¿Cuál es la profecía contra Moab en Isaías 15-16?

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La profecía contra Moab en Isaías 15-16 es una representación conmovedora y vívida del juicio inminente sobre la nación de Moab, una región al este del Mar Muerto. Estos capítulos ofrecen una narrativa sombría que refleja la tristeza y la devastación que caerán sobre Moab debido a su orgullo e idolatría. La profecía no es solo un relato histórico, sino que también sirve como una lección teológica sobre las consecuencias de alejarse de Dios.

Isaías 15 comienza con una declaración de la desolación inminente de Moab: "Profecía sobre Moab. Ar en Moab está arruinada, destruida en una noche! Kir en Moab está arruinada, destruida en una noche!" (Isaías 15:1, NVI). La rapidez de la destrucción subraya la severidad del juicio de Dios. Las ciudades de Ar y Kir, centros significativos en Moab, son representadas como devastadas de la noche a la mañana, destacando la naturaleza rápida y completa de la calamidad.

El texto procede a describir el luto y la lamentación generalizados entre los moabitas. "Dibón sube a su templo, a sus lugares altos para llorar; Moab gime sobre Nebo y Medeba. Toda cabeza está rapada y toda barba cortada" (Isaías 15:2, NVI). El rapado de cabezas y barbas significa un luto profundo y desesperación. El pueblo de Moab busca consuelo en sus templos y lugares altos, pero sus gritos son inútiles ya que sus dioses son impotentes para salvarlos.

La imagen de llanto y desolación continúa en los versículos 3-4: "En las calles visten de cilicio; en los techos y en las plazas públicas todos gimen, postrados con llanto. Hesbón y Elealeh claman, sus voces se oyen hasta Jahaz. Por eso los hombres armados de Moab claman, y sus corazones desfallecen" (Isaías 15:3-4, NVI). Toda la nación está sumida en el dolor, desde la gente común hasta los guerreros. Los gritos de Hesbón y Elealeh, ciudades significativas en Moab, se oyen por todas partes, indicando el alcance extenso del desastre.

En el versículo 5, el profeta expresa su propio dolor por Moab: "Mi corazón clama por Moab; sus fugitivos huyen hasta Zoar, hasta Eglat Selisiya. Suben la colina a Luhit, llorando mientras van; en el camino a Horonaim lamentan su destrucción" (Isaías 15:5, NVI). Este versículo destaca la compasión del profeta, a pesar del juicio pronunciado. Refleja el corazón de Dios, que no se complace en la destrucción de los malvados, sino que desea el arrepentimiento y la restauración.

El capítulo 16 continúa la lamentación y ofrece un rayo de esperanza para Moab. "Envía corderos como tributo al gobernante de la tierra, desde Sela, a través del desierto, hasta el monte de la Hija de Sion" (Isaías 16:1, NVI). Este versículo sugiere que Moab debe someterse a Judá y buscar refugio bajo la protección de Sion. Es una invitación para que Moab se humille y busque la paz con el pueblo de Dios.

Los versículos 2-4 detallan la difícil situación de los refugiados moabitas: "Como aves revoloteando empujadas del nido, así son las mujeres de Moab en los vados del Arnón. 'Decídete,' dice Moab. 'Toma una decisión. Haz tu sombra como la noche—al mediodía. Esconde a los fugitivos, no traiciones a los refugiados. Deja que los fugitivos moabitas se queden contigo; sé su refugio del destructor'" (Isaías 16:2-4, NVI). La imagen de aves revoloteando transmite la vulnerabilidad y desesperación de las mujeres y niños moabitas. Moab pide protección y asilo, destacando su situación desesperada.

El versículo 5 presenta una esperanza mesiánica: "En amor se establecerá un trono; en fidelidad se sentará un hombre—uno de la casa de David—uno que en juzgar busca justicia y acelera la causa de la rectitud" (Isaías 16:5, NVI). Este versículo apunta al futuro reinado del Mesías, un descendiente de David, que establecerá un reino justo y recto. Ofrece esperanza no solo para Moab, sino para todas las naciones que se vuelvan a Dios.

Sin embargo, la profecía vuelve al tema del juicio en los versículos 6-8: "Hemos oído del orgullo de Moab—¡cuán grande es su arrogancia!—de su vanidad, su orgullo y su insolencia; pero sus jactancias son vacías. Por eso los moabitas gimen, gimen juntos por Moab. Lamenten y lloren por las tortas de pasas de Kir Hareset. Los campos de Hesbón se marchitan, las viñas de Sibma también. Los gobernantes de las naciones han pisoteado las mejores viñas, que una vez alcanzaron Jazer y se extendieron hacia el desierto. Sus brotes se extendieron y llegaron hasta el mar" (Isaías 16:6-8, NVI). La causa raíz de la caída de Moab se identifica como el orgullo y la arrogancia. Sus jactancias y autosuficiencia se vuelven insignificantes ante el juicio divino. Los campos y viñedos una vez fértiles son devastados, simbolizando la totalidad de su destrucción.

El capítulo concluye con una reiteración del dolor del profeta por Moab: "Así que lloro, como llora Jazer, por las viñas de Sibma. Hesbón y Elealeh, os empapo con lágrimas! Los gritos de alegría por tu fruto maduro y por tus cosechas han sido silenciados. La alegría y el gozo se han quitado de los huertos; nadie canta ni grita en los viñedos; nadie pisa el vino en los lagares, porque he puesto fin a los gritos" (Isaías 16:9-10, NVI). El cese de la alegría y la celebración en Moab refleja la profundidad de su sufrimiento y pérdida. Las lágrimas del profeta reflejan el dolor de Dios por el juicio que debe venir debido al corazón impenitente de Moab.

Los versículos finales, 11-14, enfatizan la inevitabilidad e inminencia de la caída de Moab: "Mi corazón lamenta por Moab como un arpa, mi ser más íntimo por Kir Hareset. Cuando Moab aparece en su lugar alto, solo se cansa; cuando va a su santuario a orar, es en vano. Esta es la palabra que el Señor ya ha hablado sobre Moab. Pero ahora el Señor dice: 'Dentro de tres años, como un siervo atado por contrato los contaría, el esplendor de Moab y toda su mucha gente serán despreciados, y sus sobrevivientes serán muy pocos y débiles'" (Isaías 16:11-14, NVI). La profecía concluye con un marco de tiempo específico para la destrucción de Moab, subrayando la certeza de la palabra de Dios. A pesar de sus esfuerzos por buscar ayuda de sus dioses, el destino de Moab está sellado, y su esplendor una vez grande será reducido a insignificancia.

En resumen, la profecía contra Moab en Isaías 15-16 es una narrativa profunda que combina imágenes vívidas, emoción profunda y perspicacia teológica. Sirve como un recordatorio poderoso de las consecuencias del orgullo y la idolatría y la importancia de la humildad y el arrepentimiento. La profecía también ofrece un atisbo de esperanza a través de la promesa de un gobernante justo y recto de la casa de David. Para el lector contemporáneo, estos capítulos subrayan la verdad eterna de que el juicio de Dios es justo, pero su corazón siempre está inclinado hacia la misericordia y la restauración para aquellos que se vuelven a Él.

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