¿Qué enseña Efesios 2:8-9 sobre la salvación?

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Efesios 2:8-9 es un pasaje fundamental para entender la doctrina cristiana de la salvación. Estos versículos dicen: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe" (RVR1960). Estas palabras, escritas por el apóstol Pablo, encapsulan la esencia del evangelio cristiano y proporcionan profundas ideas sobre la naturaleza de la salvación. Vamos a profundizar en estos versículos para desentrañar su significado y su importancia.

Primero, es esencial entender el contexto en el que Pablo escribió esta epístola. La carta a los Efesios fue escrita a la iglesia en Éfeso, una ciudad importante en Asia Menor, alrededor del año 60-62 d.C. durante el encarcelamiento de Pablo en Roma. El propósito principal de la carta era fortalecer y animar a los creyentes explicando la naturaleza de la iglesia y la posición del creyente en Cristo. En el primer capítulo, Pablo elabora sobre las bendiciones espirituales en Cristo, enfatizando que los creyentes son escogidos, predestinados, adoptados, redimidos y sellados por el Espíritu Santo.

Cuando llegamos a Efesios 2:8-9, Pablo ya ha sentado las bases discutiendo la condición pasada del creyente de muerte espiritual debido al pecado (Efesios 2:1-3) y la intervención de Dios a través de Su misericordia y amor (Efesios 2:4-7). Estos versículos sirven como una declaración resumida, destacando el núcleo del mensaje del evangelio.

La frase "Porque por gracia sois salvos" subraya que la salvación es enteramente un acto de la gracia de Dios. La gracia, en términos bíblicos, se refiere al favor inmerecido y la bondad de Dios hacia la humanidad. No es algo que podamos ganar o merecer; más bien, es un regalo gratuito de Dios. Este concepto de gracia es fundamental para la teología cristiana. En Romanos 3:23-24, Pablo reitera esto al decir, "por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia mediante la redención que es en Cristo Jesús".

La siguiente parte del versículo, "por medio de la fe", indica el medio por el cual se recibe esta gracia. La fe es el canal a través del cual aceptamos el regalo de la salvación de Dios. Implica confiar en Jesucristo y Su obra terminada en la cruz. La fe es más que un mero asentimiento intelectual; es una dependencia total en Cristo para la salvación. Hebreos 11:1 define la fe como "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve". Así, la fe es tanto una seguridad confiada como una firme convicción en las promesas de Dios.

Pablo aclara además, "y esto no de vosotros, pues es don de Dios". Aquí, Pablo enfatiza que incluso la fe que ejercemos no es algo que conjuramos por nuestra cuenta. También es un regalo de Dios. Esta declaración anula cualquier noción de jactancia humana o autosuficiencia en el proceso de salvación. El teólogo John Stott, en su comentario sobre Efesios, explica que "toda la iniciativa en nuestra salvación fue tomada por Dios de principio a fin" (Stott, "El Mensaje de Efesios").

La frase subsiguiente, "no por obras", refuerza la idea de que el esfuerzo humano no juega ningún papel en lograr la salvación. Esto contrasta fuertemente con muchos sistemas religiosos que abogan por un enfoque basado en obras para ganar el favor de Dios. En el cristianismo, las buenas obras son el resultado, no la causa, de la salvación. Pablo elabora sobre esto en Tito 3:5, "no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia nos salvó, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo".

Finalmente, Pablo concluye con "para que nadie se gloríe". Esta declaración sirve como un recordatorio humillante de que la salvación es enteramente obra de Dios, dejando no espacio para el orgullo personal o la autoglorificación. Jactarse es antitético al evangelio porque desvía el enfoque de la gracia de Dios hacia el logro humano. Como escribe Pablo en 1 Corintios 1:31, "El que se gloría, gloríese en el Señor".

En resumen, Efesios 2:8-9 enseña que la salvación es un regalo de la gracia de Dios, recibido por medio de la fe, y no basado en obras humanas. Esta doctrina es central para la fe cristiana y subraya la profundidad del amor y la misericordia de Dios hacia la humanidad. También sirve como un recordatorio de nuestra total dependencia de Dios para nuestra salvación y la futilidad de confiar en nuestros propios esfuerzos. Estos versículos nos llaman a una postura de humildad y gratitud, reconociendo que nuestra salvación se debe enteramente a la iniciativa y gracia de Dios.

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