Herodías es una figura fascinante y compleja en el Nuevo Testamento, y su historia está entrelazada con las intrigas políticas y familiares de la dinastía herodiana. Su narrativa aparece principalmente en los Evangelios de Mateo y Marcos, y desempeña un papel significativo en los eventos que conducen a la decapitación de Juan el Bautista.
Herodías era la nieta de Herodes el Grande, lo que la convertía en miembro de la dinastía herodiana, una familia conocida por sus maniobras políticas y sus vidas personales a menudo escandalosas. Herodes el Grande fue el rey que, según el Evangelio de Mateo, ordenó la Matanza de los Inocentes en un intento de matar al niño Jesús (Mateo 2:16-18). El padre de Herodías, Aristóbulo IV, era uno de los hijos de Herodes el Grande, y su madre era Berenice, descendiente de la dinastía asmonea. Este linaje colocó a Herodías en una posición de considerable influencia y expectativas.
Herodías se casó primero con su tío, Herodes II (también conocido como Herodes Felipe I), quien era otro hijo de Herodes el Grande. Este matrimonio produjo una hija, Salomé, quien más tarde desempeñaría un papel crucial en la historia de la ejecución de Juan el Bautista. Sin embargo, el matrimonio de Herodías con Herodes II no duró. Ella lo dejó para casarse con otro tío, Herodes Antipas, quien era el tetrarca de Galilea y Perea. Este matrimonio fue tanto política como personalmente escandaloso, ya que violaba las leyes judías contra casarse con la esposa de un hermano mientras el hermano aún estaba vivo (Levítico 18:16; 20:21).
Herodes Antipas, a menudo referido simplemente como Herodes en los Evangelios, era un gobernante conocido por su ambición y su complicada relación con el pueblo judío que gobernaba. Su matrimonio con Herodías complicó aún más su gobierno, ya que se consideraba una afrenta a la ley y la moral judías. Juan el Bautista, una figura profética prominente que llamaba al arrepentimiento y la adhesión a las leyes de Dios, criticó abiertamente esta unión. En el Evangelio de Marcos, leemos:
"Porque Juan le decía a Herodes: 'No te es lícito tener la mujer de tu hermano.'" (Marcos 6:18, ESV)
Herodías, indignada por la condena de Juan, guardaba rencor contra él y buscaba matarlo. Sin embargo, Herodes Antipas era reacio. Reconocía a Juan como un hombre justo y santo y temía la posible reacción del pueblo que veneraba a Juan como profeta. El Evangelio de Marcos elabora sobre esta tensión:
"Herodías le guardaba rencor y quería matarlo. Pero no podía, porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo escuchaba, se quedaba muy perplejo, y sin embargo, lo escuchaba con gusto." (Marcos 6:19-20, ESV)
La oportunidad para que Herodías se vengara llegó durante la celebración del cumpleaños de Herodes. La hija de Herodías, Salomé, realizó una danza que complació tanto a Herodes y a sus invitados que él prometió concederle lo que deseara, hasta la mitad de su reino. Instigada por su madre, Salomé pidió la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja. Aunque angustiado, Herodes se sintió obligado a cumplir su promesa hecha ante sus invitados y ordenó la ejecución de Juan. El Evangelio de Mateo relata esta espantosa petición:
"Instigada por su madre, ella dijo: 'Dame aquí en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.' Y el rey se entristeció, pero debido a sus juramentos y a sus invitados, ordenó que se le diera. Envió y decapitó a Juan en la prisión, y su cabeza fue traída en una bandeja y entregada a la muchacha, y ella la llevó a su madre." (Mateo 14:8-11, ESV)
El papel de Herodías en esta narrativa es fundamental. Se la retrata como una figura manipuladora y vengativa, dispuesta a usar a su hija para lograr sus fines. Sus acciones contrastan marcadamente con la rectitud y el coraje profético de Juan el Bautista. La historia de Herodías y Juan el Bautista sirve como una poderosa ilustración del conflicto entre el poder mundano y la verdad divina, un tema recurrente en el Nuevo Testamento.
Desde una perspectiva teológica más amplia, la historia de Herodías subraya los peligros de la ambición desmedida y la corrupción moral que puede surgir de la búsqueda del poder. Sus acciones están impulsadas por el deseo de silenciar una voz de verdad que desafiaba su autoridad y estilo de vida. Esta narrativa invita a los lectores a reflexionar sobre sus propias respuestas a la verdad y la corrección, especialmente cuando provienen de un lugar de rectitud y llamado divino.
En el contexto de la dinastía herodiana, las acciones de Herodías también destacan la compleja interacción de las relaciones familiares y el poder político. La familia herodiana se caracterizaba por la intriga, la traición y una búsqueda implacable de autoridad, a menudo a expensas de la integridad personal y moral. El matrimonio de Herodías con Herodes Antipas y sus acciones posteriores contra Juan el Bautista son emblemáticos de este patrón más amplio.
La literatura fuera de la Biblia, como los escritos del historiador judío Flavio Josefo, proporciona un contexto adicional a la historia de Herodías. Las "Antigüedades de los Judíos" de Josefo ofrecen un relato detallado de la dinastía herodiana y corroboran la narrativa bíblica del matrimonio de Herodías con Herodes Antipas y el conflicto subsiguiente con Juan el Bautista. Según Josefo, la ambición e influencia de Herodías fueron factores significativos en la dinámica política de la época.
En resumen, Herodías es una figura cuyas acciones y motivaciones están profundamente entrelazadas con los temas del poder, la moralidad y la verdad divina. Su relación con Herodes Antipas y su papel en la ejecución de Juan el Bautista sirven como un recordatorio contundente de las consecuencias de ceder a la ambición mundana y la importancia de escuchar las voces proféticas que llaman a la rectitud. Su historia, aunque inquietante, ofrece valiosas lecciones a los lectores sobre la naturaleza del poder, los peligros del compromiso moral y la importancia perdurable del testimonio profético frente a la corrupción y la injusticia.