El Arca de la Alianza, un emblema de la presencia de Dios y un artefacto central en la vida religiosa de Israel, tiene una narrativa fascinante en la Biblia. Después de ser capturada por los filisteos y causar tumulto en sus ciudades, el Arca fue devuelta a Israel y finalmente llegó a la casa de Obed-edom. El período posterior a su estancia allí es rico tanto en significado teológico como en intriga histórica.
En 2 Samuel 6, leemos sobre el intento del rey David de llevar el Arca de la Alianza a Jerusalén. El Arca había estado en la casa de Abinadab en Kiriat-Jearim durante muchos años después de ser devuelta por los filisteos (1 Samuel 7:1-2). David, reconociendo la importancia del Arca, buscó llevarla a su nueva capital. Sin embargo, durante el transporte, ocurrió un incidente que llevó a la colocación temporal del Arca en la casa de Obed-edom.
Mientras el Arca era transportada en un carro nuevo, Uza, uno de los hombres que guiaban el carro, extendió la mano para estabilizarla cuando los bueyes tropezaron. La ira de Dios se encendió contra Uza por su acto irreverente, y fue golpeado de muerte en el acto (2 Samuel 6:6-7). Este juicio repentino y severo hizo que David temiera al Señor y reconsiderara su enfoque. En consecuencia, David decidió colocar el Arca en la casa de Obed-edom el gitita, un levita, por un tiempo.
El Arca permaneció en la casa de Obed-edom durante tres meses, y durante este período, el Señor bendijo a Obed-edom y a toda su casa (2 Samuel 6:11). Esta bendición fue una clara indicación del favor y la presencia de Dios asociados con el Arca. La naturaleza exacta de las bendiciones no se detalla en el texto, pero se entiende que abarca tanto la prosperidad material como el bienestar espiritual.
Animado por las noticias de las bendiciones de Obed-edom, David decidió llevar el Arca a Jerusalén con mayor cuidado y reverencia. Esta vez, siguió los procedimientos levíticos adecuados para transportar el Arca, como se describe en la Ley de Moisés (Números 4:15). El Arca fue llevada por los levitas sobre sus hombros usando varas, como se prescribe, y David ofreció sacrificios en el camino (2 Samuel 6:13).
La procesión que llevó el Arca a Jerusalén estuvo marcada por gran alegría y celebración. El propio David danzó ante el Señor con todas sus fuerzas, vistiendo un efod de lino, una prenda asociada con el servicio sacerdotal (2 Samuel 6:14). La llegada del Arca a Jerusalén fue una ocasión trascendental, simbolizando la presencia y el favor de Dios sobre la ciudad y el reinado de David.
Al llegar a la ciudad, el Arca fue colocada en una tienda que David había levantado para ella. Esta tienda era una morada temporal, ya que David expresó más tarde su deseo de construir un templo permanente para el Señor (2 Samuel 7:1-2). Sin embargo, Dios reveló a través del profeta Natán que David no sería el que construiría el templo; esa tarea recaería en su hijo Salomón (2 Samuel 7:12-13).
El Arca permaneció en la tienda en Jerusalén durante todo el reinado de David. Jugó un papel central en la vida religiosa de Israel, simbolizando el pacto de Dios con su pueblo y su presencia entre ellos. El traslado del Arca a Jerusalén por parte de David también tuvo importantes implicaciones políticas y espirituales. Estableció a Jerusalén no solo como la capital política sino también como el centro religioso de Israel.
Cuando Salomón se convirtió en rey, cumplió la visión de su padre construyendo el magnífico templo en Jerusalén. La construcción del templo se detalla en 1 Reyes 6-7, y su dedicación se registra en 1 Reyes 8. Al completarse el templo, Salomón hizo que el Arca de la Alianza fuera llevada desde la tienda en Jerusalén al Lugar Santísimo en el templo recién construido (1 Reyes 8:1-6).
El traslado del Arca al templo fue un evento grandioso, marcado por una gran asamblea de líderes, sacerdotes y levitas de Israel. Cuando el Arca fue llevada al santuario interior, el Lugar Santísimo, la gloria del Señor llenó el templo en forma de nube, lo que significaba la aprobación y la presencia de Dios (1 Reyes 8:10-11). La colocación del Arca en el templo subrayó el papel del templo como el lugar central de adoración y la morada del nombre de Dios.
El Arca de la Alianza permaneció en el templo hasta la conquista babilónica de Jerusalén en 586 a.C. El destino del Arca después de este evento está envuelto en misterio. La Biblia no proporciona un relato claro de lo que le sucedió. Algunas tradiciones sugieren que fue escondida para protegerla de los invasores, mientras que otras proponen que fue llevada por los babilonios o destruida.
En resumen, después de su estancia en la casa de Obed-edom, el Arca de la Alianza fue llevada a Jerusalén con gran reverencia y celebración. Permaneció en una tienda allí hasta que Salomón construyó el templo, donde fue colocada en el Lugar Santísimo. El Arca continuó simbolizando la presencia y el pacto de Dios con Israel hasta el exilio babilónico, después del cual su destino sigue siendo incierto. Esta narrativa destaca el papel central del Arca en la vida religiosa de Israel y la importancia de la reverencia y la obediencia al acercarse a las cosas sagradas de Dios.