¿Qué dice la Biblia sobre la astrología?

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La astrología, la creencia de que las posiciones y movimientos de los cuerpos celestes pueden influir en los asuntos humanos y los eventos naturales, ha sido un tema de fascinación y debate durante milenios. Como pastor cristiano no denominacional, abordar la cuestión de lo que dice la Biblia sobre la astrología requiere un examen cuidadoso de las Escrituras para comprender la perspectiva de Dios sobre esta práctica.

La Biblia contiene numerosos pasajes que tocan el tema de la astrología, a menudo dentro del contexto más amplio de la adivinación y la búsqueda de orientación en fuentes distintas de Dios. El tema general en estos pasajes es una advertencia clara y consistente contra la dependencia de la astrología y otras formas de adivinación.

Una de las referencias más directas a la astrología se encuentra en el libro de Isaías. En Isaías 47:13-14, Dios habla a través del profeta Isaías para pronunciar juicio sobre Babilonia, una nación conocida por su dependencia de la astrología y otras formas de adivinación:

"Te has fatigado con tus muchos consejos; que se presenten y te salven, los que dividen los cielos, los que miran las estrellas, los que en las lunas nuevas te hacen saber lo que vendrá sobre ti. He aquí, son como rastrojo; el fuego los consume; no pueden librarse del poder de la llama." (Isaías 47:13-14, ESV)

Aquí, Dios se burla de los astrólogos de Babilonia, enfatizando su incapacidad para salvar o proporcionar verdadera orientación. Este pasaje destaca la futilidad e impotencia de la astrología en comparación con el poder soberano de Dios.

El libro de Deuteronomio también aborda el tema de la adivinación, incluida la astrología, dentro del contexto de la relación de pacto de los israelitas con Dios. En Deuteronomio 18:10-12, Dios prohíbe explícitamente a su pueblo participar en diversas formas de adivinación:

"No se hallará en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas." (Deuteronomio 18:10-12, ESV)

Este pasaje subraya la seriedad con la que Dios ve estas prácticas, categorizándolas como abominaciones. La prohibición contra la adivinación, incluida la astrología, se basa en la creencia de que buscar orientación en fuentes distintas de Dios constituye una forma de idolatría y un rechazo de la soberanía de Dios.

El Nuevo Testamento también proporciona información sobre la perspectiva cristiana de la astrología. En el libro de Hechos, el apóstol Pablo se encuentra con una esclava que tiene un espíritu de adivinación. Pablo, lleno del Espíritu Santo, ordena al espíritu que salga de ella:

"Yendo nosotros al lugar de oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: 'Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación.' Y esto lo hacía por muchos días. Mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: 'Te mando en el nombre de Jesucristo que salgas de ella.' Y salió en aquella misma hora." (Hechos 16:16-18, ESV)

Este relato ilustra la postura cristiana temprana contra las prácticas asociadas con la adivinación y la adivinación del futuro, incluida la astrología. Las acciones de Pablo demuestran que el poder de Dios, a través del nombre de Jesucristo, triunfa sobre tales prácticas.

Además, en el libro de Colosenses, Pablo advierte a los creyentes contra ser desviados por filosofías y prácticas engañosas que no están arraigadas en Cristo:

"Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo." (Colosenses 2:8, ESV)

La astrología, como una forma de adivinación basada en los movimientos celestiales, puede verse como una de estas prácticas engañosas contra las que Pablo advierte. El énfasis aquí está en la suficiencia de Cristo para la sabiduría y la orientación, en lugar de recurrir a tradiciones humanas o espíritus elementales.

Además de estos pasajes bíblicos, también es útil considerar las implicaciones teológicas de la astrología. El cristianismo enseña que Dios es el Creador y Sustentador del universo. La Biblia comienza con la majestuosa declaración del poder creativo de Dios:

"En el principio creó Dios los cielos y la tierra." (Génesis 1:1, ESV)

Esta verdad fundamental establece la soberanía de Dios sobre toda la creación, incluidas las estrellas y los planetas. El salmista hace eco de este sentimiento, alabando a Dios por su obra en los cielos:

"Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos." (Salmo 19:1, ESV)

La visión bíblica de las estrellas y los cuerpos celestes es que son parte de la creación de Dios, destinados a mostrar su gloria y majestad. Sin embargo, no deben ser adorados ni utilizados como medio de adivinación. De hecho, la Biblia advierte explícitamente contra la adoración de cuerpos celestes:

"No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado y te inclines a ellos y les sirvas, cosas que Jehová tu Dios ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos." (Deuteronomio 4:19, ESV)

Este pasaje refuerza la idea de que, aunque los cielos declaran la gloria de Dios, no deben ser objetos de adoración ni fuentes de orientación.

La literatura cristiana también aborda el tema de la astrología. Un ejemplo notable es C.S. Lewis, un destacado apologista cristiano y autor. En su libro "La imagen descartada", Lewis discute la cosmología medieval y el papel de la astrología dentro de ella. Reconoce que, aunque la mente medieval veía los cielos como un reflejo del orden de Dios, la práctica de la astrología como medio de adivinación fue finalmente rechazada por los pensadores cristianos. Lewis enfatiza la distinción entre apreciar la belleza y el orden del cosmos y usarlo con fines adivinatorios.

El mensaje consistente a lo largo de las Escrituras y el pensamiento cristiano es que la astrología, como forma de adivinación, es incompatible con la fe cristiana. La Biblia llama a los creyentes a buscar orientación y sabiduría solo en Dios, quien es la fuente última de verdad y conocimiento. La práctica de la astrología, por el contrario, representa una confianza equivocada en las cosas creadas en lugar del Creador.

Además, la Biblia anima a los creyentes a confiar en la providencia y soberanía de Dios sobre sus vidas. En Proverbios 3:5-6, encontramos esta exhortación:

"Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas." (Proverbios 3:5-6, ESV)

Este pasaje llama a los creyentes a poner su confianza en Dios en lugar de en la comprensión humana o en prácticas como la astrología. Es un recordatorio de que Dios está íntimamente involucrado en la vida de su pueblo y que solo Él puede proporcionar la orientación y dirección que necesitan.

En conclusión, la postura de la Biblia sobre la astrología es clara: es una práctica que está prohibida y vista como incompatible con la adoración del único Dios verdadero. Las Escrituras advierten consistentemente contra buscar orientación en las estrellas o cualquier otra cosa creada, en lugar de llamar a los creyentes a poner su confianza solo en Dios. Al hacerlo, los cristianos reconocen la soberanía, sabiduría y cuidado providencial de Dios sobre sus vidas, afirmando que solo Él es la fuente de verdadera orientación y comprensión.

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