¿Por qué Dios hace preguntas si Él es omnisciente?

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La Biblia presenta una paradoja fascinante: un Dios omnisciente que hace preguntas. Esta aparente contradicción ha desconcertado a teólogos y laicos por igual durante siglos. Entender por qué un Dios omnisciente haría preguntas requiere que profundicemos en la naturaleza de Dios, el propósito de Sus preguntas y el contexto más amplio de Sus interacciones con la humanidad.

Primero, es esencial afirmar la verdad bíblica de que Dios es realmente omnisciente. Las Escrituras, como el Salmo 147:5, declaran: "Grande es nuestro Señor, y abundante en poder; Su entendimiento es infinito." De manera similar, 1 Juan 3:20 dice: "Porque si nuestro corazón nos reprende, mayor es Dios que nuestro corazón, y Él sabe todas las cosas." Estos versículos, entre muchos otros, afirman la omnisciencia de Dios, el atributo de tener conocimiento completo e infinito.

Dada esta verdad fundamental, ¿por qué entonces Dios hace preguntas? Para responder a esto, debemos considerar varias razones clave, cada una de las cuales arroja luz sobre diferentes aspectos de la naturaleza de Dios y Su relación con la humanidad.

Una razón principal por la que Dios hace preguntas es para invitar a la autoexaminación y la reflexión. Cuando Dios hace una pregunta, no es para Su beneficio, sino para el beneficio de la persona a la que se le pregunta. Por ejemplo, en Génesis 3:9-13, después de que Adán y Eva han comido del fruto prohibido, Dios pregunta: "¿Dónde estás?" y "¿Quién te dijo que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que te mandé que no comieras?" Estas preguntas no son porque Dios no esté al tanto de sus acciones o ubicación. Más bien, sirven para que Adán y Eva enfrenten su desobediencia y reconozcan la gravedad de su pecado. Al hacer estas preguntas, Dios los está alentando a reflexionar sobre sus acciones y sus consecuencias.

De manera similar, en la historia de Caín y Abel, después de que Caín mata a su hermano, Dios le pregunta a Caín: "¿Dónde está Abel, tu hermano?" (Génesis 4:9). Nuevamente, Dios sabe lo que ha sucedido, pero Su pregunta está diseñada para provocar una respuesta de Caín que reconozca su maldad. La respuesta evasiva de Caín, "No sé; ¿soy yo acaso guarda de mi hermano?" revela su corazón endurecido y su falta de disposición para arrepentirse. Las preguntas de Dios, por lo tanto, son un medio para involucrar a las personas en un diálogo moral y espiritual, alentándolas a considerar sus acciones y su relación con Dios.

Otra razón por la que Dios hace preguntas es para enseñar y guiar. En el libro de Job, Dios le hace a Job una serie de preguntas que destacan Su sabiduría y poder divinos. En Job 38:4, Dios pregunta: "¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Dímelo, si tienes inteligencia." Estas preguntas no están destinadas a menospreciar a Job, sino a ayudarlo a comprender la vastedad de la sabiduría de Dios en comparación con el entendimiento humano. A través de estas preguntas, Dios está enseñando a Job sobre los límites del conocimiento humano y la importancia de confiar en el plan soberano de Dios.

En el Nuevo Testamento, Jesús, quien es Dios encarnado, usa frecuentemente preguntas como herramienta de enseñanza. Por ejemplo, en Mateo 16:13-15, Jesús pregunta a Sus discípulos: "¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?" y luego sigue con: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Estas preguntas no son porque Jesús no sepa las respuestas, sino porque quiere llevar a Sus discípulos a una comprensión más profunda de Su identidad y misión. Al hacer preguntas, Jesús alienta a Sus seguidores a pensar críticamente y llegar a verdades espirituales profundas.

Además, las preguntas de Dios pueden servir para revelar los corazones e intenciones humanas. En Juan 6:5-6, cuando Jesús ve una gran multitud que viene hacia Él, le pregunta a Felipe: "¿Dónde compraremos pan para que coman éstos?" El texto aclara que Jesús hizo esta pregunta "sólo para probarlo, porque Él ya sabía lo que iba a hacer." Aquí, la pregunta de Jesús es una forma de probar la fe y el entendimiento de Felipe. De manera similar, en el Jardín de Getsemaní, Jesús le pregunta a Judas: "Amigo, haz lo que has venido a hacer" (Mateo 26:50), no porque no esté al tanto de la traición de Judas, sino para revelar las intenciones de Judas y la gravedad de sus acciones.

Las preguntas de Dios también sirven para involucrar a las personas de manera relacional. Dios desea una relación con Su creación, y las preguntas son una forma de fomentar el diálogo y la conexión. En la historia de Agar en Génesis 16, después de que ella huye de Sarai, un ángel del Señor la encuentra y le pregunta: "Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes y a dónde vas?" (Génesis 16:8). Esta pregunta abre una conversación que lleva a Agar a recibir consuelo y dirección de Dios. Al hacer preguntas, Dios demuestra Su cuidado y preocupación por los individuos, invitándolos a una relación más profunda con Él.

Además, las preguntas de Dios a menudo sirven para resaltar las limitaciones humanas y la necesidad de sabiduría divina. En Isaías 40:13-14, el profeta pregunta retóricamente: "¿Quién midió el Espíritu del Señor, o le enseñó como consejero? ¿A quién pidió consejo para ser informado, quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó conocimiento, o le mostró la senda de la inteligencia?" Estas preguntas subrayan la gran diferencia entre la sabiduría infinita de Dios y el entendimiento humano. Al hacer preguntas, Dios nos recuerda nuestra dependencia de Su guía y conocimiento.

Además de estas razones, es importante reconocer que las preguntas de Dios son un reflejo de Su naturaleza comunicativa. Dios es un ser relacional que se comunica con Su creación de diversas maneras, incluidas las preguntas. Este aspecto comunicativo de la naturaleza de Dios es evidente a lo largo de la Biblia, desde Sus conversaciones con Adán y Eva en el Jardín del Edén hasta Sus diálogos con los profetas y Sus enseñanzas a través de Jesucristo. Las preguntas de Dios son un medio para interactuar con la humanidad, invitándonos a una relación dinámica e interactiva con Él.

En resumen, las preguntas de Dios no son un signo de ignorancia o falta de conocimiento. En cambio, son una herramienta profunda utilizada por un Dios omnisciente para involucrar, enseñar, guiar y revelar. A través de Sus preguntas, Dios nos invita a reflexionar sobre nuestras acciones, comprender Su sabiduría, reconocer nuestras limitaciones y entrar en una relación más profunda con Él. Al encontrarnos con las preguntas de Dios en la Biblia, recordamos Su deseo de una relación significativa y transformadora con cada uno de nosotros, basada en Su sabiduría y amor infinitos.

Al comprender el propósito y la naturaleza de las preguntas de Dios, podemos apreciar la profundidad de Sus interacciones con la humanidad y las formas en que Él busca acercarnos a Él. Al reflexionar sobre estas preguntas divinas, estemos abiertos a las lecciones que imparten y las oportunidades que brindan para el crecimiento y la renovación espiritual.

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