¿Cuál es el significado del Salmo 91?

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El Salmo 91 es uno de los Salmos más apreciados y citados en la Biblia, ofreciendo un profundo consuelo y seguridad a los creyentes. Este Salmo a menudo se refiere como el "Salmo de Protección" porque retrata vívidamente la promesa de Dios de seguridad y refugio para aquellos que confían en Él. Para entender el significado completo del Salmo 91, es esencial profundizar en sus versículos y explorar las ricas imágenes y promesas contenidas en él.

El Salmo comienza con una poderosa declaración en los versículos 1-2:

"El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré."

Estas líneas iniciales establecen el tono para todo el Salmo. La imagen de habitar al abrigo del Altísimo y morar bajo la sombra del Omnipotente transmite una sensación de cercanía íntima y protección. Los términos "Altísimo" y "Omnipotente" enfatizan el poder supremo y la soberanía de Dios. El salmista declara su confianza en Dios, reconociéndolo como su refugio y fortaleza. Esta declaración personal de fe es crucial porque establece la base para las promesas que siguen.

En los versículos 3-4, el salmista continúa:

"Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad."

Aquí, el salmista usa metáforas vívidas para describir la protección de Dios. El "lazo del cazador" simboliza trampas y peligros que podrían atraparnos, mientras que la "peste destructora" representa enfermedades o calamidades que amenazan la vida. La imagen de ser cubierto con las plumas de Dios y encontrar refugio bajo sus alas evoca la imagen de un ave madre protegiendo a sus crías. Esta imagen tierna y nutritiva tranquiliza a los creyentes sobre el cuidado y la protección de Dios. Además, la fidelidad de Dios se compara con un escudo y adarga, enfatizando su fiabilidad y firmeza en defender a su pueblo.

Los versículos 5-6 proporcionan más garantías:

"No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya."

Estos versículos enumeran varias formas de peligro, tanto visibles como invisibles, que pueden causar miedo. El "terror nocturno" se refiere a las amenazas desconocidas que pueden acecharnos, mientras que la "saeta que vuele de día" simboliza ataques visibles y directos. La "pestilencia que ande en oscuridad" y la "mortandad que en medio del día destruya" abarcan peligros ocultos y eventos catastróficos. El salmista asegura a los creyentes que no necesitan temer estas amenazas porque la protección de Dios abarca todos los tiempos y circunstancias.

Los versículos 7-8 destacan la magnitud de la protección de Dios:

"Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos."

Estos versículos enfatizan la magnitud del poder protector de Dios. Incluso cuando están rodeados de calamidad y destrucción generalizadas, los fieles permanecerán ilesos. La frase "mas a ti no llegará" subraya la naturaleza personal de la protección de Dios. La seguridad del creyente no es solo una promesa general, sino una garantía específica. La mención de ver la recompensa de los impíos implica que la justicia de Dios prevalecerá finalmente, y los fieles serán testigos de las consecuencias de la maldad sin ser afectados por ella.

En los versículos 9-10, el salmista reitera la base de esta protección divina:

"Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada."

Estos versículos reafirman la importancia de hacer del Señor el lugar de morada. Al elegir vivir en una relación cercana con Dios y buscar refugio en Él, los creyentes tienen la seguridad de su protección. La promesa de que ningún mal o plaga tocará su morada refuerza la idea del cuidado abarcador de Dios, extendiéndose incluso a sus hogares y seres queridos.

Los versículos 11-12 introducen el papel de los ángeles en el plan protector de Dios:

"Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra."

El salmista revela que la protección de Dios es tan completa que Él manda a sus ángeles para que guarden a su pueblo. El papel de los ángeles es asegurar que los creyentes estén protegidos en todos sus caminos, previniendo incluso daños menores. Esta asistencia divina subraya la extensión del cuidado de Dios y las medidas que toma para proteger a sus hijos.

Los versículos 13-14 transmiten un sentido de victoria y favor divino:

"Sobre el león y el áspid pisarás; hollarás al cachorro de león y al dragón. Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre."

La imagen de pisar animales peligrosos como leones y serpientes significa triunfo sobre amenazas formidables. Esta victoria no se logra a través de la fuerza del creyente, sino a través de la liberación de Dios. El versículo destaca la relación recíproca entre el creyente y Dios: porque el creyente se aferra a Dios en amor y conoce su nombre, Dios promete liberación y protección. Esta relación se basa en la confianza, el amor y una conexión personal profunda con Dios.

Los versículos 15-16 concluyen el Salmo con las promesas directas de Dios:

"Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación."

Estos versículos encapsulan la esencia del compromiso de Dios con sus fieles. Dios promete responder cuando lo llamen, estar presente con ellos en tiempos de angustia, rescatarlos y honrarlos. La promesa de una larga vida y la revelación de la salvación de Dios significan las bendiciones últimas de una vida vivida en estrecha relación con Dios.

Por lo tanto, el Salmo 91 es una declaración profunda de la protección y el cuidado de Dios para aquellos que confían en Él. Enfatiza la importancia de una relación personal con Dios, caracterizada por la confianza, el amor y la dependencia de su poder y fidelidad. El Salmo tranquiliza a los creyentes de que, sin importar los peligros o amenazas que enfrenten, la protección de Dios es abarcadora e inquebrantable. Este mensaje de protección divina y seguridad ha resonado con los creyentes a lo largo de los siglos, proporcionando consuelo y fortaleza en tiempos de miedo e incertidumbre.

En la literatura cristiana, el Salmo 91 a menudo se ha referido como una fuente de esperanza y aliento. Por ejemplo, Charles Spurgeon, en su comentario "El Tesoro de David", expone las promesas del Salmo y enfatiza la importancia de habitar en la presencia de Dios. Él escribe: "Las bendiciones aquí prometidas no son para todos los creyentes, sino para aquellos que viven en estrecha comunión con Dios." La percepción de Spurgeon subraya la naturaleza condicional de las promesas: son para aquellos que buscan activamente y mantienen una relación cercana con Dios.

Además, en "La Búsqueda de Dios", A.W. Tozer habla de la necesidad de buscar la presencia de Dios como el refugio y fuente de fortaleza definitiva. Las reflexiones de Tozer se alinean con los temas del Salmo 91, destacando el poder transformador de habitar en la presencia de Dios y la paz que proviene de confiar en su protección.

En conclusión, el Salmo 91 ofrece un mensaje atemporal de la protección y el cuidado inquebrantables de Dios para aquellos que confían en Él. Invita a los creyentes a cultivar una relación profunda y personal con Dios, caracterizada por la confianza, el amor y la dependencia de su poder y fidelidad. Al hacerlo, pueden experimentar la paz profunda y la seguridad que proviene de habitar al abrigo del Altísimo y morar bajo la sombra del Omnipotente.

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