¿Qué escrituras del Antiguo Testamento se mencionan en Hebreos 1:8-13?

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La Epístola a los Hebreos es un libro profundo y teológicamente rico que une el Antiguo y el Nuevo Testamento, mostrando cómo Jesucristo cumple y supera el Antiguo Pacto. Hebreos 1:8-13 es parte del argumento más amplio que el autor hace para demostrar la supremacía de Cristo sobre los ángeles. Este pasaje es particularmente notable por su uso de las escrituras del Antiguo Testamento para fundamentar las afirmaciones sobre la naturaleza divina y el reinado eterno de Jesús.

Hebreos 1:8-13 dice lo siguiente:

Pero del Hijo dice,

"Tu trono, oh Dios, es por los siglos de los siglos, el cetro de justicia es el cetro de tu reino. Has amado la justicia y aborrecido la iniquidad; por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con el óleo de alegría más que a tus compañeros."

Y,

"Tú, Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos; ellos perecerán, pero tú permaneces; todos ellos se envejecerán como una vestidura, como un manto los enrollarás, como una vestidura serán mudados. Pero tú eres el mismo, y tus años no acabarán."

¿Y a cuál de los ángeles dijo jamás,

"Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies"?

En estos versículos, el autor de Hebreos toma varios pasajes del Antiguo Testamento para presentar un caso convincente de la supremacía de Cristo. Examinemos cada referencia del Antiguo Testamento en detalle.

Salmo 45:6-7 (Hebreos 1:8-9)

La primera cita, que se encuentra en los versículos 8-9, es del Salmo 45:6-7:

"Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre. El cetro de tu reino es un cetro de justicia; has amado la justicia y aborrecido la iniquidad. Por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con el óleo de alegría más que a tus compañeros."

El Salmo 45 es un salmo real, que celebra la boda del rey y exalta sus virtudes y designación divina. Sin embargo, el autor de Hebreos aplica este salmo a Jesús, reconociéndolo como el cumplimiento último del ideal real. Al dirigirse al Hijo como "Dios", el texto afirma su estatus divino. La naturaleza eterna de su trono apunta al dominio eterno de Cristo, superando a cualquier rey terrenal. La unción con el "óleo de alegría" significa el gozo y la aprobación de Dios sobre su Hijo, destacando la posición única y exaltada de Jesús.

Salmo 102:25-27 (Hebreos 1:10-12)

La segunda cita, que se encuentra en los versículos 10-12, proviene del Salmo 102:25-27:

"Desde el principio tú fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, pero tú permanecerás; todos ellos se envejecerán como una vestidura. Los cambiarás como un manto, y pasarán, pero tú eres el mismo, y tus años no acabarán."

El Salmo 102 es un lamento, que expresa la angustia del salmista y busca la presencia y ayuda duradera de Dios. Los versículos citados exaltan la naturaleza eterna de Dios y su papel como Creador. En Hebreos, estos atributos se atribuyen al Hijo, subrayando su naturaleza divina y existencia inmutable. La imagen de la creación desgastándose como una vestidura y siendo cambiada enfatiza la naturaleza transitoria del mundo físico en contraste con la permanencia e inmutabilidad de Cristo. Este pasaje afirma poderosamente la preexistencia de Jesús y su papel activo en la creación, alineándose con el prólogo del Evangelio de Juan, que dice: "Todas las cosas por él fueron hechas" (Juan 1:3).

Salmo 110:1 (Hebreos 1:13)

La tercera cita, que se encuentra en el versículo 13, es del Salmo 110:1:

"El Señor dijo a mi Señor: 'Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.'"

El Salmo 110 es uno de los pasajes del Antiguo Testamento más citados en el Nuevo Testamento, a menudo utilizado para afirmar la exaltación y autoridad del Mesías. En su contexto original, es una declaración de la promesa de Dios al Señor de David, quien es invitado a sentarse a la diestra de Dios, una posición de poder y honor. El autor de Hebreos usa este versículo para resaltar el estatus único del Hijo, quien es invitado a compartir el trono de Dios, un privilegio no concedido a ningún ángel. La imagen de los enemigos siendo puestos por estrado de los pies significa victoria y dominio completos, enfatizando aún más el gobierno soberano de Cristo.

Significado Teológico

El uso de estas escrituras del Antiguo Testamento en Hebreos 1:8-13 sirve a varios propósitos teológicos clave:

  1. Afirmación de la Divinidad de Cristo: Al atribuir estos pasajes al Hijo, el autor subraya la naturaleza divina de Jesús. Los títulos y roles atribuidos a Dios en el Antiguo Testamento se aplican a Jesús, afirmando su igualdad con el Padre.

  2. Reinado Eterno: Las referencias a un trono eterno y una naturaleza inmutable destacan el reinado eterno de Cristo. A diferencia de los reyes terrenales cuyos reinados son temporales, el reino de Jesús es eterno, y su gobierno se caracteriza por la justicia.

  3. Creación y Sostenimiento: Al identificar a Jesús como el agente de la creación y el que sostiene todas las cosas, el autor se alinea con la enseñanza más amplia del Nuevo Testamento de que Cristo es el Creador y Sustentador del universo (Colosenses 1:16-17).

  4. Exaltación y Autoridad: La cita del Salmo 110:1 enfatiza la posición exaltada de Jesús a la diestra de Dios, un lugar de suprema autoridad y honor. Esto no solo afirma su victoria sobre todos los enemigos, sino también su papel intercesor continuo en favor de los creyentes (Hebreos 7:25).

Cumplimiento Cristológico

La aplicación de estos textos del Antiguo Testamento a Jesús no es meramente un recurso literario, sino una afirmación teológica profunda de que Jesús es el Mesías anticipado que cumple las Escrituras. La comunidad cristiana primitiva, inmersa en la tradición judía, habría reconocido estas referencias y comprendido sus implicaciones. Al presentar a Jesús como el cumplimiento de estos salmos proféticos y reales, el autor de Hebreos proporciona un marco cristológico robusto que conecta el Antiguo Pacto con el Nuevo.

Conclusión

Hebreos 1:8-13 entrelaza magistralmente las escrituras del Antiguo Testamento para presentar un retrato convincente de Jesucristo como el Hijo divino, Rey eterno, Creador y Señor exaltado. Las referencias al Salmo 45, Salmo 102 y Salmo 110 sirven para afirmar su naturaleza divina, reinado eterno, papel en la creación y autoridad suprema. Este pasaje no solo subraya la continuidad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, sino que también invita a los creyentes a reconocer y adorar a Jesús como el cumplimiento del plan redentor de Dios. A través de estos textos antiguos, obtenemos una comprensión más profunda de quién es Jesús y la magnitud de su obra, tanto en la creación como en la redención.

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