Entender el evangelio es un profundo viaje espiritual, uno que no siempre es directo o fácilmente comprendido por todos. Según la Biblia, varios factores contribuyen a por qué algunas personas luchan para comprender o aceptar el mensaje del evangelio. Estos factores van desde la ceguera espiritual y la dureza de corazón hasta la influencia del mundo y la obra del enemigo. Cada uno de estos elementos se entrelaza para crear una imagen compleja de por qué el evangelio puede permanecer oculto para algunos.
En primer lugar, la Biblia habla de la ceguera espiritual como una barrera significativa para entender el evangelio. En 2 Corintios 4:3-4, el apóstol Pablo escribe: "Y si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto: en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios." Este pasaje sugiere que hay una fuerza espiritual en acción, a menudo referida como "el dios de este siglo", que ciega a las personas a la verdad del evangelio. Esta ceguera espiritual no es meramente una falta de comprensión intelectual, sino una incapacidad espiritual más profunda para percibir la verdad del mensaje de Cristo.
Además, la dureza de corazón es otro factor crítico. En los Evangelios, Jesús frecuentemente se encuentra con individuos cuyos corazones están endurecidos a Su mensaje. En Mateo 13:14-15, Jesús cita a Isaías, diciendo: "De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos." Un corazón endurecido es resistente al poder transformador del evangelio. Esta dureza puede resultar de varias experiencias de vida, orgullo o una falta de disposición para rendir la vida a Dios.
La influencia del mundo también juega un papel significativo en por qué algunas personas no entienden el evangelio. Los valores y prioridades del mundo a menudo están en marcado contraste con las enseñanzas de Jesús. En 1 Juan 2:15-17, se nos advierte: "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo." El atractivo del éxito mundano, el placer y la autosuficiencia pueden nublar la capacidad de uno para ver la necesidad de un Salvador y la verdad del evangelio.
Además, la Biblia reconoce la obra del enemigo en mantener a las personas alejadas de entender el evangelio. En Efesios 6:12, Pablo escribe: "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes." El enemigo, a menudo identificado como Satanás, trabaja activamente para engañar y desviar a las personas, manteniéndolas alejadas de la verdad que podría liberarlas (Juan 8:32).
Otro aspecto a considerar es el misterio de la soberanía de Dios y el libre albedrío humano. La Biblia enseña que, aunque Dios desea que todos sean salvos (1 Timoteo 2:4), también respeta el libre albedrío humano. En Romanos 9:18, Pablo escribe: "Así que, de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece." Este pasaje destaca la tensión entre la voluntad soberana de Dios y la responsabilidad humana. Algunos teólogos argumentan que Dios, en Su soberanía, permite que los individuos permanezcan en su incredulidad, mientras que otros enfatizan la responsabilidad humana de responder al llamado de Dios.
Además, las parábolas de Jesús proporcionan una visión de por qué algunas personas no entienden el evangelio. En Marcos 4:11-12, Jesús explica a Sus discípulos: "A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados." Jesús usó parábolas para revelar verdades a aquellos que estaban abiertos a recibirlas, mientras que simultáneamente ocultaba esas verdades de aquellos que no eran receptivos. Este método de enseñanza subraya la importancia de un corazón receptivo para entender el evangelio.
El papel del Espíritu Santo también es crucial para iluminar el evangelio a los individuos. En Juan 16:13-14, Jesús promete: "Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber." El Espíritu Santo trabaja en los corazones y mentes de los individuos, revelando la verdad del evangelio y convenciéndolos de su necesidad de salvación. Sin la obra del Espíritu Santo, entender el evangelio puede ser un desafío insuperable.
Los contextos culturales e históricos también influyen en la capacidad de uno para entender el evangelio. Por ejemplo, las personas criadas en entornos donde el cristianismo no es prevalente o donde hay hostilidad hacia la fe pueden encontrar más difícil comprender el mensaje del evangelio. Además, los conceptos erróneos y las representaciones incorrectas del cristianismo pueden crear barreras para la comprensión. En tales casos, el evangelio puede ser malentendido o descartado debido a nociones preconcebidas o prejuicios culturales.
La Biblia también enfatiza la importancia de la fe para entender el evangelio. Hebreos 11:6 dice: "Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan." La fe es un componente clave para recibir y entender el evangelio. Requiere una disposición para confiar en las promesas de Dios y creer en lo que no se ve. Para algunos, este paso de fe es un obstáculo significativo que les impide comprender completamente el mensaje del evangelio.
Por último, el pecado personal y la rebelión contra Dios pueden obstruir la comprensión del evangelio. En Juan 3:19-20, Jesús explica: "Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas." El pecado crea una separación entre los individuos y Dios, dificultando que vean la verdad del evangelio. El amor al pecado y el miedo a la exposición pueden mantener a las personas alejadas de abrazar la luz que ofrece el evangelio.
En conclusión, entender el evangelio es un tema multifacético que involucra ceguera espiritual, dureza de corazón, influencias mundanas, la obra del enemigo, la soberanía de Dios, el papel del Espíritu Santo, contextos culturales, fe y pecado personal. La Biblia proporciona una visión comprensiva de estos factores, ayudándonos a entender por qué algunas personas luchan para comprender el mensaje del evangelio. Como creyentes, es esencial orar por aquellos que no entienden el evangelio, pidiendo a Dios que abra sus ojos, ablande sus corazones y los atraiga hacia Él. Además, debemos esforzarnos por vivir el evangelio en nuestras propias vidas, proporcionando un testimonio convincente del poder transformador de Jesucristo.