¿Quién escribió el Salmo 59?

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El Salmo 59, como muchos otros salmos, se atribuye al Rey David. La superscripción del salmo proporciona un contexto específico y un trasfondo histórico para su composición. Dice: "Para el director de música. Al tono de 'No destruyas'. De David. Un miktam. Cuando Saúl había enviado hombres a vigilar la casa de David para matarlo" (Salmo 59:1, NVI). Esta introducción es crucial ya que establece el escenario para comprender las circunstancias bajo las cuales David escribió este salmo en particular.

La vida de David, tal como se registra en los libros de 1 Samuel y 2 Samuel, estuvo marcada por numerosas pruebas y tribulaciones, muchas de las cuales estaban directamente relacionadas con su relación con el Rey Saúl. Saúl, el primer Rey de Israel, inicialmente acogió a David en su servicio después de la famosa victoria de David sobre Goliat. Sin embargo, la actitud de Saúl hacia David rápidamente se agrió debido a los celos y al miedo de la creciente popularidad de David y el evidente favor de Dios sobre él. Estos celos llevaron a Saúl a buscar repetidamente la vida de David.

El evento específico mencionado en la superscripción del Salmo 59 se puede encontrar en 1 Samuel 19:11-18. Saúl, en su implacable persecución de David, envió hombres a la casa de David para vigilarlo y matarlo por la mañana. La esposa de David, Mical, que también era hija de Saúl, advirtió a David del peligro y lo ayudó a escapar por una ventana. Esta situación peligrosa es el telón de fondo del Salmo 59, lo que lo convierte en una súplica profundamente personal y urgente por la liberación.

En el Salmo 59, David comienza llamando a Dios para que lo libere de sus enemigos: "Líbrame de mis enemigos, oh Dios; sé mi fortaleza contra los que me atacan" (Salmo 59:1, NVI). La imagen de Dios como una fortaleza es un tema recurrente en los salmos de David, reflejando su dependencia de la protección de Dios en tiempos de peligro. La súplica de David no es solo por seguridad física, sino también por vindicación contra las falsas acusaciones y la persecución injusta que enfrenta.

La fe de David en la justicia de Dios es evidente a lo largo del salmo. Expresa confianza en que Dios no solo lo protegerá, sino que también hará justicia: "Pero tú, Señor, te ríes de ellos; te burlas de todas esas naciones. Tú eres mi fuerza, espero en ti; tú, Dios, eres mi fortaleza, mi Dios en quien puedo confiar" (Salmo 59:8-10, NVI). Esta confianza en la soberanía y justicia de Dios es una característica distintiva de la relación de David con Dios. A pesar de la amenaza inmediata a su vida, David sigue confiando en que Dios está en control y que finalmente lo vindicará.

El salmo también contiene elementos de oración imprecatoria, donde David pide el juicio de Dios sobre sus enemigos: "No los mates, Señor nuestro escudo, o mi pueblo lo olvidará. Con tu poder desarraígalos y derríbalos" (Salmo 59:11, NVI). Los salmos imprecatorios pueden ser desafiantes para los lectores modernos, pero reflejan una profunda confianza en la justicia de Dios y un deseo de que la rectitud triunfe sobre la maldad. La llamada de David al juicio no está impulsada por la venganza personal, sino por un deseo de que prevalezca la justicia de Dios.

A lo largo del Salmo 59, David oscila entre expresiones de miedo y fe, desesperación y esperanza. Esta tensión es un reflejo de la experiencia humana, donde la fe a menudo se pone a prueba en el crisol del sufrimiento. La honestidad de David al expresar sus emociones a Dios es un modelo para los creyentes, demostrando que es posible aferrarse a la fe incluso en medio del miedo y la incertidumbre.

El salmo concluye con una declaración de alabanza: "Pero yo cantaré de tu fuerza, por la mañana cantaré de tu amor; porque tú eres mi fortaleza, mi refugio en tiempos de angustia. Tú eres mi fuerza, te canto alabanzas; tú, Dios, eres mi fortaleza, mi Dios en quien puedo confiar" (Salmo 59:16-17, NVI). Este final es un poderoso testimonio de la fe inquebrantable de David en la bondad y fidelidad de Dios. A pesar del peligro inmediato, David elige centrarse en la fuerza y el amor de Dios, convirtiendo su miedo en adoración.

El Salmo 59 es una profunda reflexión de la relación de David con Dios, caracterizada por la confianza, la honestidad y la adoración. Proporciona una ventana al corazón de un hombre que, a pesar de sus defectos y fracasos, estaba profundamente comprometido a buscar la presencia de Dios y confiar en Su protección. El contexto histórico del salmo, arraigado en la tumultuosa relación de David con Saúl, añade profundidad a su mensaje, recordando a los lectores la realidad siempre presente de la protección y justicia de Dios.

En conclusión, el Salmo 59 fue escrito por David durante un tiempo de intenso peligro personal y persecución. Es una poderosa expresión de su fe en la protección y justicia de Dios, caracterizada por una profunda confianza en la soberanía de Dios y un compromiso con la adoración incluso en medio del miedo. La súplica honesta y sincera de David por la liberación, junto con su confiada declaración de alabanza, hace del Salmo 59 una oración atemporal y relevante para los creyentes que enfrentan sus propias pruebas y tribulaciones.

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