Spurgeon, en su obra clásica "El Tesoro de David", ofrece un rico comentario sobre este salmo, destacando sus temas de liberación divina y la bienaventuranza de aquellos que confían en Dios. Spurgeon escribe: "El temor de Dios es el fundamento de toda verdadera religión. Es el principio de la sabiduría, la evidencia de que hemos sido enseñados por Dios y la raíz de toda obediencia genuina".

Además, el Salmo 34 ha sido una fuente de inspiración para himnos y canciones de adoración a lo largo de la historia cristiana. Sus temas de alabanza, liberación y la bondad de Dios resuenan profundamente con los creyentes que han experimentado la fidelidad de Dios en sus propias vidas.

En conclusión, el Salmo 34, escrito por David, es un testimonio de la liberación y fidelidad de Dios en tiempos de angustia. Es una llamada a la adoración, un testimonio de rescate divino, una invitación a experimentar la bondad de Dios y una guía para vivir rectamente. La experiencia de David de ser salvado de una situación desesperada por la intervención de Dios es un poderoso recordatorio de que los ojos de Dios siempre están sobre los justos y sus oídos atentos a sus clamores. Este salmo continúa ofreciendo esperanza y aliento a todos los que buscan refugio en el Señor.

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