Vivir en anticipación de la segunda venida de Jesús es un llamado a una vida de preparación, esperanza y compromiso activo con las enseñanzas de Cristo. Esta anticipación no se trata de una espera pasiva, sino de una forma de vida dinámica y transformadora que refleja los valores del Reino de Dios. Como pastor cristiano no denominacional, me gustaría ofrecerte una comprensión integral de cómo vivir en anticipación del regreso de Jesús, basándome en las Escrituras y la tradición cristiana.
En primer lugar, es esencial entender que la segunda venida de Jesús es un principio central de la escatología cristiana. El Nuevo Testamento está lleno de referencias a este evento. Por ejemplo, en Mateo 24:30-31, el mismo Jesús habla de su regreso: "Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo. Y entonces todos los pueblos de la tierra se lamentarán cuando vean al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará a sus ángeles con un fuerte toque de trompeta, y reunirán a sus elegidos de los cuatro vientos, de un extremo del cielo al otro."
Vivir en anticipación de este evento trascendental implica varios aspectos clave:
Jesús enfatizó consistentemente la importancia de estar preparados para su regreso. En Mateo 24:42-44, Él dice: "Por lo tanto, manténganse despiertos, porque no saben en qué día vendrá su Señor. Pero entiendan esto: si el dueño de la casa hubiera sabido a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, habría estado vigilando y no habría dejado que su casa fuera robada. Así que también ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no esperan."
La vigilancia espiritual significa mantener una relación cercana y personal con Dios a través de la oración, la adoración y el estudio de las Escrituras. Implica un corazón que esté sintonizado con la voz del Espíritu Santo y una vida que busque alinearse con la voluntad de Dios. Esta preparación no se trata de miedo, sino de una expectativa gozosa y una vida espiritual disciplinada.
La anticipación del regreso de Jesús exige una vida de santidad y conducta ética. El apóstol Pedro exhorta a los creyentes en 2 Pedro 3:11-12: "Puesto que todo será destruido de esta manera, ¿qué clase de personas deben ser ustedes? Deben vivir vidas santas y piadosas mientras esperan el día de Dios y apresuran su venida."
La santidad implica apartarnos para los propósitos de Dios y vivir de una manera que refleje su carácter. Esto incluye honestidad, integridad, amor, compasión y justicia. Nuestras acciones, pensamientos y palabras deben ser un testimonio del poder transformador de Cristo en nuestras vidas.
Jesús enseñó que sus seguidores deben estar activamente comprometidos en su obra hasta que Él regrese. En la Parábola de los Talentos (Mateo 25:14-30), Él ilustra la importancia de usar los dones y recursos que nos ha confiado para el avance de su Reino. Los siervos fieles son aquellos que invierten sus talentos sabiamente, mientras que el siervo infiel es condenado por su inactividad.
Vivir en anticipación significa ser diligentes y fieles en nuestro servicio a Dios y a los demás. Implica usar nuestro tiempo, talentos y tesoros para servir a la iglesia, ayudar a los necesitados y difundir el Evangelio. Este servicio activo es una forma de demostrar nuestro amor por Dios y nuestra preparación para su regreso.
La segunda venida de Jesús es una fuente de gran esperanza para los creyentes. El apóstol Pablo escribe en Tito 2:13: "mientras aguardamos la bendita esperanza, la gloriosa manifestación de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo." Esta esperanza nos sostiene a través de las pruebas y tribulaciones de la vida. Nos recuerda que nuestros sufrimientos presentes son temporales y que nos espera un futuro glorioso.
Además, esta esperanza debe ser una fuente de aliento para los demás. En 1 Tesalonicenses 4:16-18, Pablo consuela a los creyentes con la promesa del regreso del Señor y concluye: "Por lo tanto, anímense unos a otros con estas palabras." Compartir la esperanza del regreso de Cristo puede levantar y fortalecer a los creyentes, fomentando un sentido de comunidad y apoyo mutuo.
El regreso inminente de Cristo debe impulsarnos a compartir el Evangelio con urgencia. La Gran Comisión de Jesús en Mateo 28:19-20 nos llama a "ir y hacer discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado."
Vivir en anticipación de la segunda venida de Jesús significa ser apasionados por el evangelismo y el discipulado. Estamos llamados a ser testigos del amor y la salvación de Cristo, llevando a otros a una relación con Él. Esto implica no solo proclamar el Evangelio, sino también nutrir y guiar a los nuevos creyentes en su camino de fe.
La vida cristiana no está destinada a vivirse en aislamiento. La anticipación del regreso de Jesús debe acercarnos a la comunidad de creyentes. Hebreos 10:24-25 nos anima: "Y consideremos cómo podemos estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros, y más aún cuando vean que se acerca el Día."
Ser parte de una comunidad de iglesia proporciona apoyo, responsabilidad y oportunidades para el crecimiento y el servicio. Es dentro de esta comunidad que podemos practicar el amor, el perdón y la unidad, reflejando el cuerpo de Cristo.
Anticipar el regreso de Jesús significa vivir con una perspectiva eterna. Colosenses 3:1-2 nos insta: "Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Pongan la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra."
Esta perspectiva eterna nos ayuda a priorizar nuestras vidas según los valores del Reino de Dios. Nos recuerda que nuestra verdadera ciudadanía está en el cielo (Filipenses 3:20) y que nuestro objetivo final es glorificar a Dios. Influye en nuestras decisiones, relaciones y en cómo usamos nuestros recursos.
Finalmente, vivir en anticipación de la segunda venida de Jesús requiere paciencia y perseverancia. Santiago 5:7-8 anima a los creyentes: "Por lo tanto, hermanos y hermanas, sean pacientes hasta la venida del Señor. Vean cómo el agricultor espera a que la tierra produzca su valiosa cosecha, esperando pacientemente las lluvias de otoño y primavera. Ustedes también, sean pacientes y manténganse firmes, porque la venida del Señor está cerca."
El período de espera puede ser desafiante, especialmente en un mundo lleno de sufrimiento e injusticia. Sin embargo, estamos llamados a perseverar con fe, confiando en el tiempo perfecto de Dios y en su plan final de redención.
En conclusión, vivir en anticipación de la segunda venida de Jesús es un enfoque holístico que abarca vigilancia espiritual, santidad, servicio activo, esperanza, evangelismo, comunidad, una perspectiva eterna y paciencia. Es un llamado a vivir nuestra fe de manera auténtica y apasionada, marcando una diferencia en el mundo mientras mantenemos nuestros ojos fijos en el glorioso regreso de nuestro Salvador. Al hacerlo, honramos a Dios y nos preparamos a nosotros mismos y a los demás para el día en que Cristo volverá en gloria.