¿Cuál es el significado de comer el rollo en la Biblia?

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En la Biblia, el acto de comer un rollo es un gesto poderoso y simbólico que aparece tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, específicamente en los libros proféticos de Ezequiel y Apocalipsis. Este acto tiene un profundo significado teológico y espiritual, reflejando la relación íntima y transformadora entre la Palabra de Dios y el profeta que la recibe.

La primera instancia de comer un rollo ocurre en el libro de Ezequiel. En Ezequiel 2:8-3:3, el profeta Ezequiel es mandado por Dios a comer un rollo:

"Pero tú, hijo de hombre, escucha lo que te digo. No seas rebelde como esa casa rebelde; abre tu boca y come lo que te doy." Y cuando miré, he aquí, una mano se extendía hacia mí, y he aquí, un rollo de un libro estaba en ella. Y lo extendió delante de mí. Y tenía escritura por delante y por detrás, y en él estaban escritas palabras de lamentación, duelo y ay. Y me dijo: 'Hijo de hombre, come lo que encuentres aquí. Come este rollo, y ve, habla a la casa de Israel.' Así que abrí mi boca, y él me dio este rollo para comer. Y me dijo: 'Hijo de hombre, llena tu vientre con este rollo que te doy y llena tu estómago con él.' Entonces lo comí, y en mi boca era tan dulce como la miel." (Ezequiel 2:8-3:3, ESV)

En este pasaje, el rollo representa la Palabra de Dios, llena de mensajes de lamentación, duelo y ay. Al comer el rollo, Ezequiel internaliza el mensaje divino, significando que debe absorber y encarnar completamente las palabras de Dios antes de poder comunicarlas efectivamente al pueblo de Israel. El acto de comer el rollo simboliza la aceptación total y la asimilación del mensaje de Dios por parte del profeta, convirtiéndolo en una parte integral de su ser. Esta internalización es crucial para el papel del profeta como portavoz de Dios, ya que asegura que el mensaje que entrega no solo sea escuchado, sino profundamente entendido y sentido.

La dulzura del rollo en la boca de Ezequiel, a pesar de su contenido amargo, resalta la naturaleza dual de la Palabra de Dios. Aunque los mensajes pueden contener juicios severos y verdades difíciles, son en última instancia dulces porque provienen de Dios y llevan el potencial de arrepentimiento, redención y restauración. Esta paradoja refleja la complejidad del mensaje divino, que puede ser tanto desafiante como vivificante.

La segunda instancia de comer un rollo ocurre en el libro de Apocalipsis. En Apocalipsis 10:8-11, el apóstol Juan es instruido a comer un pequeño rollo:

"Entonces la voz que había oído del cielo me habló de nuevo, diciendo: 'Ve, toma el rollo que está abierto en la mano del ángel que está de pie sobre el mar y sobre la tierra.' Así que fui al ángel y le dije que me diera el pequeño rollo. Y él me dijo: 'Tómalo y cómelo; te amargará el estómago, pero en tu boca será dulce como la miel.' Y tomé el pequeño rollo de la mano del ángel y lo comí. Era dulce como la miel en mi boca, pero cuando lo hube comido, mi estómago se volvió amargo. Y me dijeron: 'Debes profetizar de nuevo sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.'" (Apocalipsis 10:8-11, ESV)

Similar a la experiencia de Ezequiel, a Juan se le manda comer el rollo, simbolizando la internalización del mensaje profético de Dios. El rollo es dulce en la boca de Juan pero se vuelve amargo en su estómago, enfatizando la naturaleza agridulce del mensaje profético. La dulzura representa la recepción inicial de la Palabra de Dios, que es un deleite para aquellos que aman y buscan la verdad. Sin embargo, la amargura significa las realidades difíciles y a menudo dolorosas que vienen con proclamar los juicios y advertencias de Dios a un mundo rebelde y pecador.

El acto de comer el rollo tanto en Ezequiel como en Apocalipsis subraya el papel del profeta como mediador entre Dios y la humanidad. Al consumir el rollo, el profeta se convierte en un recipiente viviente de la Palabra de Dios, encarnando completamente el mensaje que están llamados a entregar. Este profundo acto de internalización asegura que las palabras del profeta no solo sean habladas, sino que estén profundamente arraigadas en su propio ser, mejorando la autenticidad y autoridad de su proclamación.

Además, la imagen de comer el rollo resalta el poder transformador de la Palabra de Dios. Así como el alimento físico nutre y sostiene el cuerpo, la Palabra de Dios nutre y sostiene el alma. Cuando el profeta come el rollo, significa que la Palabra de Dios no es solo información externa, sino una fuerza vital y vivificante que transforma al profeta desde dentro. Esta transformación equipa al profeta para cumplir fiel y efectivamente su llamado divino.

El significado de comer el rollo también se extiende al tema bíblico más amplio de la Palabra de Dios como alimento espiritual. En Deuteronomio 8:3, Moisés recuerda a los israelitas que "el hombre no vive solo de pan, sino que el hombre vive de toda palabra que sale de la boca del Señor." Jesús repite este sentimiento en Mateo 4:4 durante Su tentación en el desierto. El acto de comer el rollo ilustra vívidamente esta verdad, enfatizando que la Palabra de Dios es esencial para la vida y el crecimiento espiritual.

En la tradición cristiana, el simbolismo de comer el rollo ha sido interpretado como un llamado para que los creyentes internalicen y encarnen la Palabra de Dios en sus propias vidas. Así como los profetas Ezequiel y Juan fueron transformados por su encuentro con el mensaje divino, los cristianos están llamados a dejar que la Palabra de Dios habite ricamente en ellos (Colosenses 3:16). Esta internalización lleva a una vida transformada que refleja el carácter y los propósitos de Dios.

Los escritos de los Padres de la Iglesia y los teólogos cristianos han explorado aún más este tema. Por ejemplo, San Agustín en sus "Confesiones" habla de la dulzura de la Palabra de Dios y cómo nutrió su alma, trazando un paralelo con la experiencia de los profetas. De manera similar, Juan Calvino en sus "Institutos de la Religión Cristiana" enfatiza la importancia de meditar en las Escrituras y permitir que moldeen los pensamientos, actitudes y acciones de uno.

En resumen, el acto de comer el rollo en la Biblia es un gesto ricamente simbólico que significa la internalización y encarnación completa de la Palabra de Dios por parte del profeta. Resalta el poder transformador del mensaje divino, la naturaleza agridulce de la proclamación profética y el papel esencial de la Palabra de Dios como alimento espiritual. Para los creyentes de hoy, sirve como un poderoso recordatorio de la importancia de sumergirse en las Escrituras, permitiendo que moldeen y transformen la vida de uno, y proclamando fielmente sus verdades al mundo.

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