Colosenses 1:27 es un versículo profundo y profundamente significativo dentro del Nuevo Testamento, particularmente en el contexto de la carta de Pablo a los Colosenses. El versículo dice:
"A ellos Dios les ha escogido para dar a conocer entre los gentiles las gloriosas riquezas de este misterio, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria." (Colosenses 1:27, NVI)
Este versículo encapsula varios temas teológicos clave que son centrales al mensaje de Pablo y a la fe cristiana en general. Para apreciar plenamente su significado, necesitamos explorar los conceptos de "el misterio", "Cristo en ustedes" y "la esperanza de gloria".
En el contexto de Colosenses, Pablo habla frecuentemente de un "misterio" que ahora ha sido revelado. El término "misterio" en los escritos de Pablo a menudo se refiere a una verdad divina que anteriormente estaba oculta pero que ahora ha sido dada a conocer a través de Cristo. En Colosenses 1:26, Pablo escribe:
"el misterio que ha estado oculto por siglos y generaciones, pero que ahora se ha manifestado a los santos del Señor."
Este misterio, que ahora se revela, es la inclusión de los gentiles en el plan redentor de Dios. Anteriormente, la relación de pacto con Dios se entendía principalmente con el pueblo judío. Sin embargo, a través de Cristo, esta relación se extiende a toda la humanidad, derribando la pared divisoria entre judíos y gentiles (Efesios 2:14).
La revelación de este misterio significa un cambio radical en la comprensión del plan de salvación de Dios. Subraya el alcance universal del Evangelio y la intención de Dios de llevar a todas las personas a una relación reconciliada con Él a través de Jesucristo.
La frase "Cristo en ustedes" es quizás uno de los aspectos más profundos de este versículo. Habla de la relación íntima y transformadora que los creyentes tienen con Cristo. Esta presencia interna de Cristo no es meramente un concepto teológico sino una realidad vivida para los cristianos. Significa que Cristo no está distante ni separado, sino que está presente y activo dentro de las vidas de los creyentes.
La presencia interna de Cristo trae varias implicaciones:
Unión con Cristo: Los creyentes están unidos con Cristo de tal manera que Su vida, poder y carácter se les imparte. Esta unión es tanto mística como práctica, afectando cada aspecto de la vida de un creyente. Pablo elabora sobre esto en Gálatas 2:20 donde dice, "He sido crucificado con Cristo y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí."
Transformación: La presencia de Cristo dentro de los creyentes conduce a su transformación. Este es el proceso de santificación, donde los creyentes son progresivamente conformados a la imagen de Cristo. Como Pablo escribe en 2 Corintios 3:18, "Y todos nosotros, que con el rostro descubierto contemplamos la gloria del Señor, somos transformados a su imagen con gloria cada vez mayor, la cual proviene del Señor, que es el Espíritu."
Empoderamiento: Cristo en los creyentes les da poder para vivir su fe de manera práctica. Este empoderamiento no proviene de su propia fuerza sino de la fuerza que Cristo proporciona. Pablo enfatiza esto en Filipenses 4:13, "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece."
La frase "la esperanza de gloria" vincula la realidad presente de la presencia interna de Cristo con la promesa futura de gloria eterna. Esta esperanza no es un deseo incierto sino una expectativa confiada basada en las promesas de Dios.
Gloria Futura: La esperanza de gloria apunta a la consumación futura del plan redentor de Dios cuando los creyentes serán plenamente glorificados con Cristo. Esta es la esperanza última de la fe cristiana, como Pablo explica en Romanos 8:18, "Considero que nuestros sufrimientos actuales no son comparables con la gloria que se revelará en nosotros."
Seguridad: Esta esperanza proporciona seguridad y aliento a los creyentes mientras navegan por los desafíos y sufrimientos de esta vida presente. Les recuerda que sus luchas actuales son temporales y que les espera un futuro glorioso. Pablo refuerza esto en 2 Corintios 4:17, "Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento."
Motivación para la Santidad: La esperanza de gloria también sirve como motivación para una vida santa. Sabiendo que están destinados a la gloria, los creyentes son llamados a vivir de una manera digna de su llamado. Como Juan escribe en 1 Juan 3:3, "Todo el que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro."
Colosenses 1:27 está lleno de implicaciones teológicas y prácticas para la vida cristiana. Teológicamente, afirma el alcance universal del Evangelio, la presencia interna de Cristo y la esperanza futura de gloria. Prácticamente, llama a los creyentes a vivir su unión con Cristo de maneras transformadoras y empoderadoras.
Alcance Universal del Evangelio: Entender que el Evangelio es para todas las personas desafía a los creyentes a abrazar y proclamar la inclusividad del amor de Dios. Llama a derribar barreras de raza, etnicidad y cultura, y a dar la bienvenida a todos en la comunión de los creyentes.
Vivir la Presencia Interna de Cristo: Reconociendo que Cristo vive en ellos, los creyentes son llamados a vivir vidas que reflejen Su presencia. Esto implica una entrega diaria, dependencia de Su fuerza y permitir que Su carácter se forme en ellos.
Vivir con Esperanza: La esperanza de gloria proporciona una lente a través de la cual los creyentes ven sus circunstancias presentes. Anima a la perseverancia, la alegría y una perspectiva orientada al futuro que ve más allá de los desafíos inmediatos hacia la gloria eterna que les espera.
Colosenses 1:27 es un versículo que encapsula la esencia de la fe cristiana: la revelación del misterio de Dios, la presencia interna de Cristo y la esperanza de gloria futura. Desafía a los creyentes a abrazar el alcance universal del Evangelio, vivir su unión con Cristo de maneras transformadoras y aferrarse a la esperanza de gloria eterna. Como tal, sirve como un versículo fundamental que da forma tanto a la comprensión teológica como a la vida práctica de la fe cristiana.