La crucifixión de Jesucristo es uno de los eventos más cruciales en la teología cristiana, marcando el momento en que Jesús, a través de Su muerte sacrificial, proporcionó expiación por los pecados de la humanidad. Comprender la cronología de la crucifixión de Jesús, incluyendo cuánto tiempo estuvo colgado en la cruz antes de morir, es esencial para comprender la gravedad y el significado de este evento.
Según los relatos del Evangelio, Jesús fue crucificado en un lugar llamado Gólgota, que significa "el lugar de la calavera" (Mateo 27:33, Marcos 15:22, Lucas 23:33, Juan 19:17). La cronología de la crucifixión de Jesús puede reconstruirse a partir de los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) y el Evangelio de Juan, cada uno proporcionando detalles específicos que nos ayudan a entender la duración de Su sufrimiento en la cruz.
El Evangelio de Marcos proporciona un marco claro para la cronología de la crucifixión. Marcos 15:25 dice: "Era la hora tercera cuando lo crucificaron." En la cronología judía, la tercera hora corresponde aproximadamente a las 9:00 AM. Esto marca el comienzo del calvario de Jesús en la cruz.
A medida que avanzaba el día, ocurrieron varios eventos significativos. La oscuridad cayó sobre la tierra desde la sexta hora hasta la novena hora (Marcos 15:33, Mateo 27:45, Lucas 23:44). La sexta hora corresponde al mediodía, y la novena hora a las 3:00 PM. Esta oscuridad sobrenatural simbolizaba el peso del pecado y el juicio que Jesús estaba soportando.
Alrededor de la novena hora, Jesús clamó con fuerte voz: "Eli, Eli, lema sabactani?" que significa, "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" (Mateo 27:46, Marcos 15:34). Este profundo clamor, citando el Salmo 22:1, refleja la profundidad del sufrimiento de Jesús y el sentido de abandono que experimentó al cargar con los pecados del mundo.
Poco después de esto, Jesús, sabiendo que todo estaba ya consumado, dijo: "Tengo sed" (Juan 19:28). Esto cumplió la Escritura del Salmo 69:21, "Me dieron a comer hiel, y en mi sed me dieron a beber vinagre." Había allí una vasija llena de vinagre, así que pusieron una esponja llena de vinagre en una rama de hisopo y la acercaron a Su boca (Juan 19:29).
Después de recibir el vinagre, Jesús pronunció Sus últimas palabras: "Consumado es" (Juan 19:30). Esta declaración significaba la culminación de Su obra redentora. Luego inclinó la cabeza y entregó Su espíritu. Lucas 23:46 añade que Jesús clamó a gran voz: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu." Y habiendo dicho esto, expiró.
Juntando todos estos detalles, podemos concluir que Jesús estuvo colgado en la cruz aproximadamente seis horas. Fue crucificado alrededor de las 9:00 AM y murió alrededor de las 3:00 PM. Esta duración, aunque aparentemente corta en comparación con otras crucifixiones que podían durar días, estuvo llena de inmenso sufrimiento físico, emocional y espiritual.
La brevedad del tiempo de Jesús en la cruz, sin embargo, no disminuye la importancia de Su sacrificio. Teológicamente, es crucial entender que el peso del pecado del mundo y la plenitud de la ira de Dios se comprimieron en esas seis horas. Isaías 53:5-6 articula proféticamente el propósito y el impacto del sufrimiento de Jesús: "Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros."
Además, el hecho de que la muerte de Jesús ocurriera relativamente rápido sorprendió incluso a Poncio Pilato. Marcos 15:44-45 registra que Pilato se asombró al oír que Jesús ya había muerto. Para confirmar Su muerte, Pilato convocó al centurión que supervisó la crucifixión, y al recibir la confirmación, concedió permiso a José de Arimatea para llevarse el cuerpo de Jesús para su sepultura.
La rapidez de la muerte de Jesús puede atribuirse a varios factores. En primer lugar, el severo abuso físico que sufrió antes de la crucifixión—flagelación, golpes y la corona de espinas—lo habrían dejado en un estado de extrema debilidad. En segundo lugar, el proceso de crucifixión en sí estaba diseñado para ser extremadamente doloroso y debilitante, llevando a la asfixia, el shock y la insuficiencia cardíaca. Finalmente, el tormento espiritual y psicológico de cargar con los pecados de la humanidad y experimentar la separación del Padre habría agravado Su sufrimiento.
Al comprender la cronología de la crucifixión de Jesús, también vemos el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento y la meticulosa orquestación del plan redentor de Dios. El cordero pascual, un símbolo de liberación para los israelitas, apuntaba hacia Jesús, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29). Su muerte ocurrió durante el festival de la Pascua, subrayando la conexión entre el Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto establecido a través de Su sangre.
La crucifixión de Jesús no es meramente un evento histórico, sino una realidad teológica profunda que continúa resonando con los creyentes hoy en día. Como escribe el apóstol Pablo en 1 Corintios 1:18, "Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios." La cruz representa la intersección de la justicia y la misericordia de Dios, Su santidad y amor. A través de la muerte sacrificial de Jesús, se nos ofrece perdón, reconciliación y vida eterna.
En conclusión, Jesús estuvo colgado en la cruz aproximadamente seis horas, desde las 9:00 AM hasta las 3:00 PM. Este período, aunque relativamente corto en duración, abarcó el acto más significativo y transformador en la historia humana. El sacrificio voluntario de Jesús cumplió el plan redentor de Dios, ofreciendo salvación a todos los que creen en Él. Al reflexionar sobre la crucifixión, recordemos la profundidad del amor de Dios y el costo de nuestra redención, y que nos inspire a vivir vidas de gratitud, obediencia y adoración.