Después de Su resurrección, Jesucristo emprendió una serie de eventos significativos y transformadores que culminaron en Su ascensión al cielo. La ascensión es un momento crucial en la teología cristiana, marcando la culminación del ministerio terrenal de Jesús y Su regreso al Padre. Para entender a dónde fue Jesús después de Su resurrección, necesitamos explorar los relatos bíblicos y las implicaciones teológicas de estos eventos.
El Nuevo Testamento proporciona relatos detallados de las actividades de Jesús después de Su resurrección. Según los Evangelios y el Libro de los Hechos, Jesús se apareció a Sus discípulos y a muchos otros durante un período de cuarenta días. Estas apariciones no fueron solo para probar Su resurrección, sino también para enseñar, animar y comisionar a Sus seguidores para la misión que tenían por delante.
Apariciones Post-Resurrección
La primera aparición de Jesús resucitado fue a María Magdalena, como se registra en el Evangelio de Juan. En Juan 20:14-17, María se encuentra con Jesús cerca de la tumba, pero inicialmente no lo reconoce. Cuando Él la llama por su nombre, ella se da cuenta de quién es. Jesús le instruye: "No me retengas, porque aún no he subido al Padre. Ve en cambio a mis hermanos y diles: 'Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.'" Este pasaje destaca la intención de Jesús de regresar al Padre, un tema central para entender Su viaje post-resurrección.
Después de esto, Jesús se apareció a dos discípulos en el camino a Emaús (Lucas 24:13-35). Este encuentro es significativo ya que Jesús explica las Escrituras concernientes a Él mismo, mostrando cómo Su vida, muerte y resurrección cumplen las profecías del Antiguo Testamento. Esta aparición enfatiza la continuidad del plan redentor de Dios y el cumplimiento de Sus promesas a través de Jesús.
Jesús también se apareció a Sus discípulos en múltiples ocasiones, incluyendo una aparición notable en una habitación cerrada donde les mostró Sus heridas y sopló sobre ellos, impartiendo el Espíritu Santo (Juan 20:19-23). Otra aparición significativa ocurrió junto al Mar de Galilea, donde Jesús reinstauró a Pedro y le dio la misión de "apacentar mis ovejas" (Juan 21:15-17). Estas apariciones sirvieron para asegurar a los discípulos, fortalecer su fe y prepararlos para su futuro ministerio.
La Ascensión
El clímax de las apariciones post-resurrección de Jesús es Su ascensión al cielo. El relato más detallado de este evento se encuentra en Hechos 1:9-11. Después de pasar cuarenta días con Sus discípulos, enseñándoles sobre el reino de Dios, Jesús los lleva al Monte de los Olivos. Allí, les da la Gran Comisión, instruyéndolos a ser Sus testigos "en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra" (Hechos 1:8). Al terminar de hablar, es llevado ante sus propios ojos, y una nube lo oculta de su vista. Dos ángeles entonces aparecen y les dicen a los discípulos: "Este mismo Jesús, que ha sido llevado de vosotros al cielo, vendrá de la misma manera que le habéis visto ir al cielo."
La ascensión es un momento profundo que significa varias verdades teológicas clave. En primer lugar, marca la exaltación de Jesús. Habiendo completado Su misión terrenal, Jesús ahora está sentado a la derecha del Padre, una posición de honor y autoridad (Efesios 1:20-23). Esta exaltación es un cumplimiento de la profecía mesiánica en el Salmo 110:1, donde David escribe: "El Señor dijo a mi Señor: 'Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.'"
En segundo lugar, la ascensión significa el comienzo de una nueva fase en el plan redentor de Dios. La partida física de Jesús de la tierra no significa que esté ausente de Sus seguidores. En cambio, allana el camino para la venida del Espíritu Santo, quien empoderará a los discípulos para continuar la obra de Jesús. En Juan 16:7, Jesús les dice a Sus discípulos: "Pero en verdad os digo que os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré." La llegada del Espíritu Santo en el día de Pentecostés, como se describe en Hechos 2, confirma esta promesa y marca el nacimiento de la Iglesia.
Implicaciones Teológicas
La ascensión también tiene profundas implicaciones para nuestra comprensión del ministerio continuo de Jesús. Hebreos 4:14-16 describe a Jesús como nuestro gran sumo sacerdote que ha ascendido al cielo y ahora intercede por nosotros ante el Padre. Este papel intercesor es crucial para los creyentes, ya que nos asegura la presencia continua de Jesús y su defensa en nuestro favor. El autor de Hebreos escribe: "Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que ha atravesado los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado."
Además, la ascensión subraya la esperanza del regreso de Jesús. El mensaje de los ángeles a los discípulos en Hechos 1:11 nos asegura que Jesús volverá de la misma manera en que ascendió. Esta promesa de Su regreso es un principio central de la escatología cristiana, proporcionando a los creyentes esperanza y motivación para vivir fielmente en anticipación de Su segunda venida.
Conclusión
En resumen, después de Su resurrección, Jesús se apareció a Sus discípulos y a otros durante un período de cuarenta días, enseñándoles y preparándolos para su misión. Su ascensión al cielo marcó la culminación de Su ministerio terrenal y Su exaltación a la derecha del Padre. Este evento también significó el comienzo de una nueva fase en el plan redentor de Dios, con la venida del Espíritu Santo y el nacimiento de la Iglesia. Teológicamente, la ascensión nos asegura el ministerio intercesor continuo de Jesús y la esperanza de Su regreso. Como creyentes, estamos llamados a vivir a la luz de estas verdades, manteniendo firmemente nuestra fe y anticipando con ansias el día en que Jesús volverá.