El término "reprobado" es un concepto profundo y significativo en la Biblia, que conlleva importantes implicaciones teológicas. Para entenderlo completamente, debemos profundizar tanto en los idiomas originales de las Escrituras como en el contexto más amplio de la teología bíblica. El término "reprobado" aparece en varias formas a lo largo de la Biblia, principalmente en el Nuevo Testamento, y a menudo se asocia con temas de pecado, juicio y soberanía divina.
En el Nuevo Testamento, la palabra griega que a menudo se traduce como "reprobado" es "adokimos", que literalmente significa "no pasar la prueba", "no aprobado" o "rechazado". Este término se usa en varios pasajes clave que nos ayudan a entender su significado e implicaciones.
Uno de los usos más notables de "adokimos" se encuentra en Romanos 1:28, donde el apóstol Pablo escribe: "Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen" (RVR1960). Aquí, Pablo describe a un grupo de personas que han elegido deliberadamente rechazar a Dios y Su verdad. Como resultado, Dios los entrega a una "mente reprobada", permitiéndoles perseguir sus deseos pecaminosos sin restricción. Este pasaje subraya la seriedad de rechazar la revelación de Dios y las consecuencias resultantes de tal elección.
El concepto de una "mente reprobada" sugiere un estado de corrupción moral y espiritual tan profundo que una persona se vuelve incapaz de reconocer o elegir el bien. Es una condición donde la conciencia está cauterizada y el individuo queda libre para seguir sus propias inclinaciones depravadas. Esta idea se refleja en otros pasajes, como 2 Timoteo 3:8, donde Pablo habla de aquellos que "resisten a la verdad: hombres corruptos de entendimiento, reprobados en cuanto a la fe" (RVR1960). Estos individuos se caracterizan por su oposición a la verdad y su decadencia moral.
Teológicamente, el término "reprobado" a menudo se contrasta con "elegido". Mientras que los elegidos son aquellos a quienes Dios ha escogido para la salvación, los reprobados son aquellos que quedan en su pecado y finalmente enfrentan el juicio divino. Esta distinción está arraigada en la doctrina de la predestinación, que es un tema central en la teología reformada. Según esta doctrina, la elección soberana de Dios determina el destino eterno de cada individuo. Como escribe Pablo en Romanos 9:18, "Así que, del que quiere tiene misericordia, y al que quiere endurece" (RVR1960).
La noción de reprobación plantea preguntas desafiantes sobre la naturaleza de la justicia y la misericordia de Dios. ¿Cómo puede un Dios amoroso y justo permitir que algunos individuos permanezcan en un estado de reprobación? Para abordar esto, debemos considerar la narrativa bíblica más amplia del pecado y la redención.
La Biblia enseña que toda la humanidad nace en pecado y merece el juicio de Dios (Romanos 3:23, 6:23). En Su justicia, Dios tiene todo el derecho de condenar a los pecadores. Sin embargo, en Su misericordia, ha provisto un camino de salvación a través de Jesucristo. Aquellos que responden al evangelio con fe son salvos y se convierten en parte de los elegidos, mientras que aquellos que persisten en la incredulidad permanecen en su estado reprobado.
Es crucial reconocer que la reprobación no es un decreto arbitrario, sino que está vinculada a la responsabilidad humana. Las personas son reprobadas no porque Dios las condene arbitrariamente, sino porque eligen rechazar Su verdad y persisten en su pecado. Como dijo Jesús en Juan 3:19, "Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas" (RVR1960).
El concepto de reprobación también sirve como un recordatorio sobrio de la seriedad del pecado y la urgencia del mensaje del evangelio. Llama a los creyentes a un sentido más profundo de humildad y gratitud por la gracia de Dios, reconociendo que la salvación es enteramente un regalo de la misericordia de Dios, no un resultado del esfuerzo o mérito humano. Como escribe Pablo en Efesios 2:8-9, "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe" (RVR1960).
Además, la doctrina de la reprobación subraya la importancia de la evangelización y el discipulado. Saber que algunos están en un estado de reprobación debería impulsar a los cristianos a compartir el evangelio con urgencia y compasión, orando para que Dios ablande corazones y lleve a muchos al arrepentimiento y la fe.
En la literatura cristiana, el concepto de reprobación ha sido discutido extensamente por teólogos como Juan Calvino y Jonathan Edwards. En su obra "Institución de la Religión Cristiana", Calvino enfatiza la soberanía de Dios en la elección y la reprobación, argumentando que la justicia de Dios está más allá de la comprensión humana. Edwards, en sus sermones y escritos, destaca la gravedad del pecado y la necesidad de una experiencia de conversión genuina.
En resumen, el término "reprobado" en la Biblia se refiere a un estado de rechazo moral y espiritual, donde los individuos quedan libres para seguir sus inclinaciones pecaminosas sin restricción. Es una condición resultante de un rechazo deliberado de la verdad de Dios y se contrasta con el estado de los elegidos, que son escogidos para la salvación. La doctrina de la reprobación subraya la seriedad del pecado, la urgencia del evangelio y la soberanía de Dios en la salvación. Llama a los creyentes a la humildad, la gratitud y un compromiso renovado con la evangelización y el discipulado.