Discernir si las enseñanzas de una iglesia son bíblicamente sólidas es una tarea crucial y a menudo desafiante para cualquier creyente. La Biblia misma enfatiza la importancia de la sana doctrina y advierte contra las falsas enseñanzas. En 2 Timoteo 4:3-4, Pablo escribe: "Porque vendrá el tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas." Este pasaje destaca la necesidad de vigilancia y discernimiento al evaluar las enseñanzas de la iglesia.
Para empezar, es esencial entender que la Biblia es la autoridad suprema para los cristianos. 2 Timoteo 3:16-17 dice: "Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra." Por lo tanto, la medida principal de las enseñanzas de una iglesia debe ser su alineación con las Escrituras. Aquí hay varios pasos para ayudarte a discernir si las enseñanzas de una iglesia son bíblicamente sólidas:
El primer y más importante paso es sumergirse en la Palabra de Dios. El estudio regular y en oración de la Biblia te ayuda a familiarizarte con sus enseñanzas y principios. El Salmo 119:105 dice: "Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino." Al conocer bien las Escrituras, puedes reconocer más fácilmente cuando una enseñanza se desvía de la verdad bíblica. Además, Hechos 17:11 elogia a los bereanos por examinar las Escrituras diariamente para verificar las enseñanzas de Pablo, estableciendo un ejemplo para todos los creyentes.
Al evaluar las enseñanzas de la iglesia, es importante considerar el contexto de los pasajes bíblicos que se están referenciando. Las malas interpretaciones a menudo surgen de sacar los versículos de contexto. Entender el contexto histórico, cultural y literario de un pasaje puede proporcionar claridad y prevenir la mala aplicación. Por ejemplo, Filipenses 4:13 ("Todo lo puedo en Cristo que me fortalece") a menudo se cita fuera de contexto para sugerir que los cristianos pueden lograr cualquier meta personal, mientras que el contexto más amplio revela a Pablo hablando sobre el contentamiento en todas las circunstancias.
La sana doctrina toma en cuenta la totalidad de las Escrituras. No se deben usar versículos aislados para construir doctrinas sin considerar el alcance completo de la enseñanza bíblica. Por ejemplo, la doctrina de la Trinidad se deriva de una comprensión integral de las Escrituras, aunque el término "Trinidad" no se encuentra en la Biblia. La enseñanza consistente de un Dios en tres personas—Padre, Hijo y Espíritu Santo—es evidente a lo largo de la Biblia (por ejemplo, Mateo 28:19, 2 Corintios 13:14).
Jesús enseñó que podemos reconocer a los falsos profetas por sus frutos (Mateo 7:15-20). Una iglesia que enseña doctrina bíblicamente sólida típicamente exhibirá el fruto del Espíritu como se describe en Gálatas 5:22-23: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Si las enseñanzas de una iglesia conducen a la división, el orgullo u otras obras de la carne (Gálatas 5:19-21), es una señal de que algo puede estar mal.
Aunque las Escrituras son la autoridad suprema, la ortodoxia histórica también puede servir como una guía útil. Los primeros concilios y credos de la iglesia, como el Credo de Nicea y el Credo de los Apóstoles, se formularon para abordar herejías y definir las creencias cristianas fundamentales. Una iglesia que se alinea con estas afirmaciones históricas de fe es más probable que esté enseñando doctrina sólida. Sin embargo, es importante ser cauteloso y no colocar la tradición por encima de las Escrituras (Marcos 7:8-9).
El Espíritu Santo juega un papel vital en guiar a los creyentes a toda verdad (Juan 16:13). Orar por el discernimiento del Espíritu Santo es crucial al evaluar las enseñanzas de la iglesia. El Espíritu puede proporcionar discernimiento y convicción cuando algo no está en línea con la Palabra de Dios. También es beneficioso buscar el consejo de cristianos maduros y llenos del Espíritu que puedan proporcionar sabiduría y perspectiva.
Central para discernir la sana doctrina es la enseñanza de la iglesia sobre el evangelio. Pablo enfatiza la importancia del verdadero evangelio en Gálatas 1:8-9, advirtiendo contra cualquier otro evangelio. Una iglesia bíblicamente sólida enseñará clara y consistentemente que la salvación es por gracia mediante la fe en Jesucristo solamente (Efesios 2:8-9). Cualquier enseñanza que añada o reste a este mensaje central debe ser cuestionada.
Una iglesia comprometida con la verdad bíblica dará la bienvenida a las preguntas y será transparente sobre sus enseñanzas. Los líderes deben estar dispuestos a explicar y defender sus enseñanzas con las Escrituras. Hechos 20:28-30 advierte a los líderes de la iglesia que sean vigilantes y protejan al rebaño de las falsas enseñanzas. Una iglesia que es responsable ante sus miembros y abierta a la corrección es más probable que mantenga una doctrina sólida.
Discerning sound doctrine is not only an individual responsibility but also a communal one. Engaging in Bible study groups, discussions, and seeking input from trusted Christian friends can provide additional perspectives and insights. Proverbs 27:17 states, "As iron sharpens iron, so one person sharpens another." The collective wisdom of the body of Christ can be invaluable in discerning truth.
Certain red flags can indicate problematic teachings. These may include an overemphasis on prosperity and material blessings (the prosperity gospel), legalism that adds human traditions to God’s commands, teachings that deny the deity of Christ or the Trinity, and any doctrine that leads to spiritual abuse or manipulation. Being aware of these red flags can help you remain vigilant.
Discerning whether a church’s teachings are biblically sound requires a combination of personal commitment to Scripture, reliance on the Holy Spirit, and engagement with the broader Christian community. By studying the Bible, understanding its context, seeking the whole counsel of God, and observing the fruit of the Spirit, you can better evaluate the teachings you encounter. Historical orthodoxy, the centrality of the gospel, accountability, and communal discernment all play vital roles in this process. Ultimately, staying rooted in God’s Word and seeking His guidance will help you navigate the complexities of church teachings and remain faithful to biblical truth.