Filipenses 1:6 es un versículo que ha proporcionado consuelo y seguridad a innumerables cristianos a lo largo de los siglos. Dice: "estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo" (NVI). Para comprender plenamente el significado de este versículo, es esencial considerar su contexto dentro de la carta a los Filipenses, los temas teológicos más amplios que toca y sus implicaciones para la vida del creyente.
La carta de Pablo a los Filipenses se caracteriza a menudo por su tono de alegría y aliento. Escrita mientras Pablo estaba en prisión, la epístola revela su profundo afecto por los creyentes en Filipos y su gratitud por su colaboración en el evangelio. Filipenses 1:6 es parte de la acción de gracias y oración inicial de Pablo por los filipenses, donde expresa su confianza en la obra continua de Dios en sus vidas.
Para entender Filipenses 1:6, primero debemos reconocer que Pablo está hablando de una "buena obra" que Dios ha comenzado en los creyentes. Esta "buena obra" se refiere a la obra de salvación y santificación. La salvación es el acto inicial de Dios de llevar a una persona a una relación correcta con Él a través de la fe en Jesucristo. La santificación es el proceso continuo por el cual un creyente es hecho más santo y semejante a Cristo a través de la obra del Espíritu Santo.
La confianza de Pablo no está arraigada en la capacidad de los filipenses para mantener su fe o realizar buenas obras por sí mismos. En cambio, está arraigada en el carácter y la fidelidad de Dios. Pablo está seguro "de que el que comenzó en vosotros la buena obra"—es decir, Dios mismo—"la perfeccionará". Esta seguridad se basa en la comprensión de que Dios es tanto el iniciador como el sustentador de la fe del creyente. Como Pablo escribe en otro lugar, "porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad" (Filipenses 2:13, NVI).
La frase "hasta el día de Jesucristo" apunta a la esperanza escatológica que subyace en la confianza de Pablo. El "día de Jesucristo" se refiere al futuro regreso de Cristo, cuando Él establecerá plenamente Su reino y llevará Su obra de redención a su consumación. Esta orientación futura proporciona a los creyentes esperanza y motivación para perseverar en su fe, sabiendo que la obra de Dios en ellos finalmente será llevada a cabo.
Además de su contexto inmediato, Filipenses 1:6 resuena con temas bíblicos más amplios de la fidelidad de Dios y la seguridad de la salvación. Por ejemplo, en Romanos 8:29-30, Pablo escribe sobre la cadena inquebrantable de la obra redentora de Dios: "Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó" (NVI). Este pasaje enfatiza que desde el conocimiento previo hasta la glorificación, la obra de Dios en la vida del creyente es integral y segura.
De manera similar, Jesús mismo asegura a sus seguidores la seguridad de su salvación en Juan 10:28-29: "Yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre" (NVI). Esta seguridad está basada en el poder y la soberanía de Dios, quien es capaz de preservar a su pueblo.
Las implicaciones de Filipenses 1:6 para la vida del creyente son profundas. Primero, proporciona un profundo sentido de seguridad y certeza. Saber que Dios está comprometido a completar Su obra en nosotros puede aliviar los temores y dudas sobre nuestra salvación. Esta seguridad no se basa en nuestros propios esfuerzos o méritos, sino en la fidelidad de Dios.
Segundo, Filipenses 1:6 alienta la perseverancia y el crecimiento en la vida cristiana. El conocimiento de que Dios está obrando en nosotros nos motiva a cooperar con Su obra santificadora. Como Pablo exhorta a los filipenses más adelante en la carta, "ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad" (Filipenses 2:12-13, NVI). Nuestros esfuerzos en la vida cristiana no son en vano, sino que son parte de la obra continua de Dios en nosotros.
Tercero, este versículo fomenta un sentido de comunidad y aliento mutuo entre los creyentes. La confianza de Pablo en la obra de Dios en los filipenses se expresa en el contexto de su profunda relación con ellos. Como miembros del cuerpo de Cristo, estamos llamados a alentarnos unos a otros y edificarnos mutuamente, confiando en que Dios está obrando en cada uno de nosotros. Este aspecto comunitario se refleja en Hebreos 10:24-25: "Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca" (NVI).
Finalmente, Filipenses 1:6 nos llama a vivir con una perspectiva eterna. El "día de Jesucristo" nos recuerda que nuestra esperanza última reside en el futuro regreso de Cristo y la consumación de Su reino. Esta orientación futura moldea nuestros valores, prioridades y acciones en el presente. Como Pablo escribe en Colosenses 3:1-4: "Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria" (NVI).
En resumen, Filipenses 1:6 es un recordatorio poderoso de la fidelidad de Dios y la seguridad de Su obra continua en la vida de los creyentes. Nos anima a confiar en la gracia soberana de Dios, perseverar en nuestra fe, apoyarnos mutuamente en la comunidad cristiana y vivir con una perspectiva eterna. Al reflexionar sobre este versículo, que seamos llenos de confianza y esperanza, sabiendo que "el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo".