El evangelismo es un principio central de la fe cristiana, y entender cómo la Biblia lo define es crucial para cualquiera que busque vivir su fe de manera auténtica. El término "evangelismo" proviene de la palabra griega "euangelion", que significa "buenas noticias" o "evangelio". Así, el evangelismo se trata fundamentalmente de compartir las buenas noticias de Jesucristo con los demás. Sin embargo, esta simple definición abarca un rico tapiz de enseñanzas y ejemplos bíblicos que proporcionan una comprensión más completa.
La Gran Comisión, que se encuentra en Mateo 28:18-20, es quizás el mandato bíblico más explícito para el evangelismo. Aquí, Jesús ordena a sus seguidores:
"Toda autoridad en el cielo y en la tierra me ha sido dada. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado. Y seguramente estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo."
Este pasaje describe varios componentes clave del evangelismo: ir, hacer discípulos, bautizar y enseñar. Enfatiza que el evangelismo no se trata solo de convertir a las personas, sino de nutrirlas para que se conviertan en seguidores maduros de Cristo.
Otra escritura fundamental para entender el evangelismo es Hechos 1:8, donde Jesús dice a sus discípulos:
"Pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes; y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra."
Aquí, Jesús destaca el papel del Espíritu Santo en empoderar a los creyentes para ser sus testigos. Por lo tanto, el evangelismo no es solo un esfuerzo humano, sino una misión guiada por el Espíritu. La progresión geográfica de Jerusalén hasta los confines de la tierra también significa el alcance universal del evangelismo, trascendiendo las fronteras culturales y étnicas.
El apóstol Pablo proporciona más información sobre la naturaleza del evangelismo en sus cartas. En Romanos 10:14-15, escribe:
"¿Cómo, entonces, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin que alguien les predique? ¿Y cómo predicarán a menos que sean enviados? Como está escrito: '¡Qué hermosos son los pies de los que anuncian buenas noticias!'"
Pablo subraya la necesidad de predicar y la belleza de aquellos que difunden el evangelio. También enfatiza el proceso secuencial: enviar, predicar, escuchar, creer e invocar al Señor. Este pasaje deja claro que el evangelismo implica una proclamación clara del mensaje del evangelio.
La Biblia también proporciona numerosos ejemplos de evangelismo en acción. En el Libro de los Hechos, vemos a los apóstoles y a los primeros cristianos participando en diversas formas de evangelismo. Por ejemplo, el sermón de Pedro en Pentecostés (Hechos 2) resultó en la conversión de unas 3,000 personas. El encuentro de Felipe con el eunuco etíope (Hechos 8:26-40) demuestra el evangelismo personal, donde explica las Escrituras y bautiza al eunuco. Los viajes misioneros de Pablo (Hechos 13-28) ilustran el evangelismo estratégico, donde planta iglesias y entrena líderes.
El evangelismo también está profundamente arraigado en el Antiguo Testamento. El llamado de Abraham en Génesis 12:1-3 incluye una promesa de que "todas las familias de la tierra serán bendecidas a través de ti". Esta bendición universal encuentra su cumplimiento en Jesucristo y la difusión del evangelio. La literatura profética, particularmente Isaías, habla de un siervo sufriente que será una luz para las naciones (Isaías 49:6), señalando la misión mesiánica que incluye el evangelismo.
La Biblia también aborda la actitud y el carácter de aquellos que evangelizan. En 1 Pedro 3:15, se instruye a los creyentes:
"Pero en sus corazones reverencien a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para dar una respuesta a todos los que les pidan razón de la esperanza que tienen. Pero háganlo con gentileza y respeto."
Este versículo destaca la importancia de la preparación, el respeto y la gentileza en el evangelismo. No se trata de ganar argumentos, sino de compartir la esperanza que tenemos en Cristo de una manera que honre la dignidad de los demás.
Además, la Biblia habla del aspecto comunitario del evangelismo. En Juan 13:34-35, Jesús dice:
"Un mandamiento nuevo les doy: Ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, también deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros."
El amor y la unidad entre los creyentes sirven como un poderoso testimonio para el mundo. El evangelismo no es solo una tarea individual, sino un testimonio comunitario. La iglesia primitiva en Hechos 2:42-47 ejemplificó esto al dedicarse a la enseñanza de los apóstoles, la comunión, el partimiento del pan y la oración, y el Señor añadía a su número diariamente a los que se iban salvando.
Además de las referencias bíblicas, la literatura cristiana ha explorado extensamente el concepto de evangelismo. Por ejemplo, J.I. Packer en su libro "Evangelismo y la Soberanía de Dios" discute la relación entre la soberanía de Dios y la responsabilidad humana en el evangelismo. Argumenta que, aunque Dios es soberano en la salvación, usa agentes humanos para cumplir sus propósitos. Esta perspectiva se alinea con la representación bíblica del evangelismo como una asociación divina-humana.
De manera similar, en "El Plan Maestro de la Evangelización", Robert E. Coleman enfatiza la importancia del discipulado en el evangelismo. Examina el método de Jesús de entrenar a un pequeño grupo de discípulos que, a su vez, discipularían a otros. Este enfoque subraya la naturaleza relacional y reproducible del evangelismo.
Por lo tanto, el evangelismo es multifacético. Involucra proclamación, enseñanza, bautismo y discipulado. Es empoderado por el Espíritu Santo y está arraigado en el amor y la unidad de la comunidad cristiana. Trasciende las fronteras culturales y étnicas, con el objetivo de alcanzar a todas las naciones. Requiere preparación, respeto y gentileza. Es tanto una responsabilidad individual como comunitaria.
En términos prácticos, el evangelismo puede tomar muchas formas. Puede ser predicación pública, conversaciones personales, actos de servicio o incluso escritura y medios de comunicación. La clave es que comunique el evangelio, las buenas noticias de Jesucristo, de manera clara y convincente.
La esencia del mensaje del evangelio está encapsulada en pasajes como Juan 3:16:
"Porque de tal manera amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna."