¿Es Levi también conocido como Mateo en el Nuevo Testamento?

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En el Nuevo Testamento, particularmente dentro de los Evangelios, hay un personaje intrigante que parece tener dos nombres: Leví y Mateo. Esta dualidad ha suscitado preguntas y discusiones entre eruditos, teólogos y lectores laicos por igual. Para abordar la pregunta, "¿Es Leví también conocido como Mateo en el Nuevo Testamento?" debemos profundizar en los relatos escriturales, el contexto histórico y las interpretaciones teológicas que arrojan luz sobre esta identidad.

El Evangelio de Mateo, uno de los Evangelios sinópticos, comienza con el llamado de Mateo. En Mateo 9:9 (NVI), está escrito: "Al pasar Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo sentado en la mesa de recaudación de impuestos. 'Sígueme', le dijo, y Mateo se levantó y lo siguió". Este pasaje es directo al identificar al recaudador de impuestos como Mateo, uno de los doce apóstoles de Jesús.

Sin embargo, cuando nos dirigimos al Evangelio de Marcos y al Evangelio de Lucas, encontramos el nombre Leví. En Marcos 2:14 (NVI), el texto dice: "Al pasar, vio a Leví hijo de Alfeo sentado en la mesa de recaudación de impuestos. 'Sígueme', le dijo Jesús, y Leví se levantó y lo siguió". De manera similar, en Lucas 5:27-28 (NVI), leemos: "Después de esto, Jesús salió y vio a un recaudador de impuestos llamado Leví sentado en su mesa de recaudación. 'Sígueme', le dijo Jesús, y Leví se levantó, dejó todo y lo siguió".

Los relatos paralelos en Marcos y Lucas describen el llamado de Leví, quien, al igual que Mateo, es un recaudador de impuestos. La ocupación y las circunstancias del llamado son casi idénticas, lo que lleva a la conclusión de que Leví y Mateo son, de hecho, la misma persona. Esta conclusión se ve reforzada por el hecho de que en los tres Evangelios sinópticos, el llamado de este recaudador de impuestos es seguido por un banquete en su casa, donde Jesús cena con recaudadores de impuestos y pecadores.

La pregunta entonces surge: ¿por qué la diferencia en los nombres? Una explicación plausible es la práctica común de que las personas en tiempos antiguos tuvieran múltiples nombres o nombres que reflejaran diferentes aspectos de su identidad. En la cultura judía, no era inusual que una persona tuviera tanto un nombre hebreo como un nombre helenístico o romano. Leví, un nombre distintivamente judío, habría sido su nombre de nacimiento, mientras que Mateo, que significa "regalo de Dios" en griego, podría haber sido un nombre que adoptó o le fue dado, posiblemente reflejando su nueva vida y misión como seguidor de Cristo.

Esta doble denominación no es única para Leví/Mateo. Otro ejemplo prominente en el Nuevo Testamento es Simón Pedro, conocido como Simón antes de que Jesús le diera el nombre de Pedro (Juan 1:42). Saulo de Tarso, quien más tarde se conoce como Pablo, es otro ejemplo de un cambio de nombre que refleja una transformación significativa en la vida y misión (Hechos 13:9). Estos cambios a menudo significan una transformación espiritual más profunda o un nuevo rol dentro de la comunidad cristiana primitiva.

El papel de Mateo como uno de los doce apóstoles es significativo. Como recaudador de impuestos, habría sido visto con desdén por muchos judíos, ya que los recaudadores de impuestos a menudo eran vistos como colaboradores con los ocupantes romanos y eran notorios por la corrupción. Sin embargo, el llamado de Jesús a Mateo demuestra la naturaleza inclusiva de Su ministerio y el poder transformador de Su mensaje. Destaca el tema de la redención y la ruptura de las barreras sociales, un tema recurrente a lo largo de los Evangelios.

En el Evangelio que lleva su nombre, Mateo es tradicionalmente acreditado como el autor, aunque la erudición moderna debate la autoría directa. Este Evangelio es particularmente notable por su énfasis en Jesús como el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento y su enfoque en las enseñanzas de Jesús, incluyendo el Sermón del Monte. Si Mateo el apóstol es de hecho el autor, su experiencia como recaudador de impuestos podría haber influido en su presentación detallada y ordenada de las enseñanzas de Jesús, reflejando habilidades que perfeccionó en su profesión anterior.

La identificación de Leví como Mateo también tiene implicaciones teológicas. Subraya el poder transformador del llamado de Cristo. Leví, un hombre definido por su profesión y estatus social, se convierte en Mateo, un apóstol y evangelista. Esta transformación es emblemática de la nueva identidad que los creyentes reciben en Cristo. Como Pablo escribe en 2 Corintios 5:17 (NVI): "Por lo tanto, si alguno está en Cristo, la nueva creación ha llegado: ¡Lo viejo ha pasado, lo nuevo está aquí!"

Además, la narrativa de Leví/Mateo enriquece el mensaje del Evangelio al ilustrar la inclusividad de la misión de Jesús. La elección de Jesús de un recaudador de impuestos como uno de Sus seguidores más cercanos desafía las normas sociales de la época e invita a los lectores a considerar el alcance ilimitado de la gracia divina. Habla al corazón del mensaje del Evangelio de que Jesús vino no por los justos, sino por los pecadores, llamando a todos al arrepentimiento y a una nueva vida.

En resumen, la evidencia dentro de los Evangelios sinópticos apoya firmemente la conclusión de que Leví y Mateo son, de hecho, la misma persona. Esta identificación es consistente con el contexto cultural de la época y está respaldada por los elementos temáticos presentes en los relatos del Evangelio. La transformación de Leví en Mateo, un apóstol de Cristo, sirve como un poderoso testimonio de la naturaleza redentora y transformadora del ministerio de Jesús. Invita a los lectores a reflexionar sobre sus propias identidades y el poder transformador de la fe en sus vidas.

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