La cuestión de si Jesús y sus discípulos observaron las festividades judías es fascinante y profundiza en el contexto histórico y cultural del Nuevo Testamento. Desde una perspectiva cristiana no denominacional, está claro que Jesús y sus discípulos sí observaron las festividades judías. Esta práctica es evidente a través de numerosas referencias en los Evangelios, que no solo afirman la adherencia de Jesús a las costumbres judías, sino que también muestran cómo Él imbuyó estas tradiciones con un nuevo significado.
Para empezar, es importante entender que Jesús nació en una familia judía y fue criado en un entorno cultural y religioso judío. Los Evangelios dejan claro que Jesús era un judío devoto que observaba las leyes y costumbres del judaísmo. Esto incluía participar en las principales festividades judías, que eran centrales en la vida comunitaria y religiosa judía.
Una de las festividades judías más prominentes que Jesús observó fue la Pascua. La festividad de la Pascua conmemora el éxodo de los israelitas de Egipto y su liberación de la esclavitud, como se describe en el Libro del Éxodo. Los Evangelios proporcionan múltiples relatos de Jesús celebrando la Pascua. Por ejemplo, en el Evangelio de Lucas, se registra que los padres de Jesús iban a Jerusalén cada año para la Fiesta de la Pascua (Lucas 2:41). Esto indica que Jesús fue criado en una tradición que observaba fielmente esta importante festividad.
Además, la Última Cena, que es uno de los eventos más significativos del Nuevo Testamento, fue una comida de Pascua. En el Evangelio de Mateo, está escrito: "El primer día de la Fiesta de los Panes sin Levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: '¿Dónde quieres que hagamos los preparativos para que comas la Pascua?'" (Mateo 26:17, NVI). Este pasaje muestra claramente que Jesús y sus discípulos se estaban preparando para celebrar la Pascua. Durante esta comida, Jesús instituyó la práctica de la Comunión, o la Cena del Señor, que es un sacramento central en el cristianismo. Al hacer esto, Jesús dio un nuevo significado a la comida de Pascua, vinculándola a su inminente sacrificio en la cruz.
Otra festividad judía que Jesús observó fue la Fiesta de los Tabernáculos, también conocida como Sucot. Esta festividad conmemora el viaje de los israelitas por el desierto y su dependencia de Dios para la provisión. El Evangelio de Juan proporciona un relato de Jesús asistiendo a esta festividad. En Juan 7:2-10, se menciona que Jesús inicialmente se mantuvo alejado de la festividad debido a las amenazas contra su vida, pero luego fue en secreto. Durante la festividad, Jesús enseñó en los patios del templo, y sus enseñanzas causaron bastante revuelo entre la gente. Este evento no solo destaca la observancia de Jesús de las festividades judías, sino también su papel como maestro y profeta dentro de la tradición judía.
La Fiesta de la Dedicación, conocida hoy como Janucá, es otra festividad que Jesús observó. Aunque Janucá no es una de las principales festividades delineadas en la Torá, es una celebración importante en la tradición judía que conmemora la rededicación del Segundo Templo en Jerusalén. En Juan 10:22-23, se registra: "Entonces llegó la Fiesta de la Dedicación en Jerusalén. Era invierno, y Jesús estaba en los patios del templo caminando por el Pórtico de Salomón." Este pasaje indica que Jesús estaba en Jerusalén durante Janucá y participaba activamente en la vida religiosa de la comunidad.
Además de estas festividades específicas, Jesús y sus discípulos también observaban el Sabbath, que es un día semanal de descanso y adoración. Los Evangelios contienen numerosas referencias a Jesús enseñando y sanando en el Sabbath. Por ejemplo, en Lucas 4:16, está escrito: "Fue a Nazaret, donde se había criado, y en el día de reposo entró en la sinagoga, como era su costumbre. Se levantó para leer." Este pasaje subraya la observancia regular de Jesús del Sabbath y su participación activa en la adoración en la sinagoga.
También vale la pena señalar que la observancia de Jesús de las festividades y costumbres judías no era meramente una cuestión de conformidad cultural. Más bien, Él usó estas ocasiones para revelar verdades espirituales más profundas y para cumplir las profecías de las Escrituras Hebreas. Por ejemplo, durante la Fiesta de los Tabernáculos, Jesús declaró: "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva" (Juan 7:37-38, NVI). Esta declaración no solo se conecta con los temas de agua y dependencia de Dios de la festividad, sino que también señala a Jesús como la fuente de nutrición espiritual y vida.
Además, el cumplimiento de Jesús de las festividades judías es un tema que está profundamente entrelazado en el tejido del Nuevo Testamento. El apóstol Pablo, escribiendo a los colosenses, dice: "Por tanto, no dejen que nadie los juzgue por lo que comen o beben, o con respecto a una festividad religiosa, una celebración de luna nueva o un día de reposo. Estas son una sombra de las cosas que estaban por venir; la realidad, sin embargo, se encuentra en Cristo" (Colosenses 2:16-17, NVI). Este pasaje sugiere que las festividades judías eran un presagio de la obra redentora de Cristo, y que su significado último se encuentra en Él.
En conclusión, los Evangelios proporcionan amplia evidencia de que Jesús y sus discípulos observaron las festividades judías. Estas observancias eran una parte integral de su vida religiosa y cultural. Sin embargo, Jesús no solo observó estas festividades; Él las infundió con un nuevo significado y reveló su cumplimiento en su propia vida y ministerio. Al participar en estas festividades, Jesús demostró su profunda conexión con la fe judía y su papel en la historia en desarrollo del plan de salvación de Dios para la humanidad. A través de sus enseñanzas y acciones, Jesús mostró que el verdadero significado de estas festividades se encuentra en Él, el Mesías que vino a traer redención y vida eterna.