¿Qué dice Génesis sobre la responsabilidad humana hacia la creación?

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El Libro del Génesis, particularmente sus capítulos iniciales, establece una base profunda para comprender la relación humana con el resto de la creación. Esta relación no es meramente incidental, sino que es central para los temas narrativos y teológicos presentados en el Génesis. Al explorar estos temas, veremos cómo informan una visión integral de la responsabilidad humana hacia el medio ambiente y todas las formas de vida.

La Narrativa de la Creación: Un Contexto de Responsabilidad

Génesis 1:26-28 registra la creación de los humanos y proporciona la primera visión de nuestro papel dentro de la creación. Aquí, Dios dice: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves del cielo, en los ganados, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra." Esta directiva establece a los humanos como representantes de la autoridad de Dios en la tierra, dotados de la responsabilidad de gobernar. Sin embargo, este "gobernar" no es una licencia para el control explotador, sino un mandato para la administración y el cuidado.

El término hebreo usado para "gobernar" en este contexto, radah, implica un reinado o gobernanza que mantiene el orden y asegura el bienestar de todo lo que está bajo su influencia. Este concepto se refleja en el Salmo 72, donde el reinado del rey implica liberar a los necesitados, cuidar a los pobres y preservar la vida de los inocentes. Tal gobierno refleja el propio carácter de Dios: Su justicia, misericordia y amor por Su creación.

El Jardín del Edén: Un Modelo de Cuidado y Trabajo

Génesis 2:15 enfatiza aún más la responsabilidad humana, afirmando: "Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase." Los términos "labrar" (abad) y "guardar" (shamar) usados aquí sugieren cultivo y protección. El motivo del jardín presenta una imagen de los humanos como jardineros: cuidando, nutriendo y preservando el medio ambiente. Este papel no es oneroso, sino que cumple el propósito humano y refleja la obra creativa continua de Dios.

Esta perspectiva es crucial porque muestra que el trabajo era parte del propósito humano antes de la Caída (Génesis 3). El trabajo no era un castigo, sino un regalo, permitiendo a los humanos participar en la creatividad y el cuidado de Dios. Por lo tanto, la responsabilidad humana hacia la creación incluye un compromiso proactivo en sostener y mejorar la vida.

La Caída y Sus Implicaciones para la Creación

La narrativa de la Caída en Génesis 3 introduce una interrupción en el orden creado, afectando las relaciones humanas con Dios, entre sí y con el mundo natural. La tierra es maldecida por el pecado humano, y producirá espinas y cardos, haciendo que el cultivo sea laborioso (Génesis 3:17-19). Esta alteración significa que el mundo natural ahora refleja las consecuencias de la desobediencia humana, destacando un vínculo intrínseco entre la conducta ética y la salud ambiental.

El escenario posterior a la Caída no niega, sin embargo, la responsabilidad humana hacia la creación; más bien, la intensifica. Los humanos ahora están llamados a trabajar contra el telón de fondo del gemido de la creación (Romanos 8:22), esforzándose por restaurar el equilibrio y la armonía. Esta restauración no es solo física, sino también espiritual, con el objetivo de reconciliar todas las cosas con Dios (Colosenses 1:20).

Administración en un Contexto Moderno

Aplicar estos principios del Génesis hoy implica reconocer las amplias implicaciones de nuestra administración. Significa abogar por y practicar políticas ambientales sostenibles que respeten y preserven el mundo natural. Implica promover la biodiversidad, reducir los desechos y abordar el cambio climático como parte integral de nuestros deberes de administración.

Además, la administración se extiende a cómo tratamos la vida animal, visto en el pacto de Dios con Noé en Génesis 9, que incluye no solo a los humanos sino a todas las criaturas vivientes. Este pacto subraya el valor que Dios otorga a todas las formas de vida, ordenando su preservación y cuidado como parte de la responsabilidad humana.

Implicaciones Éticas y Esperanza Futura

El Génesis no solo enmarca la responsabilidad humana en términos de deber presente, sino también de esperanza futura. La promesa de una nueva creación (Apocalipsis 21:1) donde no hay más decadencia ni muerte proporciona una visión que debería motivar la administración actual. Nos recuerda que nuestros esfuerzos en el cuidado de la tierra se alinean con el plan último de Dios para la renovación de la creación.

En resumen, el Génesis presenta una teología de la creación que asigna a los humanos un papel fundamental como cuidadores y administradores de la tierra. Este papel se basa en nuestra creación a imagen de Dios, encargados de reflejar Su carácter a través de una interacción justa, misericordiosa y amorosa con el medio ambiente y todos sus habitantes. La narrativa fomenta una visión de la administración que es activa y esperanzadora, instándonos a comprometernos responsablemente con nuestro mundo como un acto de adoración y obediencia al Creador. A través de tal compromiso, no solo cumplimos nuestro mandato dado por Dios, sino que también contribuimos al florecimiento de toda la creación, anticipando la restauración de todas las cosas en el tiempo perfecto de Dios.

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