¿Cuál es el significado bíblico de ser elegido por Dios?

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El concepto de ser elegido por Dios es uno de los temas más profundos e inspiradores que se encuentran en la Biblia. Toca la misma naturaleza de la relación de Dios con la humanidad y Su plan divino para la redención. Entender lo que significa ser elegido por Dios implica profundizar en las Escrituras, explorar el contexto histórico y apreciar las implicaciones teológicas. Como pastor cristiano no denominacional, mi objetivo es proporcionar una exploración completa y reflexiva de esta doctrina significativa.

La Base Bíblica para Ser Elegido por Dios

La idea de ser elegido por Dios está entretejida a lo largo de toda la narrativa de la Biblia, desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento. Es un tema que subraya la soberanía, la gracia y el amor de Dios.

Fundamentos del Antiguo Testamento

El concepto de elección divina se introduce por primera vez en el Antiguo Testamento, donde Dios elige a individuos y naciones para propósitos específicos. Uno de los primeros ejemplos es Abraham. En Génesis 12:1-3, Dios llama a Abraham a dejar su país y promete convertirlo en una gran nación. Este llamado no se basa en el mérito de Abraham, sino en la elección soberana de Dios:

“El Señor le había dicho a Abram: ‘Vete de tu tierra, de entre tus parientes y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Haré de ti una gran nación, y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga, maldeciré; y por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra.’” (Génesis 12:1-3, NVI)

Otro ejemplo significativo es la nación de Israel. Deuteronomio 7:6-8 explica que Dios eligió a Israel como Su posesión preciada, no por su grandeza, sino por Su amor y fidelidad:

“Porque tú eres un pueblo santo para el Señor tu Dios. El Señor tu Dios te ha elegido de entre todos los pueblos de la tierra para ser su pueblo, su posesión preciada. El Señor no puso su afecto en ti ni te eligió porque fueras más numeroso que otros pueblos, pues eras el más pequeño de todos los pueblos. Pero fue porque el Señor te amó y guardó el juramento que hizo a tus antepasados que te sacó con mano poderosa y te redimió de la tierra de la esclavitud, del poder del faraón, rey de Egipto.” (Deuteronomio 7:6-8, NVI)

Cumplimiento del Nuevo Testamento

El Nuevo Testamento continúa el tema de la elección divina, pero amplía el alcance para incluir a todos los que están en Cristo. El apóstol Pablo aborda frecuentemente el concepto de ser elegido por Dios. En Efesios 1:4-5, Pablo escribe:

“Porque nos escogió en él antes de la creación del mundo para que seamos santos y sin mancha delante de él. En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad.” (Efesios 1:4-5, NVI)

Este pasaje destaca que la elección de Dios está arraigada en Su plan eterno y amor. Enfatiza que los creyentes son elegidos para ser santos y sin mancha, y para ser adoptados como Sus hijos a través de Jesucristo.

Implicaciones Teológicas de Ser Elegido

Entender el significado bíblico de ser elegido por Dios implica lidiar con varios conceptos teológicos clave, incluyendo la soberanía de Dios, la gracia y el propósito de la elección.

Soberanía de Dios

Ser elegido por Dios subraya Su soberanía absoluta. Dios, en Su infinita sabiduría y autoridad, tiene el derecho y el poder de elegir a quien Él quiera. Esto se ilustra vívidamente en Romanos 9:15-16, donde Pablo cita las palabras de Dios a Moisés:

“Tendré misericordia de quien yo tenga misericordia, y me compadeceré de quien yo me compadezca. Por lo tanto, no depende del deseo humano ni del esfuerzo, sino de la misericordia de Dios.” (Romanos 9:15-16, NVI)

La elección de Dios no se basa en el esfuerzo o mérito humano, sino únicamente en Su misericordia y voluntad soberana. Este puede ser un concepto desafiante, pero en última instancia apunta a la grandeza y majestad de Dios.

Gracia y Favor Inmerecido

La doctrina de la elección está profundamente entrelazada con el concepto de gracia. La gracia, por definición, es un favor inmerecido. Ser elegido por Dios es un acto de gracia, ya que no se basa en ninguna dignidad o acciones inherentes del individuo. Pablo enfatiza esto en 2 Timoteo 1:9:

“Él nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestras propias obras, sino por su propio propósito y gracia. Esta gracia nos fue dada en Cristo Jesús desde antes del comienzo del tiempo.” (2 Timoteo 1:9, NVI)

Esto subraya que la elección de Dios es una expresión de Su gracia, dada libre y abundantemente a aquellos a quienes Él llama.

Propósito de la Elección

La elección de Dios no es arbitraria; tiene un propósito divino. Los creyentes son elegidos para cumplir el plan redentor de Dios y para vivir vidas que reflejen Su santidad y amor. En 1 Pedro 2:9, Pedro describe el propósito de ser elegido:

“Pero ustedes son una familia elegida, un sacerdocio real, una nación santa, posesión especial de Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.” (1 Pedro 2:9, NVI)

Los creyentes son elegidos para ser un sacerdocio santo y real, para proclamar las alabanzas de Dios y para vivir como Su posesión especial. Este llamado implica tanto privilegio como responsabilidad.

Implicaciones Prácticas para los Creyentes

Entender que uno es elegido por Dios tiene profundas implicaciones prácticas para la vida cristiana diaria. Da forma a la identidad, el propósito y la relación de uno con Dios.

Identidad en Cristo

Saber que uno es elegido por Dios proporciona un profundo sentido de identidad y pertenencia. Los creyentes no se definen por su pasado, sus logros o sus fracasos, sino por la elección y el amor de Dios. Esta identidad está arraigada en ser parte de la familia de Dios, como escribe Pablo en Romanos 8:15-17:

“El Espíritu que recibieron no los esclaviza para que vuelvan a tener miedo, sino que el Espíritu que recibieron los adopta como hijos y les permite clamar: ‘¡Abba, Padre!’ El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y, si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues, si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria.” (Romanos 8:15-17, NVI)

Este pasaje destaca la relación íntima y familiar que los creyentes tienen con Dios como Sus hijos adoptivos y herederos.

Propósito y Misión

Ser elegido por Dios da a los creyentes un claro sentido de propósito y misión. Están llamados a vivir vidas santas, a compartir el evangelio y a servir a los demás. El mismo Jesús comisionó a Sus seguidores en Mateo 28:19-20:

“Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.” (Mateo 28:19-20, NVI)

Esta Gran Comisión subraya la misión de aquellos que son elegidos: hacer discípulos y enseñar a otros acerca de Jesús.

Seguridad y Consuelo

La doctrina de ser elegido por Dios también proporciona seguridad y consuelo. Reafirma a los creyentes que su salvación está segura, no basada en sus sentimientos o acciones fluctuantes, sino en el propósito y la gracia inmutables de Dios. Jesús ofrece esta seguridad en Juan 10:27-29:

“Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre.” (Juan 10:27-29, NVI)

Esta promesa proporciona un profundo consuelo, sabiendo que la elección de Dios es eterna e inquebrantable.

Conclusión

El significado bíblico de ser elegido por Dios es una doctrina rica y multifacética que revela las profundidades de la soberanía, la gracia y el amor de Dios. Es un tema que recorre toda la Escritura, desde la elección de Abraham e Israel en el Antiguo Testamento hasta el llamado de los creyentes en Cristo en el Nuevo Testamento. Esta elección divina está arraigada en el propósito y la gracia eternos de Dios, no en el mérito humano, y tiene profundas implicaciones para la identidad, el propósito y la seguridad de los creyentes.

Al reflexionar sobre esta doctrina, recordamos el increíble privilegio y responsabilidad de ser elegidos por Dios. Nos llama a vivir vidas que reflejen Su santidad, a cumplir Su misión y a descansar en la seguridad de Su amor inmutable. Ser elegido por Dios no es solo un concepto teológico; es una realidad transformadora que da forma a cada aspecto de la vida cristiana.

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