¿Qué dice el Corán sobre la Biblia?

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La relación entre el Corán y la Biblia es un tema de gran interés tanto para musulmanes como para cristianos. Como pastor cristiano no denominacional, es esencial abordar este tema con respeto, comprensión y un compromiso con la verdad. El Corán, el libro sagrado del Islam, de hecho hace referencia a la Biblia, y comprender estas referencias puede ayudar a fomentar el diálogo y el respeto mutuo entre las dos religiones.

En primer lugar, es importante señalar que el Corán reconoce la Torá (Tawrat), los Salmos (Zabur) y el Evangelio (Injil) como revelaciones anteriores de Dios. Estos textos se denominan colectivamente como el "Gente del Libro" (Ahl al-Kitab). El Corán tiene en alta estima estas escrituras y las considera parte de la revelación divina de Dios. Por ejemplo, la Sura 3:3 dice:

"Él ha hecho descender sobre ti, [Oh Muhammad], el Libro con la verdad, confirmando lo que había antes de él. Y reveló la Torá y el Evangelio."

Este versículo indica que el Corán se ve a sí mismo como una continuación y confirmación de las revelaciones dadas a los profetas de la Biblia. El Corán enfatiza que estas escrituras anteriores eran verdaderas y provinieron del mismo Dios que reveló el Corán a Muhammad.

Además, la Sura 5:46-47 menciona:

"Y enviamos, siguiendo sus pasos, a Jesús, el hijo de María, confirmando lo que había antes de él en la Torá; y le dimos el Evangelio, en el cual había guía y luz y confirmando lo que le precedió de la Torá como guía e instrucción para los justos. Y que la Gente del Evangelio juzgue por lo que Alá ha revelado en él. Y quien no juzgue por lo que Alá ha revelado, entonces esos son los desobedientes desafiantes."

Este pasaje reconoce el Evangelio dado a Jesús y la Torá que lo precedió, enfatizando su papel como guía y luz. También llama a la Gente del Evangelio a adherirse a sus escrituras.

Sin embargo, el Corán también sugiere que las escrituras anteriores han sido alteradas o corrompidas con el tiempo. La Sura 2:75-79 expresa esta preocupación:

"¿Acaso esperáis [Oh creyentes] que ellos crean por vosotros mientras que un grupo de ellos solía escuchar las palabras de Alá y luego distorsionar la Torá después de haberla entendido mientras sabían? Y cuando se encuentran con los que creen, dicen: 'Hemos creído'; pero cuando están solos unos con otros, dicen: '¿Hablas con ellos sobre lo que Alá te ha revelado para que puedan argumentar contigo sobre ello ante tu Señor?' ¿Entonces no razonarás? ¿Pero no saben que Alá sabe lo que ocultan y lo que declaran? Y entre ellos hay analfabetos que no conocen la Escritura excepto en pensamientos deseosos, pero solo están asumiendo. Así que, ¡ay de aquellos que escriben la 'escritura' con sus propias manos, luego dicen: 'Esto es de Alá', para cambiarlo por un pequeño precio! ¡Ay de ellos por lo que sus manos han escrito y ay de ellos por lo que ganan."

Este pasaje refleja la visión coránica de que algunos individuos han distorsionado las escrituras anteriores para sus propios fines. Es importante notar que esta crítica está dirigida a grupos o individuos específicos en lugar de a todo el cuerpo de la escritura.

Desde una perspectiva cristiana, es esencial reconocer que la Biblia ha sido sometida a una extensa crítica textual y análisis histórico. Los Rollos del Mar Muerto, por ejemplo, han proporcionado valiosos conocimientos sobre la integridad textual del Antiguo Testamento. De manera similar, se han descubierto numerosos manuscritos tempranos del Nuevo Testamento, lo que permite a los eruditos reconstruir los textos originales con un alto grado de precisión. Aunque hay variaciones entre los manuscritos, el mensaje y las enseñanzas centrales de la Biblia han permanecido consistentes.

Además, la Biblia misma enfatiza la importancia de preservar y transmitir con precisión la palabra de Dios. En Deuteronomio 4:2, Moisés instruye a los israelitas:

"No añadirás a la palabra que te mando, ni quitarás de ella, para que guardes los mandamientos del SEÑOR tu Dios que te mando."

De manera similar, el Nuevo Testamento advierte contra alterar el mensaje del Evangelio. En Apocalipsis 22:18-19, Juan escribe:

"A todos los que oyen las palabras de la profecía de este libro, les advierto: si alguno añade algo a ellas, Dios le añadirá a él las plagas descritas en este libro, y si alguno quita palabras de este libro de profecía, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa, que se describen en este libro."

Estos pasajes subrayan el compromiso bíblico de preservar la integridad de la palabra de Dios.

Además de la evidencia textual, el registro histórico y arqueológico apoya la fiabilidad de la Biblia. Numerosos descubrimientos arqueológicos han corroborado relatos bíblicos, dando credibilidad a la validez histórica de las escrituras. Por ejemplo, el descubrimiento de la civilización hitita, que una vez se pensó que era un mito bíblico, confirmó la existencia de este antiguo pueblo mencionado en el Antiguo Testamento.

Los eruditos y teólogos cristianos también han participado en diálogos interreligiosos con eruditos musulmanes para comprender mejor la perspectiva coránica sobre la Biblia. Este diálogo ha llevado a una apreciación más profunda del patrimonio compartido entre el cristianismo y el islam y ha fomentado el respeto y la comprensión mutuos.

Un ejemplo notable de tal diálogo es el trabajo de Kenneth Cragg, un obispo anglicano y erudito del islam. En su libro "The Call of the Minaret", Cragg explora la visión coránica de la Biblia y enfatiza la importancia de reconocer el terreno común entre las dos religiones. Él escribe:

"El reconocimiento del Corán de las escrituras anteriores es un punto de contacto significativo entre el islam y el cristianismo. Proporciona una base para el diálogo y el respeto mutuo, incluso cuando reconocemos nuestras diferencias."

El trabajo de Cragg destaca el potencial para un compromiso constructivo entre cristianos y musulmanes basado en una reverencia compartida por la revelación de Dios.

En conclusión, el Corán reconoce la Biblia como parte de la revelación divina de Dios, reconociendo la Torá, los Salmos y el Evangelio como escrituras anteriores. Sin embargo, el Corán también expresa preocupaciones sobre la posible distorsión de estos textos por parte de ciertos individuos. Desde una perspectiva cristiana, la Biblia ha sido preservada con un alto grado de integridad textual, respaldada por evidencia histórica y arqueológica. Participar en un diálogo respetuoso con eruditos musulmanes puede ayudar a fomentar la comprensión mutua y la apreciación del patrimonio compartido entre el cristianismo y el islam. En última instancia, ambas religiones pueden beneficiarse al reconocer el terreno común proporcionado por sus respectivas escrituras y trabajar juntas para promover la paz y la comprensión en un mundo diverso.

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