El relato bíblico de la relación entre María y José es una narrativa fascinante y profundamente significativa que ofrece perspectivas sobre temas de fe, obediencia y propósito divino. Arraigada en los Evangelios de Mateo y Lucas, su historia no trata solo de la unión de dos individuos, sino también de sus roles fundamentales en el plan divino para el nacimiento de Jesucristo.
La relación de María y José comienza con un compromiso, que en la tradición judía era un acuerdo vinculante, más significativo que los compromisos actuales. Según el Evangelio de Mateo, José es descrito como un "hombre justo" (Mateo 1:19, ESV), lo que indica su rectitud y adhesión a la ley. María, por otro lado, es presentada en el Evangelio de Lucas como una joven virgen que vive en Nazaret, quien halla gracia ante Dios (Lucas 1:26-28).
Los Evangelios presentan una imagen de una relación que es puesta a prueba por circunstancias extraordinarias. La Anunciación, como se registra en Lucas 1:26-38, marca un punto de inflexión. El ángel Gabriel visita a María, anunciándole que concebirá un hijo por el Espíritu Santo y que su hijo será llamado Jesús. La respuesta de María es de humildad y obediencia: "He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra" (Lucas 1:38, ESV). Este momento resalta la fe de María y su disposición a aceptar la voluntad de Dios a pesar de las posibles repercusiones sociales.
La reacción de José al embarazo de María se retrata en Mateo 1:18-25. Al descubrir que María está encinta, José, siendo un hombre justo y no queriendo deshonrarla públicamente, planea divorciarse de ella en secreto. Esta decisión refleja su compasión y deseo de adherirse a la ley sin causar daño indebido a María. Sin embargo, un ángel del Señor se le aparece en un sueño, instruyéndole que no tema tomar a María como su esposa, porque el hijo concebido en ella es del Espíritu Santo. El ángel también revela que el niño salvará a las personas de sus pecados, cumpliendo la profecía de un nacimiento virginal (Isaías 7:14). La respuesta de José es de obediencia; toma a María como su esposa, demostrando su fe y compromiso con el plan de Dios.
El viaje a Belén, como se narra en Lucas 2:1-7, ilustra aún más su relación. Viajan juntos para el censo ordenado por César Augusto, y es en Belén donde María da a luz a Jesús. La humildad de sus circunstancias—dar a luz en un pesebre—subraya su disposición a aceptar el plan de Dios sin queja ni resistencia. Esta parte de la narrativa enfatiza su unidad y propósito compartido en cumplir la misión divina.
A lo largo de los Evangelios, la relación de María y José se caracteriza por el apoyo mutuo y la fe compartida. Después del nacimiento de Jesús, continúan siguiendo las costumbres y leyes judías, como se ve en su presentación de Jesús en el templo y su adhesión a las tradiciones de la Pascua (Lucas 2:22-24, 2:41-42). Estos actos demuestran su compromiso de criar a Jesús de acuerdo con su fe y tradiciones culturales.
Uno de los momentos más conmovedores en su relación ocurre cuando Jesús, a la edad de doce años, se queda en el templo, sin que María y José lo sepan. Al encontrarlo, María expresa preocupación, y Jesús responde: "¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?" (Lucas 2:49, ESV). Este incidente revela la dinámica única dentro de su familia: aunque son sus padres terrenales, la misión principal de Jesús es divina. La capacidad de María y José para navegar este entendimiento refleja su profunda fe y confianza en el plan de Dios.
El relato bíblico de la relación entre María y José no es solo una historia de matrimonio, sino también un testimonio de sus roles como guardianes del Mesías. Su relación está marcada por una profunda confianza en Dios, una disposición a aceptar el misterio divino y un compromiso inquebrantable entre ellos y con su hijo. Esta narrativa invita a los creyentes a reflexionar sobre la naturaleza de la fe, la importancia de la obediencia a la voluntad de Dios y el poder del amor y el apoyo dentro de una familia.
Además, su historia es un recordatorio de la experiencia humana dentro de la narrativa divina. María y José enfrentaron desafíos, incertidumbres y presiones sociales, pero permanecieron fieles y obedientes. Su ejemplo anima a los cristianos a confiar en el plan de Dios, incluso cuando desafía la comprensión o expectativa humana.
Al examinar su relación, también se pueden trazar paralelismos con los temas más amplios de los Evangelios. Así como María y José fueron elegidos para desempeñar roles cruciales en la vida de Jesús, los creyentes están llamados a participar en la obra continua de Dios en el mundo. Su historia es un llamado a la fidelidad, el coraje y la disposición a aceptar el papel de uno en el plan más amplio de Dios.
El relato bíblico de la relación entre María y José es un rico tapiz de fe, amor y propósito divino. Desafía a los creyentes a considerar la profundidad de su propia fe y las formas en que pueden encarnar los principios de amor, obediencia y confianza en sus propias vidas. A través del lente de su relación, los Evangelios ofrecen una profunda reflexión sobre la naturaleza de la interacción divina-humana y el poder transformador de la presencia de Dios en el mundo.