¿Por qué no sabemos la hora exacta del regreso de Jesús?

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La cuestión de por qué no sabemos la hora exacta del regreso de Jesús es una que ha intrigado y desconcertado a los cristianos durante siglos. Este misterio está profundamente arraigado en las enseñanzas del propio Jesús y es un aspecto significativo de la escatología cristiana. Comprender por qué se nos oculta este conocimiento requiere un examen cuidadoso de las Escrituras, la naturaleza de Dios y el propósito de la profecía.

En primer lugar, la Biblia declara explícitamente que la hora exacta del regreso de Jesús es desconocida para la humanidad. En el Evangelio de Mateo, Jesús dice: "Pero en cuanto a ese día y hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre" (Mateo 24:36, NVI). Este versículo es crucial ya que destaca que el conocimiento del momento de la Segunda Venida está reservado solo para Dios el Padre. Incluso Jesús, durante su ministerio terrenal, no afirmó conocer la hora exacta. Esta declaración subraya el misterio divino y la soberanía de Dios sobre la historia humana.

Una razón para este secreto se puede encontrar en la naturaleza de la relación de Dios con la humanidad. Dios desea una relación basada en la fe, la confianza y la preparación, en lugar de en el conocimiento preciso de los eventos futuros. La incertidumbre que rodea el momento del regreso de Jesús anima a los creyentes a vivir en un estado de preparación espiritual constante. Jesús enfatiza este punto en la parábola de las diez vírgenes (Mateo 25:1-13), donde las vírgenes prudentes están preparadas para la llegada inesperada del novio, mientras que las vírgenes insensatas no lo están. La lección aquí es que los cristianos siempre deben estar espiritualmente vigilantes y listos para el regreso de Cristo, independientemente de cuándo pueda ocurrir.

Además, la imprevisibilidad del regreso de Jesús sirve para prevenir la complacencia y la pereza espiritual. En Mateo 24:42-44, Jesús advierte: "Por lo tanto, manténganse despiertos, porque no saben en qué día vendrá su Señor. Pero entiendan esto: Si el dueño de la casa hubiera sabido a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, habría estado vigilando y no habría dejado que su casa fuera robada. Así que también ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a una hora en que no lo esperen." Esta analogía de un ladrón en la noche ilustra la naturaleza repentina e inesperada del regreso de Jesús, enfatizando la necesidad de vigilancia continua e integridad moral.

El apóstol Pedro también aborda este tema en su segunda epístola. Él escribe: "Pero el día del Señor vendrá como un ladrón. Los cielos desaparecerán con un estruendo; los elementos serán destruidos por el fuego, y la tierra y todo lo que se ha hecho en ella quedará al descubierto" (2 Pedro 3:10, NVI). La descripción de Pedro refuerza la repentina e imprevisible naturaleza del evento, instando a los creyentes a vivir vidas santas y piadosas en anticipación de la venida del Señor.

Otro aspecto a considerar es el papel de la profecía en la Biblia. Las profecías bíblicas a menudo sirven múltiples propósitos: proporcionan esperanza, fomentan el arrepentimiento y revelan el plan último de Dios para la humanidad. Sin embargo, no siempre están destinadas a ser completamente entendidas o cronometradas con precisión. En el Antiguo Testamento, muchas profecías sobre la venida del Mesías se dieron en términos generales y solo se entendieron completamente en retrospectiva después de la vida, muerte y resurrección de Jesús. De manera similar, las profecías concernientes a la Segunda Venida se dan de una manera que enfatiza la certeza del evento en lugar de su momento.

El Libro de Apocalipsis, por ejemplo, está lleno de imágenes simbólicas y apocalípticas que proporcionan una visión de los tiempos finales sin ofrecer una línea de tiempo específica. Esto sirve para asegurar a los creyentes la victoria última de Cristo y el establecimiento del reino de Dios, dejando los detalles exactos a la discreción divina. El propósito de tal profecía es fortalecer la fe y proporcionar esperanza, no satisfacer la curiosidad humana o proporcionar un calendario detallado.

Además, la incertidumbre del momento del regreso de Jesús puede verse como una expresión de la misericordia y paciencia de Dios. En 2 Pedro 3:8-9, leemos: "Pero no olviden esto, queridos amigos: Para el Señor un día es como mil años, y mil años son como un día. El Señor no tarda en cumplir su promesa, como algunos entienden la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con ustedes, no queriendo que nadie perezca, sino que todos lleguen al arrepentimiento." Este pasaje sugiere que la demora en el regreso de Jesús es una oportunidad para que más personas lleguen a la fe y al arrepentimiento. El tiempo de Dios es perfecto, y su demora es una demostración de su amor y deseo de que todos sean salvos.

Además, el concepto de no conocer la hora exacta se alinea con el tema bíblico más amplio de vivir por fe. Hebreos 11:1 define la fe como "la confianza en lo que esperamos y la seguridad sobre lo que no vemos." La vida cristiana es una de confiar en las promesas de Dios y en su tiempo perfecto, incluso cuando no tenemos todas las respuestas. Esta confianza es un aspecto fundamental de la relación del creyente con Dios, fomentando una dependencia más profunda en Él y un crecimiento espiritual más profundo.

En la literatura cristiana, muchos teólogos han hecho eco de estos principios bíblicos. Por ejemplo, C.S. Lewis, en su libro "Mero Cristianismo," discute la importancia de vivir en un estado de preparación y el peligro de tratar de predecir los tiempos finales. Él escribe: "Precisamente porque no podemos predecir el momento, debemos estar listos en todo momento." Esta perspectiva se alinea con la enseñanza bíblica de que la incertidumbre del momento del regreso de Jesús está destinada a mantener a los creyentes espiritualmente alertas y moralmente responsables.

En resumen, la razón por la que no sabemos la hora exacta del regreso de Jesús es multifacética. Está arraigada en el misterio divino y la soberanía de Dios, alentando una vida de fe, preparación y vigilancia espiritual. La imprevisibilidad previene la complacencia, promueve la integridad moral y se alinea con la naturaleza de la profecía bíblica, que a menudo enfatiza la certeza de las promesas de Dios en lugar de líneas de tiempo específicas. Además, refleja la misericordia y paciencia de Dios, permitiendo que más personas tengan la oportunidad de llegar al arrepentimiento. En última instancia, este misterio invita a los creyentes a confiar en el plan perfecto de Dios y a vivir de una manera que lo honre, independientemente de cuándo regresará Jesús.

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