La Candelaria, celebrada el 2 de febrero, es un día santo cristiano que conmemora la presentación de Jesús en el Templo y la purificación de la Virgen María. Esta fiesta, rica en significado histórico y espiritual, se observa con diversas tradiciones, incluida la bendición de las velas, de donde deriva su nombre. Comprender las capas de significado detrás de la Candelaria puede profundizar la apreciación de su papel en la vida y liturgia cristianas.
Los orígenes de la Candelaria se remontan a los primeros tiempos cristianos. El evento está arraigado en la práctica judía descrita en Levítico 12, donde una mujer, después del parto, debía ser purificada llevando un sacrificio al Templo. María, cumpliendo con esta ley, llevó a Jesús al Templo en Jerusalén 40 días después de su nacimiento, cumpliendo con el requisito de purificación y dedicando a Jesús a Dios como se prescribe en Éxodo 13:2,12.
Esta fiesta cristiana es conocida como la Fiesta de la Presentación del Señor en muchas tradiciones litúrgicas. Marca el final de la temporada litúrgica de la Navidad, 40 días después de Navidad, y se considera una fiesta de luz, simbolizando a Jesucristo como la luz del mundo. Las primeras referencias a una celebración de este evento en la Iglesia Cristiana se remontan al siglo IV en Jerusalén. La fiesta se extendió a otras partes del mundo cristiano durante los siglos siguientes, siendo reconocida universalmente en el siglo XI.
El significado espiritual de la Candelaria es múltiple. Primero, conmemora la presentación de Jesús en el Templo, cumpliendo las antiguas leyes y profecías. Este evento se ve como una revelación de Cristo como el Mesías y "una luz para revelación a los gentiles y para gloria de tu pueblo Israel", como profetizó Simeón, un hombre justo y devoto a quien el Espíritu Santo le había prometido que no moriría antes de ver al Mesías (Lucas 2:32).
La bendición y distribución de velas, que se encienden durante el servicio, simbolizan la luz de Cristo que se trae al mundo. Este acto recuerda a los creyentes que están llamados a reflejar la luz de Cristo en sus propias vidas. El uso litúrgico de las velas en este día tiene un profundo simbolismo; la luz conquista la oscuridad, la verdad disipa la ignorancia y la pureza vence al pecado.
La Candelaria incluye varios elementos teológicos y litúrgicos clave. El uso de velas es profundamente simbólico en la tradición cristiana, representando tanto a Cristo como la luz del mundo como el llamado del creyente a llevar esa luz adelante. En muchas iglesias, la Candelaria implica una procesión con velas, simbolizando la entrada de Cristo, la Luz, en el Templo de Jerusalén.
El Nunc Dimittis, o el Cántico de Simeón, se canta típicamente durante los servicios de la Candelaria. Este cántico refleja alegría y paz en la salvación de Dios, ya que Simeón declara: "Señor, ahora dejas a tu siervo irse en paz, según tu palabra; porque mis ojos han visto tu salvación" (Lucas 2:29-30). Esta canción encapsula el reconocimiento del papel de Jesús en la historia de la salvación de toda la humanidad.
Diferentes tradiciones cristianas observan la Candelaria de diversas maneras. En la Iglesia Católica Romana, es un Día de Fiesta, completo con la bendición de velas y una Misa. En la Iglesia Ortodoxa, se conoce como la Fiesta de la Presentación de Cristo en el Templo y también implica una bendición similar de velas. En las tradiciones anglicana y luterana, se observa el festival, aunque a menudo con menos énfasis en la bendición de velas que en la tradición católica.
Para los cristianos contemporáneos, la Candelaria ofrece un momento para reflexionar sobre la luz de Cristo y nuestro llamado a ser portadores de luz en un mundo que a menudo parece envuelto en oscuridad. Es un momento para contemplar la pureza, la obediencia y el cumplimiento de la ley de Dios, como lo ejemplifica la Sagrada Familia. También sirve como un recordatorio de la profecía del papel de Cristo en la salvación de todas las naciones, no solo de Israel.
Además, la Candelaria puede verse como un puente entre la alegría de la Navidad y la penitencia de la Cuaresma, un período que pronto sigue. Esta fiesta invita a los creyentes a preparar sus corazones para el viaje hacia la Pascua, comenzando con el reconocimiento de Jesús como el Salvador y la luz en la oscuridad.
En esencia, la Candelaria es una celebración rica en raíces históricas y profundo significado espiritual. Recuerda a los cristianos la luz de Cristo que brilla en la oscuridad del mundo. A través del encendido y la bendición simbólica de las velas, se invita a los creyentes a renovar su compromiso de vivir como luces en el mundo, reflejando el brillo de Cristo en sus vidas diarias. Al celebrar la Candelaria, se nos recuerda nuestro papel en llevar adelante esta luz, una misión que es tanto un privilegio como una profunda responsabilidad.