En la Epístola a los Colosenses, el Apóstol Pablo presenta una exposición profunda y detallada de la preeminencia de Cristo. Esta carta, escrita a la comunidad cristiana en Colosas, aborda varios temas teológicos y prácticos, con un enfoque central en la supremacía y suficiencia de Cristo en todas las cosas. La articulación de Pablo sobre la preeminencia de Cristo no solo es fundamental para el marco teológico de Colosenses, sino que también sirve como una piedra angular para la doctrina cristiana en su conjunto.
Una de las descripciones más impactantes de la preeminencia de Cristo en Colosenses se encuentra en el capítulo inicial, donde Pablo describe a Jesús como "la imagen del Dios invisible" (Colosenses 1:15). Esta frase captura la esencia de la naturaleza divina de Cristo y su papel único en revelar a Dios a la humanidad. Al referirse a Jesús como la imagen de Dios, Pablo enfatiza que al ver a Jesús, uno ve a Dios mismo, no meramente un reflejo o una copia inferior, sino la plenitud de Dios en forma humana. Este concepto es fundamental porque establece a Jesús no solo como un mensajero de Dios, sino como Dios mismo, haciéndolo preeminente sobre toda la creación.
Siguiendo esta profunda declaración, Pablo continúa describiendo a Jesús como "el primogénito de toda creación" (Colosenses 1:15). El término "primogénito" aquí significa supremacía en rango y no la secuencia de nacimiento como podría entenderse comúnmente. En la cultura judía, el hijo primogénito tradicionalmente tenía los derechos de herencia y autoridad sobre la familia. Por extensión, que Cristo sea el "primogénito" de toda creación significa que tiene autoridad sobre todo el universo. Esto se refuerza con los versículos subsiguientes donde Pablo explica que "por él fueron creadas todas las cosas" y que "todas las cosas han sido creadas por medio de él y para él" (Colosenses 1:16). Así, la preeminencia de Cristo no solo es en asuntos espirituales, sino en todo el orden creado.
En Colosenses 1:18, Pablo extiende la supremacía de Cristo a su papel en la iglesia: "Y él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia." Esta metáfora de la iglesia como el cuerpo y Cristo como la cabeza ilustra la relación íntima y vital entre Cristo y la iglesia. Como cabeza, Cristo proporciona dirección, nutrición y coordinación a todas las partes del cuerpo. Esta relación subraya la idea de que la iglesia no solo sigue a Cristo, sino que está orgánicamente conectada a él y depende completamente de él para su vida y crecimiento. La preeminencia de Cristo aquí no es solo en autoridad, sino también en sustento y unidad vital.
Otro aspecto profundo de la preeminencia de Cristo se discute en Colosenses 1:19, "Porque a Dios le agradó habitar en él con toda su plenitud." Esta declaración está cargada de significado teológico. La "plenitud" de Dios se refiere a la totalidad de la naturaleza y atributos de Dios. Que esta plenitud habite en Cristo implica que todo lo que se puede decir sobre Dios se puede decir sobre Cristo. No hay ningún aspecto de Dios que no se encuentre en Cristo. Esta plenitud es crucial para entender la completitud de la naturaleza de Cristo y su capacidad para reconciliar todas las cosas consigo mismo, como Pablo describe en los versículos siguientes.
La exposición de Pablo alcanza un clímax cuando presenta el papel de Cristo en la reconciliación: "y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz" (Colosenses 1:20). Aquí, la preeminencia de Cristo se muestra en su capacidad única para restaurar una creación rota de vuelta a Dios. La paz hecha mediante su sangre significa el sacrificio supremo que trata decisivamente con el pecado y sus consecuencias. Así, Cristo es preeminente no solo en el orden creado y en la iglesia, sino también en la nueva creación, reconciliando todas las cosas con Dios.
En Colosenses 2:3, Pablo habla de Cristo en quien "están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento." Esta descripción de Cristo como el depósito de la sabiduría y el conocimiento divinos subraya su suficiencia como fuente de verdad y guía para el creyente. En un contexto donde la iglesia de Colosas enfrentaba tentaciones filosóficas y religiosas, el énfasis de Pablo en la preeminencia de Cristo en sabiduría y conocimiento sirve como correctivo y como una garantía de que en Cristo, los creyentes tienen todo lo que necesitan para la verdad y la piedad.
A través de estas descripciones y más, Pablo pinta un cuadro completo de la supremacía y suficiencia de Cristo. La preeminencia de Cristo es un tema que no solo recorre la carta a los Colosenses, sino que es central para toda la fe cristiana. Desafía a los creyentes a ver a Cristo no solo como una figura histórica, sino como el Señor sobre toda la creación, la cabeza de la iglesia, la plena encarnación de Dios y el reconciliador del mundo. En él, encontramos la máxima expresión del amor de Dios y la respuesta definitiva a toda búsqueda espiritual.