La historia de la mujer con el flujo de sangre es uno de los milagros más conmovedores y poderosos de Jesús registrados en los Evangelios. Esta narrativa se encuentra en tres de los cuatro Evangelios: Mateo, Marcos y Lucas. Cada relato ofrece una perspectiva única sobre este evento milagroso, destacando la compasión, el poder y la divinidad de Jesucristo.
En el Evangelio de Mateo, la historia se relata en el capítulo 9, versículos 20-22. Aquí, la narrativa es breve pero impactante. Mateo escribe:
"En ese momento, una mujer que había estado sufriendo de hemorragias durante doce años se acercó por detrás y tocó el borde de su manto. Ella se dijo a sí misma: 'Si tan solo toco su manto, seré sanada.' Jesús se volvió y la vio. 'Ánimo, hija,' le dijo, 'tu fe te ha sanado.' Y la mujer quedó sana en ese momento." (Mateo 9:20-22, NVI)
En este pasaje, vemos la fe desesperada de la mujer y su creencia de que simplemente tocar el borde del manto de Jesús resultaría en su sanación. La respuesta de Jesús es inmediata y compasiva, reconociendo su fe y otorgándole la sanación que buscaba.
El Evangelio de Marcos proporciona un relato más detallado en el capítulo 5, versículos 25-34. La narrativa de Marcos enfatiza el sufrimiento de la mujer y la magnitud de su fe:
"Y una mujer estaba allí que había estado sufriendo de hemorragias durante doce años. Había sufrido mucho bajo el cuidado de muchos médicos y había gastado todo lo que tenía, pero en lugar de mejorar, empeoraba. Cuando oyó hablar de Jesús, se acercó por detrás en la multitud y tocó su manto, porque pensó: 'Si tan solo toco su ropa, seré sanada.' Inmediatamente su hemorragia se detuvo y sintió en su cuerpo que había sido liberada de su sufrimiento.
En ese momento, Jesús se dio cuenta de que había salido poder de él. Se volvió en la multitud y preguntó: '¿Quién ha tocado mi ropa?'
'Ves a la gente apretujándote,' respondieron sus discípulos, 'y aun así preguntas,