El término "Católico" no se menciona explícitamente en la Biblia. La palabra "Católico" en sí proviene del griego "katholikos", que significa "universal" o "según el todo". Se utiliza para describir la naturaleza universal de la Iglesia Cristiana. El concepto de la Iglesia como universal está profundamente arraigado en las Escrituras, incluso si el término específico "Católico" no está presente en los textos bíblicos.
La idea de una Iglesia universal es evidente en varios pasajes del Nuevo Testamento. En Mateo 28:19-20, Jesús ordena a sus discípulos "ir y hacer discípulos de todas las naciones", indicando la misión global y el alcance de la Iglesia. Esta Gran Comisión subraya el alcance universal de la misión de la Iglesia, trascendiendo las fronteras culturales, étnicas y geográficas.
Además, el apóstol Pablo habla de la universalidad de la Iglesia en sus cartas. En Efesios 4:4-6, Pablo escribe: "Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como fuisteis llamados a una sola esperanza cuando fuisteis llamados; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por todos y en todos". Este pasaje enfatiza la unidad y universalidad de la Iglesia, destacando que todos los creyentes, independientemente de su origen, son parte de un solo cuerpo en Cristo.
Los Padres de la Iglesia primitiva también contribuyeron a la comprensión de la Iglesia como "Católica" por naturaleza. Uno de los primeros usos del término "Iglesia Católica" se encuentra en los escritos de Ignacio de Antioquía, un destacado obispo cristiano primitivo y mártir. En su carta a los Esmirniotas, escrita alrededor del año 110 d.C., Ignacio usa el término "Iglesia Católica" para describir la comunidad universal de creyentes que se adhieren a las enseñanzas de los apóstoles y mantienen la unidad en la fe y la práctica. Ignacio escribió: "Dondequiera que aparezca el obispo, allí esté el pueblo; así como dondequiera que esté Jesucristo, allí está la Iglesia Católica". Esta declaración destaca el reconocimiento temprano del carácter universal de la Iglesia y la importancia de mantener la unidad bajo la autoridad eclesiástica legítima.
El término "Católico" se solidificó aún más en el Credo Niceno, formulado durante el Primer Concilio de Nicea en el año 325 d.C. El Credo, que todavía se recita en muchas liturgias cristianas hoy en día, afirma la creencia en "una santa iglesia católica y apostólica". Aquí, "católica" se usa para expresar la universalidad de la Iglesia y su continuidad con las enseñanzas de los apóstoles.
Aunque la Biblia no usa el término "Católico", sí proporciona una base para entender la naturaleza universal de la Iglesia. La Iglesia se describe como el Cuerpo de Cristo, con Cristo como la cabeza y los creyentes como sus miembros. Esta imagen se encuentra en 1 Corintios 12:12-27, donde Pablo explica que así como un cuerpo tiene muchas partes pero es uno, así es con Cristo. Esta metáfora destaca la interconexión e interdependencia de los creyentes dentro de la Iglesia universal.
Además, el Libro de Apocalipsis ofrece una visión del cumplimiento último de la Iglesia como una asamblea universal y diversa. En Apocalipsis 7:9, Juan describe "una gran multitud que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero". Esta visión de una comunidad diversa pero unida adorando a Dios juntos refleja la naturaleza católica de la Iglesia, abarcando a todos los creyentes a través del tiempo y el espacio.
Además de los fundamentos bíblicos e históricos, el concepto de la Iglesia como "Católica" también se refleja en su misión y propósito. La Iglesia está llamada a ser un testigo para el mundo, proclamando el Evangelio y haciendo discípulos de todas las naciones. Esta misión no se limita a un grupo o región específicos, sino que se extiende a todas las personas, reflejando el llamado universal de la Iglesia.
La catolicidad de la Iglesia también es evidente en su vida sacramental y adoración. La celebración de los sacramentos, particularmente la Eucaristía, es un acto unificador que trasciende las diferencias culturales y lingüísticas. La Eucaristía a menudo se ve como un anticipo del banquete celestial, donde los creyentes de todos los orígenes se reúnen para participar en el cuerpo y la sangre de Cristo. Esta unidad sacramental subraya aún más la naturaleza universal de la Iglesia.
En conclusión, aunque el término "Católico" no se menciona directamente en la Biblia, el concepto de la Iglesia como un cuerpo universal y unificado está profundamente arraigado en las Escrituras. La comprensión de la Iglesia primitiva de su naturaleza católica se refleja en los escritos de los Padres de la Iglesia, los credos y la misión y adoración continuas de la Iglesia. El término "Católico" sirve como un recordatorio del llamado de la Iglesia a ser una comunidad universal de creyentes, unida en la fe y el amor, y comprometida a proclamar el Evangelio a todos los rincones de la tierra.