La cuestión de lo que dice la Biblia sobre Alá es una cuestión matizada, que requiere una consideración cuidadosa de los contextos teológicos, históricos y lingüísticos. El término "Alá" es la palabra árabe para "Dios" y es utilizado por cristianos y judíos de habla árabe, así como por musulmanes. Sin embargo, en el uso contemporáneo, particularmente en el mundo occidental, "Alá" se asocia predominantemente con la concepción islámica de Dios. Para abordar esta cuestión desde una perspectiva cristiana no denominacional, debemos explorar la comprensión bíblica de Dios, compararla con la comprensión islámica y considerar las implicaciones para el diálogo interreligioso.
La Biblia presenta una descripción completa y multifacética de Dios, enfatizando Sus atributos, acciones y relación con la humanidad. Central en la narrativa bíblica es el concepto de monoteísmo: la creencia en un Dios único, todopoderoso, omnisciente y omnipresente. Esto es fundamental tanto para el Antiguo como para el Nuevo Testamento.
En el Antiguo Testamento, Dios se revela a Moisés con el nombre "Yahvé" (a menudo traducido como "SEÑOR" en las traducciones al inglés), lo que significa Su naturaleza eterna y autoexistente (Éxodo 3:14). Dios es descrito como el Creador del universo (Génesis 1:1), el Sustentador de la vida (Salmo 104:30) y el Redentor de Su pueblo (Isaías 43:1).
El Nuevo Testamento continúa esta tradición monoteísta pero introduce una comprensión más compleja de la naturaleza de Dios a través de la doctrina de la Trinidad. Dios es revelado como un Ser en tres Personas: el Padre, el Hijo (Jesucristo) y el Espíritu Santo. Esto se ve en pasajes como Mateo 28:19, donde Jesús ordena a Sus discípulos bautizar "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo", y en el prólogo del Evangelio de Juan, que identifica a Jesús como el Verbo que "estaba con Dios y era Dios" (Juan 1:1).
El Islam, al igual que el cristianismo, es una religión monoteísta, y los musulmanes adoran a Alá como el único Dios verdadero. La concepción islámica de Dios comparte varios atributos con la descripción bíblica: Alá es el Creador, Sustentador y Soberano del universo. Sin embargo, existen diferencias teológicas significativas entre las dos religiones.
La teología islámica enfatiza fuertemente la unicidad de Dios (tawhid) y rechaza cualquier división de la esencia de Dios. El Corán niega explícitamente la doctrina cristiana de la Trinidad y la divinidad de Jesús (Sura 4:171). Alá es descrito como absolutamente trascendente e incomparable, sin socios ni iguales (Sura 112:1-4).
Aunque tanto la Biblia como el Corán afirman la existencia de un Dios que es el Creador y Sustentador de todas las cosas, las diferencias en sus descripciones son profundas y de gran alcance.
Naturaleza y atributos: La Biblia presenta a Dios como tanto trascendente como inmanente: Él está por encima y más allá de Su creación, pero íntimamente involucrado en ella. Esto se ejemplifica en la Encarnación, donde Dios se hace hombre en la persona de Jesucristo (Juan 1:14). En contraste, la teología islámica enfatiza la absoluta trascendencia y otredad de Alá, haciendo inconcebible cualquier forma de encarnación.
Aspecto relacional: El Dios bíblico es profundamente relacional, invitando a los humanos a una relación de pacto con Él. Esto se ve en las interacciones de Dios con los patriarcas, la nación de Israel y, en última instancia, a través de la persona de Jesucristo, quien llama a Sus seguidores amigos (Juan 15:15). En el Islam, aunque Alá es misericordioso y compasivo, la relación entre Alá y los humanos es más la de un amo con sus siervos, con un fuerte énfasis en la sumisión (Islam significa "sumisión" en árabe).
Salvación y redención: El cristianismo enseña que la salvación es un don de la gracia de Dios, recibido a través de la fe en Jesucristo (Efesios 2:8-9). La muerte y resurrección de Jesús son centrales en este plan redentor (1 Corintios 15:3-4). El Islam, por otro lado, enseña que la salvación se logra a través de la sumisión a la voluntad de Alá, la adhesión a los Cinco Pilares del Islam y vivir una vida recta. No existe el concepto de un salvador que expíe los pecados de la humanidad; cada persona es responsable de sus propios actos (Sura 53:38-39).
La Biblia aborda la existencia de otros dioses y creencias religiosas en varios lugares, a menudo en el contexto de advertencias contra la idolatría y el sincretismo. En el Antiguo Testamento, el primero de los Diez Mandamientos declara: "No tendrás otros dioses delante de mí" (Éxodo 20:3). Los profetas frecuentemente denuncian la adoración de dioses extranjeros, enfatizando que solo Yahvé es el verdadero Dios (Isaías 45:5).
En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo reconoce la existencia de otros llamados dioses pero afirma que para los cristianos, "hay un solo Dios, el Padre, de quien proceden todas las cosas y para quien vivimos; y un solo Señor, Jesucristo, por medio de quien existen todas las cosas y por medio de quien vivimos" (1 Corintios 8:6). Pablo también se involucra con las creencias religiosas de sus contemporáneos, como se ve en su discurso en el Areópago, donde habla del "dios desconocido" a quien los atenienses adoraban e identifica a este Dios como el único verdadero Creador (Hechos 17:22-31).
Aunque las diferencias teológicas entre el cristianismo y el islam son significativas, es esencial abordar el diálogo interreligioso con respeto, comprensión y un compromiso de buscar puntos en común. Ambas religiones afirman la existencia de un Dios, la importancia de la oración y el llamado a vivir una vida moral y recta. Estos valores compartidos pueden servir como base para el respeto mutuo y la cooperación.
Además, los cristianos están llamados a amar a sus vecinos, incluidos aquellos de diferentes religiones (Marcos 12:31). Este amor se expresa no solo en palabras sino en acciones que demuestran compasión, amabilidad y un interés genuino en el bienestar de los demás. Participar en un diálogo respetuoso permite una comprensión más profunda de las creencias de los demás y fomenta un espíritu de paz y buena voluntad.
En resumen, aunque la Biblia no menciona específicamente a Alá por nombre, proporciona un marco robusto para comprender la naturaleza de Dios, que puede ser comparado y contrastado con la concepción islámica de Alá. La descripción bíblica de Dios, tal como se revela tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, enfatiza Su naturaleza relacional, redentora y trinitaria, que difiere significativamente de la comprensión islámica de la unicidad y trascendencia absolutas de Alá.
A medida que los cristianos se relacionan con musulmanes y otros de diferentes religiones, es crucial hacerlo con respeto, empatía y un compromiso con la verdad. Al comprender las distinciones y los puntos en común teológicos, los creyentes pueden articular mejor su fe y construir puentes de entendimiento y amistad con aquellos que tienen creencias diferentes.