¿Qué significa trabajar en tu salvación con temor y temblor?

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La frase "ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor" proviene de Filipenses 2:12, donde el apóstol Pablo escribe: "Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no solo en mi presencia, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor." Este pasaje ha sido a menudo objeto de mucha discusión y, a veces, de confusión. ¿Qué quiere decir Pablo con esta exhortación? ¿Cómo encaja en el contexto más amplio de la teología cristiana, particularmente en la doctrina de la salvación?

Primero, es esencial entender que Pablo está escribiendo a los creyentes en Filipos. Estos son individuos que ya han aceptado a Jesucristo como su Señor y Salvador. Por lo tanto, el llamado a "ocuparos" en su salvación no implica que necesiten ganar su salvación a través de buenas obras. El Nuevo Testamento es claro en que la salvación es por gracia mediante la fe y no por obras. Efesios 2:8-9 dice: "Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe."

Dado este contexto, "ocuparos en vuestra salvación" debe entenderse como algo diferente a lograr o ganar la salvación. Se refiere, en cambio, al proceso de santificación, el viaje continuo de volverse más como Cristo. Este es un esfuerzo colaborativo entre el creyente y el Espíritu Santo. Mientras que la salvación es iniciada por la gracia de Dios y recibida mediante la fe, la santificación implica nuestra participación activa.

La frase "con temor y temblor" añade otra capa de significado. En términos bíblicos, "temor" a menudo denota un profundo respeto y asombro por Dios en lugar de un terror paralizante. Proverbios 1:7 nos dice: "El temor del Señor es el principio del conocimiento." Este tipo de temor reconoce la santidad, justicia y poder de Dios. Es un reconocimiento de nuestra propia fragilidad humana y la gravedad del llamado divino a vivir una vida que refleje el carácter de Dios.

"Temblor" complementa este temor al enfatizar la seriedad y solemnidad con la que debemos abordar nuestro crecimiento espiritual. Sugiere una humilde conciencia de lo que está en juego en nuestro caminar con Cristo. La idea no es inducir ansiedad, sino cultivar un profundo sentido de responsabilidad y seriedad en nuestros esfuerzos espirituales.

La exhortación de Pablo también puede entenderse en el contexto de la narrativa más amplia de Filipenses 2. Justo antes de este versículo, Pablo describe la humildad y obediencia de Jesucristo, quien "se despojó a sí mismo tomando la naturaleza de siervo" y "se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" (Filipenses 2:7-8). Este ejemplo de la humildad y obediencia de Cristo sirve como modelo para nuestras propias vidas. Ocuparnos en nuestra salvación implica emular la humildad, obediencia y amor sacrificial de Cristo.

Además, el versículo siguiente, Filipenses 2:13, proporciona una visión adicional: "porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad." Este versículo nos asegura que, aunque estamos llamados a ocuparnos en nuestra salvación, es en última instancia Dios quien nos capacita y nos da el deseo de buscar la santidad. Esta asociación divina subraya el misterio de la santificación: debemos esforzarnos, pero es Dios quien proporciona la fuerza y el deseo de perseguir la santidad.

El concepto de "ocuparos en vuestra salvación" también se alinea con otras enseñanzas del Nuevo Testamento sobre el crecimiento y la madurez espiritual. Por ejemplo, en 2 Pedro 1:5-7, se anima a los creyentes a "hacer todo lo posible por añadir a vuestra fe, virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, perseverancia; a la perseverancia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor." Este pasaje destaca el papel activo que debemos desempeñar en cultivar virtudes cristianas.

Además, en 1 Corintios 9:24-27, Pablo usa la analogía de un atleta entrenando para una carrera para ilustrar la disciplina y dedicación requeridas en la vida cristiana. Él escribe: "¿No sabéis que en una carrera todos los corredores corren, pero solo uno obtiene el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todos los que compiten en los juegos se someten a un entrenamiento estricto. Ellos lo hacen para obtener una corona que no dura, pero nosotros lo hacemos para obtener una corona que dura para siempre."

El llamado a ocuparnos en nuestra salvación con temor y temblor también es un llamado a la comunidad. La carta a los Filipenses está dirigida a una congregación, no solo a individuos. El viaje cristiano no está destinado a ser un esfuerzo solitario, sino comunitario. Estamos llamados a apoyarnos, animarnos y responsabilizarnos mutuamente mientras crecemos en la fe. Hebreos 10:24-25 nos recuerda: "Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca."

En resumen, "ocuparos en vuestra salvación con temor y temblor" significa participar activamente en el proceso de santificación con un profundo sentido de reverencia y responsabilidad. Implica emular la humildad y obediencia de Cristo, reconocer nuestra dependencia del poder habilitador de Dios y participar en los aspectos comunitarios de la fe cristiana. Esta exhortación no se trata de ganar la salvación, sino de vivir la realidad de nuestra salvación de una manera que honre a Dios y refleje Su carácter. A través de este proceso, crecemos en nuestra relación con Dios y nos convertimos en testigos más efectivos de Su gracia y amor en el mundo.

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