La Biblia, aunque principalmente es un texto teológico y espiritual, contiene varios pasajes que tocan la creación y expansión del universo. Estos versículos, a menudo poéticos y metafóricos, proporcionan un rico tapiz de imágenes y conocimientos teológicos sobre la naturaleza del cosmos y el papel de Dios como Creador. Exploremos estos pasajes y sus implicaciones para nuestra comprensión del universo desde una perspectiva bíblica.
El texto fundamental para entender la visión bíblica de la creación se encuentra en el Libro del Génesis. Los capítulos iniciales de Génesis proporcionan un marco narrativo para la creación del universo:
"En el principio, Dios creó los cielos y la tierra. La tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas cubrían la faz del abismo. Y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: 'Sea la luz'; y fue la luz." (Génesis 1:1-3, RVR1960)
Estos versículos establecen la creencia fundamental de que Dios es el Creador de todas las cosas. La frase "En el principio" denota el comienzo del tiempo y el espacio, y el acto de creación es iniciado por el mandato divino. La creación de la luz es particularmente significativa, ya que simboliza el orden y la estructura impuestos sobre el caos primordial.
A medida que la narrativa avanza, los seis días de la creación se desarrollan, cada uno marcado por la palabra creativa de Dios. Los cielos, la tierra, los mares y todas las criaturas vivientes son traídos a la existencia por la voluntad soberana de Dios. La culminación de este acto creativo es la creación de la humanidad, hecha a imagen de Dios:
"Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó." (Génesis 1:27, RVR1960)
Los Salmos, una colección de textos poéticos y litúrgicos, frecuentemente reflexionan sobre la majestad y el asombro de la creación de Dios. Estos pasajes a menudo enfatizan la vastedad de los cielos y la intrincada belleza del mundo natural como testimonios de la gloria y el poder de Dios.
El Salmo 19 es un ejemplo principal de este tema:
"Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras." (Salmo 19:1-4, RVR1960)
Aquí, el salmista personifica los cielos y el firmamento como testigos del poder creativo de Dios. El ciclo continuo de día y noche sirve como una proclamación silenciosa de la gloria de Dios, accesible para toda la humanidad.
El Salmo 104 ofrece otra vívida descripción de la creación, describiendo el papel activo de Dios en el sostenimiento del universo:
"Bendice, alma mía, a Jehová. Jehová Dios mío, mucho te has engrandecido; te has vestido de gloria y de magnificencia. El que se cubre de luz como de vestidura, que extiende los cielos como una cortina." (Salmo 104:1-2, RVR1960)
La imagen de Dios extendiendo los cielos como una cortina evoca la idea del universo como un lugar de morada cuidadosamente construido, diseñado por un Creador magistral. Este pasaje también destaca la naturaleza continua del trabajo creativo y sustentador de Dios.
La literatura profética del Antiguo Testamento contiene varias referencias a la creación y expansión del universo. Estos pasajes a menudo usan imágenes cósmicas para transmitir verdades teológicas sobre la soberanía de Dios y el desarrollo de los propósitos divinos.
En el Libro de Isaías, por ejemplo, encontramos una poderosa descripción del trabajo creativo y expansivo de Dios:
"Él está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar." (Isaías 40:22, RVR1960)
Este versículo retrata a Dios como trascendente y soberano, sentado sobre la tierra y extendiendo los cielos. La imagen de los cielos siendo desplegados como una cortina o tienda sugiere un proceso continuo de expansión, insinuando la naturaleza dinámica del universo.
Isaías 45:12 enfatiza aún más el papel de Dios como Creador y sustentador del cosmos:
"Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé." (Isaías 45:12, RVR1960)
Aquí, el acto creativo de Dios se describe en términos personales e intencionales, con los cielos siendo extendidos por las manos de Dios. La referencia al "ejército" de los cielos subraya el orden y la estructura del cosmos, gobernado por el mandato divino.
El Nuevo Testamento continúa el tema de la creación y lo expande a través del lente de la Cristología. El apóstol Pablo, en sus cartas, a menudo reflexiona sobre la significancia cósmica de la obra de Cristo, vinculándola al acto original de la creación.
En Colosenses, Pablo presenta una visión del universo centrada en Cristo:
"Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten." (Colosenses 1:15-17, RVR1960)
Este pasaje afirma que Cristo es tanto el agente como el propósito de la creación. El universo, con todas sus complejidades y dimensiones, es creado por medio de y para Cristo. Además, se enfatiza el poder sustentador de Cristo, ya que "en él subsisten todas las cosas", sugiriendo un acto continuo de sostener y preservar el cosmos.
El prólogo del Evangelio de Juan también destaca el papel del Verbo (Logos) en la creación:
"En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho." (Juan 1:1-3, RVR1960)
El prólogo de Juan hace eco de la apertura de Génesis, situando al Verbo en el mismo comienzo de la creación. El Verbo, identificado como Cristo, es el agente divino a través del cual todas las cosas llegan a existir. Este pasaje refuerza la idea de que el universo es un producto de la voluntad y el propósito divino, mediado a través del Verbo.
Los versículos bíblicos discutidos proporcionan una visión multifacética de la creación y la expansión del universo. Desde el acto inicial de creación en Génesis hasta las reflexiones poéticas en los Salmos y las imágenes proféticas en Isaías, la Biblia presenta un tema consistente de la participación soberana y con propósito de Dios en el cosmos.
El Nuevo Testamento enriquece aún más este tema situando a Cristo en el centro de la creación, enfatizando tanto el acto inicial de creación como el trabajo continuo de sostener y redimir el universo. Esta visión cristocéntrica del cosmos invita a los creyentes a ver el universo como un todo coherente y con propósito, fundamentado en la naturaleza divina y la obra de Cristo.
A la luz de estos pasajes bíblicos, los cristianos están llamados a maravillarse ante la grandeza de la creación y a reconocer la mano del Creador en la vasta extensión del universo. La narrativa bíblica nos invita a ver el cosmos no como una entidad aleatoria o caótica, sino como una obra de arte divina cuidadosamente elaborada y continuamente sostenida.
Además, la imagen de la expansión—Dios extendiendo los cielos—resuena con las comprensiones científicas modernas de la naturaleza dinámica del universo. Aunque la Biblia no es un libro de texto científico, su lenguaje poético y teológico ofrece una perspectiva profunda y complementaria sobre los misterios de la creación.
En conclusión, los versículos bíblicos sobre la creación y la expansión proporcionan una visión rica y convincente del universo como un testimonio de la gloria, el poder y el propósito de Dios. Invitan a los creyentes a adorar al Creador, a encontrar significado y coherencia en el cosmos, y a vivir en asombro y gratitud por la obra divina que nos rodea.