La frase "de gloria en gloria" es un concepto profundo y rico que está profundamente arraigado en la teología cristiana, particularmente en el Nuevo Testamento. Habla del viaje transformador de los creyentes a medida que crecen en su relación con Dios y se vuelven más como Cristo. Para entender esta transformación, necesitamos profundizar en el contexto bíblico, explorar las implicaciones teológicas y reflexionar sobre cómo este proceso se manifiesta en la vida de un creyente.
La frase "de gloria en gloria" se encuentra en 2 Corintios 3:18, donde el apóstol Pablo escribe: "Y todos nosotros, con el rostro descubierto, contemplamos la gloria del Señor, y somos transformados a su imagen con una gloria cada vez mayor, la cual proviene del Señor, que es el Espíritu" (NVI). Este versículo es parte de un discurso más amplio donde Pablo contrasta el antiguo pacto, representado por la ley dada a Moisés, con el nuevo pacto establecido a través de Jesucristo.
En el antiguo pacto, el rostro de Moisés brillaba con la gloria de Dios después de que lo encontró en el Monte Sinaí, pero tuvo que cubrir su rostro con un velo porque los israelitas tenían miedo de mirarlo (Éxodo 34:29-35). Este velo simbolizaba la separación entre Dios y la humanidad debido al pecado. Sin embargo, en el nuevo pacto, este velo se quita a través de Cristo, permitiendo a los creyentes contemplar la gloria de Dios directamente y ser transformados por ella.
La transformación "de gloria en gloria" se refiere a la santificación progresiva de los creyentes. La santificación es el proceso por el cual los cristianos son hechos santos, volviéndose más como Cristo en carácter y conducta. Esta transformación no es instantánea, sino que ocurre gradualmente a medida que los creyentes crecen en su fe y profundizan su relación con Dios.
Uno de los aspectos clave de esta transformación es la obra del Espíritu Santo. En 2 Corintios 3:18, Pablo enfatiza que esta transformación "proviene del Señor, que es el Espíritu". El Espíritu Santo juega un papel crucial en el proceso de santificación, guiando, convenciendo y empoderando a los creyentes para vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. Jesús prometió el Espíritu Santo a sus discípulos como un ayudante y guía (Juan 14:16-17), y es a través del Espíritu que los creyentes pueden experimentar esta transformación.
El concepto de "gloria" en la Biblia a menudo se refiere a la manifestación de la presencia de Dios y sus atributos divinos. En el Antiguo Testamento, la gloria de Dios a menudo se asociaba con manifestaciones físicas, como la nube que llenaba el tabernáculo (Éxodo 40:34-35) o el fuego en el Monte Sinaí (Éxodo 24:17). En el Nuevo Testamento, la gloria de Dios se revela más plenamente en la persona de Jesucristo. Juan 1:14 declara: "El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, la gloria del Hijo único, que vino del Padre, lleno de gracia y verdad" (NVI).
A medida que los creyentes contemplan la gloria del Señor, son transformados a su imagen. Esta transformación implica una renovación de la mente y el corazón, como se describe en Romanos 12:2: "No se conformen a este mundo, sino sean transformados por la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta" (NVI). La renovación de la mente es un aspecto crucial del proceso de santificación, ya que permite a los creyentes discernir y vivir de acuerdo con la voluntad de Dios.
El proceso de transformación "de gloria en gloria" también implica sufrimiento y pruebas. Santiago 1:2-4 anima a los creyentes a considerar como un gozo puro cuando enfrentan pruebas porque la prueba de su fe produce perseverancia, llevando a la madurez y la integridad. De manera similar, Romanos 5:3-5 habla de regocijarse en los sufrimientos porque producen perseverancia, carácter y esperanza. Estos pasajes destacan que la transformación a menudo ocurre a través de experiencias difíciles y desafiantes, refinando a los creyentes y acercándolos a Dios.
Además, la transformación "de gloria en gloria" es un proceso comunitario. El Nuevo Testamento enfatiza la importancia del cuerpo de Cristo, la iglesia, en la santificación de los creyentes. Efesios 4:11-16 habla de los diversos roles dentro de la iglesia y cómo trabajan juntos para edificar el cuerpo de Cristo, llevando a la madurez y la unidad en la fe. El aliento mutuo, la responsabilidad y el apoyo dentro de la comunidad cristiana son vitales para el crecimiento y la transformación de los creyentes.
La literatura cristiana también ha explorado el concepto de transformación "de gloria en gloria". Por ejemplo, C.S. Lewis, en su libro "Mero Cristianismo", discute la idea de volverse más como Cristo y el papel del Espíritu Santo en este proceso. Escribe: "El verdadero Hijo de Dios está a tu lado. Está comenzando a convertirte en algo similar a Él mismo. Está comenzando, por así decirlo, a 'inyectar' su tipo de vida y pensamiento, su Zoe, en ti; comenzando a convertir al soldado de hojalata en un hombre vivo. La parte de ti que no le gusta es la parte que todavía es de hojalata" (Lewis, 1952).
De manera similar, John Piper, en su libro "Deseando a Dios", enfatiza la alegría y la satisfacción que provienen de contemplar la gloria de Dios y ser transformados por ella. Escribe: "Dios es más glorificado en nosotros cuando estamos más satisfechos en Él. La lucha por la alegría en Dios es una lucha por verlo como Él es y saborearlo por encima de todas las cosas" (Piper, 1986). El énfasis de Piper en encontrar alegría en Dios se alinea con el tema bíblico de la transformación a través de la contemplación de la gloria de Dios.
La transformación "de gloria en gloria" apunta en última instancia a la esperanza de la gloria futura. Mientras que los creyentes experimentan un anticipo de esta transformación en sus vidas terrenales, la plenitud de ella se realizará en el futuro escatológico cuando Cristo regrese. 1 Juan 3:2 declara: "Queridos amigos, ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos aún no se ha manifestado. Pero sabemos que cuando Cristo aparezca, seremos como él, porque lo veremos tal como es" (NVI). Esta esperanza futura motiva a los creyentes a perseverar en su fe y continuar creciendo en su relación con Dios.
En conclusión, la Biblia describe la transformación "de gloria en gloria" como un proceso dinámico y progresivo de santificación, habilitado por el Espíritu Santo y arraigado en la contemplación de la gloria del Señor. Esta transformación implica la renovación de la mente, la superación de pruebas y la participación en la comunidad cristiana. En última instancia, es un viaje hacia volverse más como Cristo y experimentar la plenitud de la gloria de Dios tanto ahora como en el futuro. Este concepto profundo anima a los creyentes a buscar continuamente la presencia de Dios, abrazar la obra del Espíritu Santo y vivir su fe con esperanza y perseverancia.