El adventismo del séptimo día es una denominación cristiana protestante que surgió en el siglo XIX durante el Segundo Gran Despertar en los Estados Unidos. Es conocido por su énfasis en el regreso inminente de Jesucristo y la observancia del sábado, el séptimo día de la semana, como el día de reposo. Si bien los adventistas del séptimo día comparten muchas creencias con otros cristianos protestantes, también tienen doctrinas y prácticas distintivas que los diferencian. Al profundizar en las creencias fundamentales de los adventistas del séptimo día, es importante abordar el tema con respeto y comprensión, reconociendo el rico tapiz de tradiciones de fe dentro del cristianismo.
En el corazón de la teología adventista del séptimo día está el compromiso con la Biblia como la autoridad suprema en asuntos de fe y práctica. Los adventistas creen que las escrituras son inspiradas por Dios y proporcionan una guía integral para vivir una vida que lo honre. Esta creencia fundamental en la autoridad de la Biblia da forma a todos los aspectos de su doctrina y práctica.
Uno de los principios centrales del adventismo del séptimo día es la creencia en el regreso inminente y literal de Jesucristo. Esta expectativa está arraigada en las profecías bíblicas y es una fuerza impulsora detrás de los esfuerzos evangelísticos de la denominación. Los adventistas sostienen que el regreso de Cristo será visible y glorioso, marcando el fin de la historia humana tal como la conocemos y el comienzo del reino eterno de Dios. Esta creencia está respaldada por pasajes como Mateo 24:30, que describe al Hijo del Hombre viniendo en las nubes del cielo con poder y gran gloria.
Los adventistas del séptimo día son quizás más conocidos por su observancia del sábado el sábado, el séptimo día de la semana. Esta práctica se basa en el Cuarto Mandamiento, que llama a un día de descanso y adoración, y se ve como una continuación de la tradición bíblica establecida en Génesis 2:2-3 y Éxodo 20:8-11. Para los adventistas, el sábado es un tiempo para la renovación espiritual, la unión familiar y el servicio comunitario. También es un símbolo de su lealtad a Dios y un recordatorio de su obra creativa y redentora.
Un aspecto único de la teología adventista es la doctrina del Juicio Investigador. Esta creencia sostiene que un juicio celestial comenzó en 1844, durante el cual Cristo entró en el Lugar Santísimo del santuario celestial para comenzar una revisión de las vidas de todos los que han profesado fe en Él. Se cree que este proceso, basado en Daniel 8:14 y la línea de tiempo profética de los 2300 días, determina el destino eterno de cada individuo y vindica la justicia de Dios ante el universo. El Juicio Investigador subraya el énfasis adventista en la responsabilidad personal y la importancia de vivir una vida en armonía con los mandamientos de Dios.
Los adventistas del séptimo día creen en el concepto de "sueño del alma", que enseña que cuando una persona muere, entra en un estado de inconsciencia hasta la resurrección en la segunda venida de Cristo. Esta creencia se basa en pasajes como Eclesiastés 9:5, que afirma que los muertos no saben nada, y 1 Tesalonicenses 4:13-18, que describe la resurrección de los muertos en Cristo a su regreso. Esta visión rechaza la noción de un alma inmortal que se va al cielo o al infierno inmediatamente después de la muerte, enfatizando en cambio la esperanza de la resurrección y la vida eterna.
Los adventistas también son conocidos por su énfasis en la salud y el bienestar, que se ve como una parte integral de su vida espiritual. Este enfoque está arraigado en la creencia de que el cuerpo es el templo del Espíritu Santo, como se afirma en 1 Corintios 6:19-20. Como resultado, muchos adventistas siguen una dieta vegetariana, se abstienen del alcohol y el tabaco, y promueven un enfoque holístico de la salud que incluye el bienestar físico, mental y espiritual. Este compromiso con la salud ha contribuido a la longevidad y el bienestar de las comunidades adventistas, como se documenta en estudios como la investigación de "Zonas Azules" sobre longevidad.
Otro aspecto significativo de la teología adventista es el concepto de la Gran Controversia, que describe el conflicto cósmico entre Cristo y Satanás. Esta narrativa, que se detalla en el libro "La Gran Controversia" de Ellen G. White, retrata la historia del mundo como una lucha entre el bien y el mal, con la humanidad atrapada en el medio. Los adventistas creen que comprender este conflicto proporciona una visión del origen del pecado, el papel del libre albedrío y el triunfo final del amor y la justicia de Dios. Esta perspectiva anima a los creyentes a vivir con un sentido de urgencia y propósito, sabiendo que sus elecciones tienen un significado eterno.
Ellen G. White, una de las fundadoras de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, es considerada por los adventistas como poseedora del don de profecía. Sus extensos escritos, que incluyen libros, artículos y cartas, se consideran un recurso valioso para comprender los principios bíblicos y la vida cristiana práctica. Si bien sus escritos son muy respetados, los adventistas sostienen que la Biblia sigue siendo la autoridad suprema, y sus obras se ven como una luz menor que apunta a la luz mayor de las escrituras.
La misión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día es proclamar el evangelio de Jesucristo y el mensaje de su pronto regreso al mundo. Esta misión se expresa a través del evangelismo, la educación, la atención médica y los esfuerzos humanitarios. Los adventistas están comprometidos a compartir su fe a través de campañas evangelísticas públicas, estudios bíblicos y testimonio personal. También ponen un fuerte énfasis en la educación, operando una red global de escuelas, colegios y universidades que integran la fe y el aprendizaje.
Además de la educación, la Iglesia Adventista es conocida por sus instituciones de salud, incluidos hospitales y clínicas que brindan atención médica y promueven una vida saludable. Estas instituciones son una extensión del compromiso de la iglesia con el ministerio holístico, abordando las necesidades físicas, mentales y espirituales de individuos y comunidades.
En resumen, las creencias fundamentales de los adventistas del séptimo día están arraigadas en un compromiso con la Biblia como la palabra autoritativa de Dios y se caracterizan por doctrinas distintivas como la observancia del sábado, el Juicio Investigador y el estado de los muertos. Su teología enfatiza el regreso inminente de Cristo, la responsabilidad personal y el conflicto cósmico entre el bien y el mal. A través de su misión de evangelismo, educación y atención médica, los adventistas buscan vivir su fe y compartir la esperanza de la salvación con el mundo. Si bien tienen creencias únicas, son parte de la familia cristiana más amplia, unida por una fe común en Jesucristo como Señor y Salvador.