¿Qué pasará cuando regrese Jesús?

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La Segunda Venida de Jesucristo es un principio central de la escatología cristiana, una doctrina que ha fascinado a teólogos, eruditos y creyentes durante siglos. La anticipación del regreso de Cristo está arraigada en numerosas profecías y enseñanzas bíblicas, y es un tema que resuena tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Cuando Jesús regrese, se espera que se desarrollen varios eventos y transformaciones significativos, remodelando el cosmos y la historia humana tal como la conocemos.

En primer lugar, el regreso de Jesús se caracteriza por su repentina aparición y visibilidad. A diferencia de su primera venida, que se caracterizó por la humildad y la oscuridad, la Segunda Venida será un evento de grandeza sin igual y revelación pública. En Mateo 24:27, el mismo Jesús declara: "Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre." Esta imagen sugiere un evento que será inconfundible y observable por todos, sin dejar lugar a dudas o ambigüedades.

El apóstol Pablo proporciona más información sobre la naturaleza del regreso de Cristo en sus cartas a los Tesalonicenses. En 1 Tesalonicenses 4:16-17, escribe: "Porque el Señor mismo descenderá del cielo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor." Este pasaje destaca varios aspectos clave de la Segunda Venida: la resurrección de los muertos, la transformación de los vivos y la reunión final de los creyentes con Cristo.

La resurrección de los muertos es una piedra angular de la esperanza cristiana. Cuando Jesús regrese, aquellos que han muerto en la fe serán resucitados a una nueva vida. Esto no es simplemente una resucitación de sus cuerpos antiguos, sino una transformación en un estado glorificado, libre de la corrupción y la decadencia que caracterizan nuestra existencia actual. Pablo elabora sobre esta transformación en 1 Corintios 15:51-52: "He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos, pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta. Porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados." Esta promesa de resurrección y transformación subraya la victoria sobre la muerte que traerá el regreso de Cristo.

Para aquellos que estén vivos en el momento del regreso de Cristo, les espera una transformación similar. Serán "arrebatados" para encontrarse con el Señor en el aire, como describe Pablo en 1 Tesalonicenses. Este evento, a menudo referido como el "rapto", significa la reunión de los creyentes con Cristo, un evento que será tanto impresionante como profundamente reconfortante. La noción de ser "arrebatados" transmite una sensación de repentinidad e intervención divina, enfatizando que los creyentes serán liberados de las pruebas y tribulaciones del mundo presente.

Otro aspecto significativo de la Segunda Venida es el juicio final. Jesús regresará como el juez justo, trayendo justicia y vindicación al mundo. En Mateo 25:31-32, Jesús describe la escena del juicio final: "Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria. Y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos." Esta imagen de separación subraya la seriedad y la finalidad del juicio. Los justos heredarán la vida eterna, mientras que los malvados enfrentarán el castigo eterno.

El juicio final no es meramente un evento punitivo, sino también un momento de justicia y restauración definitivas. Es la culminación del plan redentor de Dios, donde el mal es finalmente vencido y la justicia es establecida. Apocalipsis 20:11-12 proporciona una descripción vívida de este juicio: "Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante de Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras." Este pasaje destaca la naturaleza exhaustiva del juicio, donde cada acción es contabilizada y se imparte justicia.

Además de la resurrección y el juicio, la Segunda Venida traerá el establecimiento de un nuevo cielo y una nueva tierra. Este es un tema que resuena a lo largo de la literatura profética del Antiguo Testamento y encuentra su cumplimiento final en el Nuevo Testamento. Isaías 65:17 habla de esta nueva creación: "Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento." Esta promesa de renovación y restauración se repite en Apocalipsis 21:1-4, donde Juan describe su visión de la nueva creación: "Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron."

Esta visión de un nuevo cielo y una nueva tierra encapsula la esperanza última de la fe cristiana. Es una visión de una creación restaurada, libre de la maldición del pecado y la muerte, donde Dios habita íntimamente con su pueblo. La imagen de la nueva Jerusalén, bellamente adornada como una novia, transmite la idea de una comunidad perfeccionada y glorificada, unida con Cristo en comunión eterna. La erradicación de la muerte, el luto, el llanto y el dolor significa la victoria completa y final sobre las fuerzas del mal y el sufrimiento.

Además, la Segunda Venida traerá el cumplimiento del reino de Dios en su sentido más pleno. A lo largo de su ministerio terrenal, Jesús proclamó la llegada del reino de Dios, un reino caracterizado por la justicia, la paz y la rectitud. Sin embargo, la plena realización de este reino espera su regreso. En Apocalipsis 11:15, leemos: "El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos." Esta declaración señala la consumación del plan redentor de Dios, donde su reinado se establece plenamente y su voluntad se realiza perfectamente.

La Segunda Venida también tiene profundas implicaciones para la iglesia, el cuerpo de Cristo. Es un tiempo de vindicación y recompensa para aquellos que han permanecido fieles a Cristo. En 2 Timoteo 4:8, Pablo expresa su confianza en la recompensa que le espera: "Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida." Esta promesa de recompensa subraya la importancia de la perseverancia y la fidelidad en la vida cristiana. Es un aliento para permanecer firmes frente a las pruebas y tribulaciones, sabiendo que un futuro glorioso nos espera.

A la luz de estos eventos y transformaciones profundos, la Segunda Venida de Jesús sirve como un llamado a la preparación y la vigilancia. Jesús exhortó repetidamente a sus seguidores a estar atentos y preparados para su regreso. En Mateo 24:42-44, advierte: "Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis." Este llamado a la preparación no se trata meramente de anticipar un evento futuro, sino de vivir fiel y obedientemente en el presente.

La Segunda Venida de Jesucristo es una doctrina que abarca esperanza, justicia, renovación y consumación. Es una promesa de que la ruptura de este mundo será sanada, que el mal será vencido y que el reino de Dios será plenamente establecido. Es un llamado a vivir con una perspectiva eterna, a permanecer fieles y vigilantes, y a anticipar con entusiasmo el glorioso regreso de nuestro Señor. Al reflexionar sobre la promesa del regreso de Cristo, que seamos inspirados a vivir vidas que reflejen la esperanza y la transformación que su venida traerá.

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