¿Por qué dijo Jesús que el Padre es mayor que Él en Juan 14:28?

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En Juan 14:28, Jesús dice: "Oísteis que os dije: 'Me voy, y vendré a vosotros.' Si me amarais, os habríais regocijado, porque voy al Padre, porque el Padre es mayor que yo." Esta declaración ha sido una fuente de considerable discusión y debate teológico a lo largo de los siglos. Para entender por qué Jesús dijo que el Padre es mayor que Él, necesitamos profundizar en el contexto del pasaje, la naturaleza de la relación entre el Padre y el Hijo, y los matices teológicos de la encarnación de Jesús.

En primer lugar, es esencial considerar el contexto inmediato de Juan 14. Este capítulo es parte del Discurso de Despedida de Jesús, donde Él está consolando a sus discípulos y preparándolos para su inminente partida. Jesús acababa de hablar sobre su regreso al Padre y la venida del Espíritu Santo. Les asegura que su partida es para su beneficio, ya que permitirá que el Espíritu Santo venga y habite en ellos (Juan 14:16-17).

Cuando Jesús dice: "el Padre es mayor que yo", está hablando desde la perspectiva de su estado encarnado. La doctrina de la Encarnación enseña que Jesús, el Hijo de Dios, tomó carne humana y vivió entre nosotros (Juan 1:14). Al hacerlo, se sometió voluntariamente a las limitaciones de la humanidad. Filipenses 2:6-8 encapsula bellamente este misterio:

"El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz."

En su naturaleza humana, Jesús experimentó hambre, sed, fatiga y otras limitaciones humanas. También se sometió a la voluntad del Padre, demostrando perfecta obediencia. Por lo tanto, cuando Jesús dice que el Padre es mayor que Él, está reconociendo la mayor autoridad y posición del Padre, especialmente a la luz de su propio estado humilde y encarnado.

La relación entre el Padre y el Hijo también es crucial para entender esta declaración. La doctrina de la Trinidad enseña que Dios es un Ser en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Estas tres Personas son co-iguales y co-eternas, compartiendo la misma esencia divina. Sin embargo, dentro de la economía de la Trinidad, hay una jerarquía funcional. El Hijo es eternamente engendrado del Padre, y el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Esta relación eterna no implica desigualdad en esencia o naturaleza, sino una distinción en roles y funciones.

La declaración de Jesús en Juan 14:28 refleja esta subordinación funcional dentro de la Trinidad. El Padre, como la fuente y origen de la Deidad, tiene una posición de mayor autoridad, mientras que el Hijo, aunque igual en esencia, se somete a la voluntad del Padre. Esto es evidente en el ministerio terrenal de Jesús, donde frecuentemente habla de hacer la voluntad del Padre y glorificar al Padre (Juan 4:34, Juan 8:29, Juan 17:4).

Además, el regreso de Jesús al Padre significa la culminación de su misión terrenal. Su encarnación, sufrimiento, muerte y resurrección fueron parte del plan redentor del Padre. Al regresar al Padre, Jesús está siendo exaltado y glorificado, retomando su gloria pre-encarnada. En Juan 17:5, Jesús ora: "Y ahora, Padre, glorifícame en tu presencia con la gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera." Su regreso al Padre es motivo de regocijo porque significa el cumplimiento del plan de salvación de Dios y la victoria definitiva sobre el pecado y la muerte.

Los Padres de la Iglesia primitiva también se enfrentaron al significado de Juan 14:28. Por ejemplo, Agustín de Hipona, en su obra "Sobre la Trinidad", explica que la declaración de Jesús debe entenderse a la luz de su humanidad. Él escribe:

"Porque el Padre es mayor que yo: y esto, como hombre, lo dijo por la forma de siervo que tomó, no por esa forma de Dios en la que es igual al Padre."

Agustín enfatiza que las palabras de Jesús reflejan su estado encarnado, no una negación de su naturaleza divina. De manera similar, Atanasio, en su defensa contra el arrianismo, argumentó que la declaración de Jesús debe verse en el contexto de su humildad y encarnación voluntaria.

Además, el contexto de Juan 14:28 también incluye la promesa de Jesús del Espíritu Santo. Jesús asegura a sus discípulos que el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en su nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que Él ha dicho (Juan 14:26). Esta promesa subraya la continuidad de la presencia y obra de Dios entre su pueblo. La venida del Espíritu Santo representa el cumplimiento continuo del plan redentor de Dios y el empoderamiento de los discípulos para llevar a cabo la misión de Jesús.

En conclusión, la declaración de Jesús de que el Padre es mayor que Él en Juan 14:28 debe entenderse en el contexto de su estado encarnado y la jerarquía funcional dentro de la Trinidad. Refleja su sumisión voluntaria a la voluntad del Padre y su humilde aceptación de las limitaciones humanas. Esta declaración no implica ninguna desigualdad en esencia o naturaleza entre el Padre y el Hijo, sino que destaca los roles y funciones distintos dentro de la Deidad. El regreso de Jesús al Padre es motivo de regocijo, ya que significa la culminación de su obra redentora y la exaltación de su gloria. La promesa del Espíritu Santo nos asegura además la presencia y obra continua de Dios en nuestras vidas, capacitándonos para vivir nuestra fe y cumplir sus propósitos.

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